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Hoy en día, muchos de nosotros optamos por almacenar en la nube las fotos y vídeos que hacemos con nuestro smartphone o los documentos que nos descargamos. Sin embargo, la nube tiene una capacidad de almacenamiento reducida en sus versiones gratuitas, lo que nos lleva a plantearnos la contratación de una ampliación de capacidad de almacenamiento de pago.
Los camellos del desfile navideño o cabalgata de Reyes hace tiempo que no salen de cabalgata; estos animales, siempre han demostrado tener una gran memoria almacenada, como sus congéneres los elefantes, por lo de grandes. Esta memoria de camellos se hace efectiva ahora que sabemos que los Reyes Magos son mágicos de verdad cada primera semana de enero.
Se ha construido un mundo repleto de libertades imaginarias y otras bondades, que salta por los aires cuando tropieza abiertamente, aunque en muy pocas ocasiones, con la realidad. El hecho es que el sistema actual opera en la misma línea que los precedentes, es decir, unos pocos explotan a la mayoría para gozar de privilegios en exclusiva.
Hay que leer los clásicos para comprender la realidad actual. Los caminos, de todo tipo, han llevado la cultura humana desde oriente a occidente. Las modernas oleadas reformistas que olvidan que toda migaja de libertad comienza respetando la individualidad de la convivencia.
Estos días son propicios para que cualquier corazón justo reviente ante tanta miseria de “memoria histórica a la medida”. Para colmo, a ese mediático título le quieren “lubricar” añadiéndole el apellido “democrática”.
Hay ciertas fechas y festividades en las cuales se percibe que algo ha cambiado, un pequeño momento en el que existe lo viejo y lo nuevo; en donde el pasado y el futuro se observan de frente; un instante en el que se dejan ciertas cosas, ciertos recuerdos atrás. Al detenernos a pensar en el mistérico resplandor del tiempo, es fácil suponer que en realidad las cosas no son así.
Ni los que votarían en la actualidad a Podemos son, ni mucho menos, tantos ni tan convencidos como lo fueron cuando se celebraron las últimas elecciones ni, tampoco, y tendría que cambiar mucho el ambiente, la situación económica y la perspectiva de futuro para que los socialistas.
Una educación íntegra apuntará a generar consciencia sobre el hecho de que las condiciones de vida que tenemos no deben sacrificar de modo alguno la dignidad de nadie ni de la naturaleza en general.
Estamos ante una obra, precedida de un hermoso y contundente prólogo de que abarca el espacio de Bartolomé Clavero, dando paso a cuatrocientos treinta y tres crónicas y artículos que zarandean al más empecinado escéptico, pues su claridad es tan desbordante como aleccionadora sobre el ombligo político y social de este país de temblorosa democracia.
La necesidad de recurrir a la inmediatez para todo, acompañada de la posibilidad de transportar constantemente las nuevas cámaras fotográficas incorporadas a los teléfonos móviles, nos lleva a la pérdida de la posibilidad de recrearnos en los tiempos pasados con el repaso de los viejos álbumes fotográficos. Ya casi nadie plasma en papel sus recuerdos.
Dicen que la historia la escriben los ganadores. Yo añadiría que, posteriormente, cuando pueden, la reescriben los perdedores. Estimo que ambas partes carecen de una visión objetiva. Sus protagonistas viven obcecados por un subjetivismo extremo y sus descendientes enturbian su conocimiento con las deformaciones transmitidas desde una visión parcial e interesada.
Pueden creerme si les digo que el título queda muy lejos de la simple metáfora, al menos en lo que a mi biografía personal se refiere ¿Cuándo pierde uno la inocencia? Supongo que a esta pregunta cada cual responderá de una manera. Habrá quien la pierda tras una experiencia decepcionante que le abre los ojos, o en medio de un viaje iniciático. Quizá en un burdel barato invitado por un tío legionario. Y habrá quien no la pierda nunca porque nunca le afectó tal cosa.
Algo extraño está envenenando la convivencia del ser humano. Algo extraño está cegando la bondad humana. Algo, difícil de comprender, está utilizando “lo recibido gratuitamente”, para exterminar la inocencia, la ilusión, la esperanza, la familia, el futuro… Algo, con nombre y apellido, avanza lentamente, acompañado siempre por el “silencio cobarde” de una sociedad que se apellida así misma “avanzada”.
Esta pasada semana hubiera cumplido 79 años un admirado genio de la literatura sudamericana, Osvaldo Soriano. Y me recordó parte de su obra una admirable columna periodística del intelectual y activista político paraguayo Aníbal Saucedo, sobre la polémica que envuelve a todos los grandes protagonistas de la historia paraguaya.
Nos han pintado un mundo, que “ellos" no habían creado. Nos han colocado en medio “como figurantes”, simplemente de paso. Nos han vestido con “la ilusión de otros”. Nos quieren hacer vivir sin creatividad personal, “como bestias atemporales…”
En el día de Todos los Santos muchos de nosotros volvemos nuestra atención a los amigos y parientes que ya no están entre nosotros físicamente. Es una fecha para recordarles y honrar su memoria, bien cómo para compartirlo con los que todavía pueden hacerlo.
Sólo las personas que observan , reflexionan, y la “convivencia social” es su principio fundamental, memorizan la historia. Sólo las personas que han conseguido lo que tienen a base de ilusión, de esfuerzo y corrección del pasado, encontrarán un futuro mejor. Sólo aquellos que saben escuchar y comprobar objetivamente, serán ellos en libertad.
A pesar de la evidencia en sentido contrario, seguimos con los comentarios rotundos sobre los hechos sucedidos. Pronto descubrimos la incongruencia de dicha rotundidad por la gran podadera integrada en la memoria; de manera inocente o manipuladora. No sólo por la sumación de datos, ya de por sí inabarcable; la dinámica de las múltiples peculiaridades es incesante, incluso varía a través del tiempo, evolucionan sus rasgos principales.
Al parecer la pandemia Covid-19 va desapareciendo. Las puertas van abriéndose a una nueva libertad llena de recuerdos. Sirva este pequeño memorándum como recuerdo afectuoso. Amigos, todos, es difícil perdonar, lo sabemos, pero, allá donde os encontréis queremos que sepáis que aquí, en este lodazal, donde nos encontramos, hay muchos amigos vuestros que, todos los días, al amanecer, abren sus ventanas y gritan vuestros nombres
En este septiembre, aún huraño, del ejercicio y curso que comienza, nos animamos a programar y a asistir a actividades culturales. Se celebran actos como el del pasado fin de semana en Almagro. Cierto que hubieran sido preferibles más homenajes en vida del protagonista, no a título póstumo, pero ahí está la promesa del gobernante de hacerlo “hijo predilecto”.
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