El nuevo Papa, León XIV, ha recibido el pasado sábado —puertas cerradas, Aula del Sínodo, liturgia intacta— a los cardenales de toda estirpe y procedencia, no sólo a los que alzaron la mano en su favor. Entre cirios, anillos y latinajos, les ha explicado por qué ha escogido un nombre con más hierro que incienso: en honor a León XIII, el pontífice que se atrevió con la cuestión obrera cuando la Iglesia aún olía más a incienso que a fábrica.

La referencia no es caprichosa. Si León XIII cabalgó entre las chimeneas de la primera revolución industrial, este León nuevo dice venir con las botas puestas para enfrentarse a la cuarta revolución, la de los algoritmos, la inteligencia artificial y el vértigo digital.
Rerum Novarum
Aquella encíclica publicada por el Papa León XIII el 15 de mayo de 1891, considerada el texto fundacional de la Doctrina Social de la Iglesia. Su título significa en castellano "De las cosas nuevas" y hace referencia a los cambios sociales provocados por la Revolución Industrial, siendo puntos clave la defensa los derechos de los trabajadores: un salario justo, mejora en las condiciones laborales y descanso semanal; el reconocimiento de la propiedad privada, pero también su función social, esto es: quien tiene más debe ayudar al que tiene menos; la crítica tanto al socialismo marxista por su rechazo a la propiedad privada como al capitalismo salvaje por explotar al obrero; diálogo entre clases sociales, fomentando asociaciones obreras y sindicales católicas; y un llamado al Estado a intervenir cuando sea necesario para proteger a los más débiles. La encíclica fue un hito al romper con el silencio de la Iglesia ante los cambios industriales y sociales de su tiempo; y, desde entonces, ha sido base para muchas otras encíclicas como Quadragesimo Anno (Pío XI), Laborem Exercens (Juan Pablo II), o Laudato si' (Francisco).
Quadragesimo Anno
De Pío XI, la encíclica profundiza y actualiza la Doctrina Social de la Iglesia, en un contexto histórico marcado por la Gran Depresión económica de 1929, el auge del fascismo y el comunismo; y las crecientes tensiones sociales en Europa. Denuncia la concentración del poder económico en manos de unos pocos, lo que se denominó "el imperialismo internacional del dinero". Afirma que el capitalismo debe reformarse desde dentro, no abolirse. La solución no está en la lucha de clases, sino en la justicia social y la cooperación. Introduce el principio de subsidiariedad: el Estado no debe absorber funciones que pueden desempeñar comunidades más pequeñas (familia, sindicatos, municipios), pero debe intervenir cuando sea necesario para garantizar el bien común. Apoya la organización corporativa de la economía, una especie de tercer camino entre liberalismo y socialismo, con gremios y sindicatos que velen por empleadores y empleados; y reafirma la función social de la propiedad privada. Quadragesimo Anno no solo reitera la defensa de los pobres, sino que señala con claridad que el problema no es solo el sistema económico, sino el desorden moral y la pérdida del sentido del bien común.
Laborem Exercens Es una encíclica del Papa Juan Pablo II, publicada el 14 de septiembre de 1981, con motivo del 90º aniversario de Rerum Novarum. Es uno de los textos más importantes de la Doctrina Social de la Iglesia en el siglo XX, centrado en el trabajo humano. En un contexto histórico de Guerra Fría con tensión entre capitalismo y comunismo, donde se incrementa el desempleo, la automatización y la ,crisis económica propugna la irrupción del sindicalismo cristiano y debates sobre el papel del trabajo en el mundo moderno. El trabajo es clave para la dignidad humana, no es solo un medio de subsistencia, sino una forma de participar en la creación de Dios. El hombre se realiza a través del trabajo y este tiene prioridad sobre el capital. Por otra parte, el hombre, es sujeto, no objeto del trabajo, la persona no puede ser tratada como una herramienta productiva. El trabajo está hecho para el hombre, no al revés. Trata igualmente sobre los derechos del trabajador, reafirmando el derecho al trabajo digno, a un salario justo, a la asociación sindical y al descanso.
Crítica al materialismo. Tanto el capitalismo salvaje como el marxismo reducen al hombre a una pieza del engranaje económico. Juan Pablo II ofrece un "tercer camino" centrado en la persona.
Sobre solidaridad y participación,promueve la participación de los trabajadores en las decisiones de la empresa y la construcción de una sociedad más justa.
En cuanto a tecnología y deshumanización,alerta sobre el riesgo de que la técnica sustituya al trabajo humano sin respetar su dignidad.
Laborem Exercens es una defensa clara del trabajo como vocación, no como castigo. Juan Pablo II llama a transformar las estructuras laborales para que sirvan al desarrollo integral de la persona humana.
Laudato si Es una encíclica del Papa Francisco, publicada el 24 de mayo de 2015, cuyo subtítulo —“Sobre el cuidado de la casa común”— resume su objetivo: una llamada urgente a una ecología integral, que vincule la crisis ambiental con la justicia social.
Inspirada en el cántico de San Francisco de Asís, Laudato si denuncia la degradación del medio ambiente, el cambio climático, la cultura del descarte y la indiferencia global; y propone una conversión ecológica que ponga en el centro a la persona en relación con la creación.
En cuanto a la crisis ecológica global, Laudatio si denuncia la explotación indiscriminada de los recursos naturales. También expresa que el cambio climático es real y tiene causas humanas, agravando las desigualdades. En realidad habla de una sola crisis: ecológica y social. No hay dos crisis separadas: la ambiental y la social, son una sola y compleja crisis socioambiental. Los más pobres son los más afectados por la devastación ecológica.
Critica al paradigma tecnocrático. La tecnología ha traído beneficios, pero sin ética puede deshumanizar y destruir. Urge cuestionar un modelo de desarrollo basado únicamente en el beneficio.
Propone una ecología integral. Una visión que une el respeto por la naturaleza, la justicia con los pobres y el compromiso con la sociedad. Propone repensar estilos de vida, producción y consumo.
Incide en la necesidad de una conversión personal y comunitaria. La solución pasa por la educación ecológica, la espiritualidad y un cambio interior. El cristiano está llamado a ser custodio de la creación, no su explotador.
Igualmente necesario es el diálogo global. Francisco apela a un diálogo entre política, economía, ciencia y religiones. Necesitamos instituciones justas, políticas sostenibles y una cultura del cuidado.
Como fundamento teológico esgrime que la creación es un don de Dios y refleja su amor. El ser humano no es dueño absoluto, sino administrador responsable. El Evangelio de la Creación implica una relación armoniosa con Dios, con los demás y con la tierra.
“Todo está conectado” es la clave de Laudato si’. El Papa Francisco propone un cambio radical de rumbo, desde lo personal hasta lo global, hacia un futuro sostenible, justo y solidario.
Lo que opina León XIV
El Papa León XIV, en sus primeras palabras como pontífice, ha señalado con claridad que la inteligencia artificial representa una nueva frontera moral y social para la Iglesia. Así como León XIII afrontó los retos de la primera revolución industrial con la Rerum Novarum, él se propone responder a esta nueva revolución tecnológica, que redefine el trabajo, el conocimiento, las relaciones humanas y el mismo concepto de dignidad.
Así, la inteligencia artificial se convierte en un nuevo desafío pastoral. León XIV reconoce que la IA no es solo una herramienta técnica, sino una fuerza transformadora que plantea interrogantes éticos, antropológicos y espirituales. Entre los puntos que ha destacado está la necesidad de un discernimiento cristiano sobre el uso de la tecnología, especialmente cuando toca dimensiones como el empleo, la libertad o la verdad. La advertencia contra una automatización sin alma, que desplace a la persona del centro y erosione la dignidad humana. La llamada a una gobernanza ética de la IA, en la que la Iglesia puede aportar no solo principios morales, sino una visión profundamente humanista y teológica.
Herencia doctrinal en clave contemporánea
León XIV conecta así con toda la tradición de Doctrina Social de la Iglesia:
-- León XIII denunció la explotación obrera en tiempos del capitalismo salvaje. -- Pío XI, con Quadragesimo Anno, profundizó en el orden justo de la sociedad. -- Juan Pablo II, en Laborem Exercens, revalorizó el trabajo como colaboración con Dios. -- Francisco, en Laudato si’, amplió el horizonte a una ecología integral y al peligro de una cultura tecnocrática.
Ahora, León XIV extiende esa línea al desafío de la inteligencia artificial y la digitalización total de la vida. En sus palabras, esta revolución no debe ser ciega ni fría, sino humana y orientada al bien común, sostenida por la verdad, la justicia, la paz y la fraternidad.
Puentes, verdades, justicia, paz y fraternidad
León XIV, en su discurso, habló de puentes, de verdades, de justicia, de paz y fraternidad. Palabras grandes, como las que se esculpen en mármol y se olvidan si no se escriben en papel. Recordó el Concilio Vaticano II como quien recuerda una vieja espada colgada en la pared, pero aún afilada, aún útil.
Se remitió a Francisco y a su Evangelii Gaudium, con sus llamadas a la misión, la colegialidad, el sensus fidei y ese misterio que la Iglesia siempre ha llamado "los últimos", pero que no siempre se sabe poner los primeros.
Evangelii Gaudium ("La alegría del Evangelio") es la primera exhortación apostólica del Papa Francisco, publicada en noviembre de 2013. Es un texto programático que marca el tono y rumbo de su pontificado, centrado en una Iglesia misionera, abierta, cercana al pueblo y audaz en su anuncio. Claves principales de Evangelii Gaudium son:
Una Iglesia en salida. Francisco llamó a romper la autorreferencialidad eclesial: “Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle antes que una Iglesia enferma por encerrarse.”
Conversión pastoral y misionera. Propone una reforma de estructuras que favorezcan la evangelización y no la burocracia, con más colegialidad y sinodalidad (tema que León XIV retoma con fuerza).
El primado de la misericordia y de los pobres. Los pobres no son objeto de asistencia, sino sujetos eclesiales: “La opción por los pobres está implícita en la fe cristológica.”
Crítica al sistema económico actual. Denuncia una economía de la exclusión y la idolatría del dinero: “Esta economía mata.”
La cultura del encuentro. Llama al diálogo con la ciencia, la política, las culturas y las religiones desde el respeto mutuo.
La alegría del anuncio. Evangelizar no es imponer, sino compartir con gozo la belleza del Evangelio, desde lo cotidiano.
¿Cómo conecta Evangelii Gaudium con León XIV?. El Papa León XIV, en su intervención reciente, ha subrayado algunos puntos de esta exhortación como han sido el retorno al primado de Cristo en el anuncio, como centro de toda acción evangelizadora. La conversión misionera de toda la comunidad cristiana, que debe dejar la comodidad del centro y caminar hacia las periferias. El cuidado de los descartados, que hoy adquiere una nueva expresión con la irrupción de la IA, que puede crear nuevas formas de exclusión si no es guiada éticamente.
En resumen, León XIV recoge el testigo de Evangelii Gaudium como puente entre el Vaticano II y el futuro, proyectando su luz sobre los dilemas contemporáneos.
“El yugo excede mis fuerzas” Pidió, el ya León XIV, como lo hacen los hombres que saben dónde se han metido, que lo acompañen, que lo sostengan. No con flores ni palios, sino con oración, consejo y firmeza. Dijo que “El yugo excede mis fuerzas”. No es falsa modestia sino conciencia plena de la silla que ocupa.
Hubo palabras también para el cardenal Re, vetusto de la curia, al que León dedicó un aplauso y un elogio sincero. León XIV elogia al cardenal Giovanni Battista Re por su sabiduría, destacándola como "fruto de una larga vida y de muchos años de fiel servicio a la Sede Apostólica" y reconociendo que su experiencia "nos ha ayudado mucho en estos tiempos". El elogio no es sólo una cortesía: Re, como cardenal decano, presidió el cónclave que eligió al nuevo Papa, y su papel fue crucial para facilitar un proceso ordenado y colegiado. La alabanza de León XIV es un gesto de gratitud, pero también de reconocimiento a una figura clave de continuidad institucional en la Iglesia.
Cierre de su discurso
La curia lo escuchó, como suele, entre silencios densos y miradas de sotana. En su cruz pectoral —detalle no menor— lleva reliquias de mártires españoles. Guiño a España, país de fe y sangre, donde ser cristiano nunca fue asunto de salón. Es un gesto simbólico del nuevo pontífice, que parece subrayar su aprecio por la historia de la Iglesia en España, especialmente la de sus cruzados y/o mártires.
El Papa León XIV porta una cruz pectoral que no solo simboliza su investidura como Sumo Pontífice, sino que también alberga reliquias de profundo significado espiritual y personal. Este relicario contiene fragmentos óseos de cinco figuras destacadas de la fe cristiana como San Agustín de Hipona, Doctor de la Iglesia y figura central en la espiritualidad agustiniana; Santa Mónica, madre de San Agustín, venerada por su perseverancia en la fe y su influencia en la conversión de su hijo; Santo Tomás de Villanueva, Obispo de Valencia en los siglos XV y XVI, conocido por su caridad y reforma eclesiástica; Beato Anselmo Polanco, Obispo de Teruel, fusilado en 1939 durante la Guerra Civil Española, símbolo de la fe martirial en España; Giuseppe Bartolomeo Menochio,Obispo que se negó a jurar fidelidad a Napoleón, representando la resistencia eclesial frente al poder secular. Esta selección de reliquias refleja la profunda conexión del Papa con su orden agustiniana y su aprecio por la historia de la Iglesia, incluyendo un gesto significativo hacia la fe martirial en España.
La cruz, diseñada por el orfebre Antonino Cottone, fue elegida por León XIV como símbolo de su camino espiritual y de su compromiso con los valores que estas figuras representan. León XIV honra a mártires y santos portando su cruz pectoral.
Cerró el discurso citando a Pablo VI, aquel que supo mirar al futuro sin miedo. Pidió, como entonces, una “gran llama de fe y amor sobre el mundo”. Palabras limpias. El Papa León XIV citó a Pablo VI en su primer discurso al Colegio Cardenalicio como un gesto de continuidad espiritual y doctrinal con uno de los pontífices más importantes del siglo XX, especialmente vinculado al Concilio Vaticano II, cuyas enseñanzas León XIV se propone reimpulsar. La cita que eligió —una invocación a que “una gran llama de fe y amor ilumine a todos los hombres de buena voluntad”— procede de las palabras inaugurales de Pablo VI al comenzar su pontificado en 1963. Esta evocación le permitió a León XIV conectar con el espíritu misionero y universalista de Pablo VI, primer Papa que viajó extensamente y abrió caminos diplomáticos y pastorales nuevos. Inscribirse en la herencia conciliar, reafirmando su adhesión plena al Vaticano II y a su interpretación más expansiva, como también reivindicó en referencia a Evangelii Gaudium de Francisco. Inspirar esperanza en tiempos convulsos, recordando que el servicio petrino no es ejercicio de poder, sino entrega en favor de la reconciliación del mundo con Dios.
En suma, la mención a Pablo VI en el discurso de León XIV es un acto simbólico, no se trata solo de citar a un predecesor, sino de declarar una intención de gobierno pontificio orientada a la apertura, el diálogo y la fidelidad al espíritu evangélico en la historia.
Luego vino la segunda parte: los cardenales hablaron, ofrecieron consejos y propuestas. Ya sin discursos. Ya sin cámaras. La política del Espíritu, como algunos le llaman o el viejo arte romano de sobrevivir con fe y diplomacia.
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