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León XIV tiene al menos 3 pasaportes, siendo uno de ellos el peruano. Por eso se jacta de sus vínculos con nuestra patria y bromea que con él ya son 4.001 especies de papas. Dina, quien se ha autoproclamado como la “madre del Perú”, no llega al 3% de aprobación. Mientras el “papa peruano” declara a la prensa y atrae multitudes, la “mama peruana” hace 7 meses que esquiva a la prensa y es rechazada por donde vaya.
La fe suele tener raíces profundas, pero en el caso del papa León XIV esas raíces fueron cuidadosamente cultivadas por una mujer incansable: Mildred Martínez, su madre, hija de inmigrantes con ascendencia española. Si hoy el cardenal Robert Francis Prevost Martínez ha alcanzado el trono de San Pedro, es en gran medida gracias al ejemplo cotidiano de entrega, oración y servicio de esta mujer.
Muchos se interesan por mi opinión sobre el nuevo papa. Y yo que sé. Un montón de personas, alguno de mi familia, hablan de Robert Frances Prevost como si le conocieran de toda la vida. Ciertamente, estuvo en Málaga durante unos días en mi querido Colegio de los Olivos, lo hizo en función de su cargo dentro de la Orden agustiniana. Anecdóticamente, tengo un ahijado que comió con él en una ocasión. Pues muy bien.
La ascensión de León XIV al trono de Pedro acontece en un momento histórico marcado por la persistente sombra de la guerra. Los conflictos en Ucrania, con su estela de destrucción y desplazamiento, y la desgarradora situación en Gaza, crisol de tensiones ancestrales y reciente devastación, claman por una intervención que trascienda la mera condena en un mensaje misal.
Por supuesto que se trata de un nexo traído un tanto por los pelos, el trascendente voto iberoamericano, peruano, español, para la elección del Santo Padre, como lo sería para la de Francisco, pero el tema de fondo, la comunidad actuante iberoamericana, bien merece que se le impulse como sea.
El nuevo papa, León XIV, ha recibido el pasado sábado —puertas cerradas, Aula del Sínodo, liturgia intacta— a los cardenales de toda estirpe y procedencia, no sólo a los que alzaron la mano en su favor. Entre cirios, anillos y latinajos, les ha explicado por qué ha escogido un nombre con más hierro que incienso: en honor a León XIII, el pontífice que se atrevió con la cuestión obrera cuando la Iglesia aún olía más a incienso que a fábrica.
Durante su pontificado, el papa Francisco abordó temas centrales para la humanidad desde una perspectiva que busca armonizar la ciencia, la fe y la responsabilidad ecológica. En sus múltiples intervenciones, y especialmente en sus documentos magisteriales, se percibe un enfoque que critica los excesos del paradigma tecnocrático, al tiempo que valora el conocimiento científico como herramienta al servicio de la vida y del bien común.
El 25 de abril escribí y publiqué un artículo sobre el fallecimiento del papa Francisco, otro tanto hice el 2 de Mayo sobre la preparación del cónclave para la elección del nuevo papa que se celebró el 7 de mayo, y concluyó con la elección de León XIV. Por lo tanto era obligado cerrar esta trilogía, con quien ahora le corresponde gobernar la Barca de Pedro.
El nuevo papa forma parte de la congregación de los agustinos, una orden muy antigua de la iglesia católica que se inspira en la filosofía y la ética de San Agustín de Hipona, un religioso africano, seguramente berebere y casi con seguridad portador de rasgos físicos muy diferentes de aquellos con los que lo ha inmortalizado con el curso del tiempo la institucionalidad de Roma.
El gozo es grande en la tierra. Todos estamos atónitos. El nuevo papa ha vertido la esperanza de la concordia en todas sus presentaciones. Mi visión, al respecto, es que lo han entendido en todos los idiomas. Estoy seguro que, su espíritu reconciliador, unirá vínculos fraternos y conciliará pulsos divididos.
Aunque el tema de la pederastia y el papel de la mujer en la iglesia son dos de las tareas pendientes del catolicismo mundial de las que León XIV no es ajeno, como así se ha querido en las primeras críticas, creo que hay muchas más luces que sombras en la perspectiva de esperanza que puede aportar Robert Prevost Martínez de cara a la ineludible renovación eclesial en la línea pedida por el Vaticano II. Ante la acusación de encubrir a 2 sacerdotes de su diócesis de Chiclayo tengo que desmentir el primer bulo que ya corre contra él, ya que León XIV no sólo no encubrió la pederastia sino que se mojó y llegó a influir en Francisco para la disolución de esa poderosa organización ultra católica peruana, llamada “sodalicio”, fundada en 1971 y que tras décadas de abusos acató su disolución y pidió perdón.
La elección del cardenal Robert Francis Prevost como nuevo papa, bajo el nombre de León XIV, marca el inicio de una nueva etapa para la Iglesia católica. El nombre elegido no es inocente: evoca el largo y significativo pontificado de León XIII, un papa recordado por su inteligencia diplomática, su sensibilidad social y su capacidad de acción sin grandes estridencias.
El nuevo papa dio ayer muestras de eficaz comunicador en su comparecencia ante los asistentes a la plaza de San Pedro que lo aclamaban y coreaban su nombre. El cónclave eligió al 267 Obispo de Roma, el Cardenal Robert Francis Prevost. En su presentación, León XIV dio muestras de saber llevar su mensaje con efectividad a las personas que seguían sus palabras. Es un papa con un estilo muy directo de comunicación.
La elección de un nuevo sumo pontífice constituye un 'kairos', es decir, un tiempo de gracia y discernimiento para la Iglesia Católica. No sólo representa la sucesión apostólica de Pedro, fundamento de la unidad y la misión eclesial (cf. Mateo 16:18-19; “Lumen Gentium”, n. 20), sino que también inaugura una nueva etapa marcada por la singularidad del nuevo pastor y sus respuestas a los desafíos de nuestra época.
Con gran satisfacción acabo de presenciar en directo, el saludo desde la Plaza de San Pedro de Roma, del nuevo papa de la Iglesia Católica Robert Prevost, que llevará el nombre de León XIV. Tiene nacionalidad norteamericana y peruana y, al parecer, lleva sangre española, porque una de sus abuelas nació en España.
Un día tras otro nos encontramos con frases de admiración sobre el ritual que rodea el fallecimiento de un Papa y la consiguiente elección de otro. Los diversos comentaristas (especialmente si no son creyentes) ponderan las distintas ceremonias, su perfecta organización, sus ropajes y toda la parafernalia que hay alrededor. Parece que no les gustaría que acabara pronto esta “fuente” de noticias.
La sede de Pedro yace vacante y el mundo contiene el aliento. Mientras los medios y las redes sociales calculan votos y afinidades, y las cámaras enfocan la chimenea de la Capilla Sixtina —donde Miguel Ángel dejó su visión de la grandeza y la fragilidad humana—, los cardenales se recogen para dar continuidad a un rito que, mirando al futuro, encuentra sus raíces en la solemnidad del pasado.
Este 7 de mayo, 133 cardenales se encierran en la Capilla Sixtina para elegir al sucesor del papa Francisco. Este evento, marcado por el hermetismo y la tradición, ha capturado la imaginación del cine durante décadas. A la espera del humo blanco que anunciará al nuevo pontífice, repasamos siete películas que exploran el universo papal, desde dramas históricos hasta thrillers contemporáneos, films que invitan a reflexionar sobre esta institución divina y humana.
Este siete de mayo, se inicia el cónclave para proceder a la elección del nuevo papa, gestor universal de la Iglesia y representante de Cristo, Mesías, Hijo de Dios, enviado para la salvación del hombre y refugio de todos los que no tienen ni hogar, ni ilusión, ni futuro donde acudir.
El poder detrás del trono. El imperio del capital mundial es el único y verdadero imperio que ha existido. Se colige es una “sociedad u organización secreta”, ojalá, este imperio no se entrometan en la elección del nuevo Papa. Siempre existen intereses de capitales, de orden social, político, militar, económico, laboral y etc. Este, imperio como organización que todo lo quiere administrar para su lado, seguro están jalando agua para su molino.
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