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Alentar la idea de la megalomanía de Trump, de sus improvisados exabruptos o de su ignorancia en materia internacional como forma de explicar la intervención bélica estadounidense en Medio Oriente es una simplificación ingenua y peligrosa. Por el contrario, la utilización inmediata de una violencia calculada revelan diversas formas de ejercicio de actualización del sistema de control mundial punitivo.
Los precios del oro se mantienen cerca de los $3,372 por onza mientras los operadores enfrentan la niebla macroeconómica: un reciente recorte de tasas del Banco Central Europeo, la última ronda de ambigüedad diplomática entre Washington y Pekín, y las expectativas de un cambio en las tasas por parte de la Reserva Federal.
Abbas Araqchi está en Moscú. Un viaje que se realiza precisamente en medio de crecientes tensiones militares entre Irán e Israel. Según se informa, Araqchi lleva un mensaje directo del líder supremo, Ali Jameneí, para Vladimir Putin. En esa carta, el líder de la República Islámica solicita apoyo político, militar y estratégico de Rusia frente a Estados Unidos e Israel.
Estamos entrando en tiempos en los que la palabra paz se pronuncia con más facilidad que se practica. No faltan quienes, antes de llegar al poder, aseguran que no iniciarán nuevas guerras, que pondrán fin a las ya existentes, que tenderán puentes en lugar de cavar trincheras. Promesas que, una vez alcanzadas las altas esferas, se diluyen entre intereses y el deseo, a menudo mal disimulado, de dejar una huella de fuerza en el tablero internacional.
Otra vez, la sombra de una gran guerra se cierne sobre el Medio Oriente, una región que parece estar condenada a un ciclo interminable de violencia y tensión. Los recientes intercambios de ataques directos entre Israel e Irán han encendido todas las alarmas globales, llevando a la comunidad internacional al borde de un abismo cuya profundidad y consecuencias aún son incalculables.
En el discurso sobre qué factores llevaron a Israel a enfrentarse con la República Islámica de Irán, y por qué esta crisis tiene el potencial de convertirse en un conflicto internacional, intervienen una serie de factores geopolíticos, ideológicos, militares y económicos. El expansionismo, los ideales supranacionales, las tendencias extremistas, la codicia económica y las alianzas ideológico-militares desempeñan un papel importante en este enfrentamiento.
Teniendo en cuenta la grave situación del enfrentamiento militar entre Israel e Irán, analizo este nuevo contexto bélico y sus efectos sobre la inestable situación política y de seguridad de Afganistán. De forma resumida, puede decirse que el enfrentamiento entre Irán e Israel involucrará inevitablemente a actores poderosos del escenario global. En este contexto, Afganistán representa uno de los terrenos más adecuados para desafiar a cualquiera de estos actores.
Sin lugar a dudas, vivimos hoy un tiempo de constantes y continuos cambios en el marco de la geopolítica mundial, la irrupción de las nuevas tecnologías en la denominada cuarta revolución industrial y la dependencia de esta a la necesaria producción de las denominadas tierras raras vienen a determinar en la actualidad un marco de relaciones estratégicas, conflictos y luchas por los recursos que lejos de rebajarse van en aumento.
De acuerdo con el Barómetro de Prácticas de Pago 2025 en España elaborado por Crédito y Caución, la morosidad en el sector de la agricultura afectó al 42% de las operaciones comerciales el pasado año. Además, un 6% resultaron impagadas. Así lo han asegurado las empresas consultadas en este estudio que también se muestran preocupadas por la evolución de las insolvencias.
El conflicto comercial que está protagonizando la actualidad económica ya está afectando a las expectativas empresariales en todo el mundo. Nuestro país no es una excepción, ya que las intenciones de exportación de las organizaciones españolas han caído seis puntos porcentuales, según la última edición del estudio International Business Report (IBR).
Las tensiones geopolíticas y sus efectos sobre la economía dominan la agenda informativa con un creciente volumen de información, en muchos casos, confusa y sesgada. En el último Diálogo de Actualidad de PROA Comunicación, celebrado en su sede en Madrid, el general Félix Sanz Roldán y el historiador y analista de relaciones internacionales Florentino Portero han abordado la posición de España en el nuevo y conflictivo escenario internacional.
Es lamentable el giro que viene dando el mundo, con “ciertas potencias mundiales” por falta de prudencia, y lo mejor y lo peor son las potencias mundiales inmiscuidas en ese laberinto pernicioso, neutralizador para los pueblos, la paz, el desarrollo su futuro , entre otras cosas buenas.
Hace medio siglo, el tono magistral con el inevitable acento alemán del idioma aprendido en la juventud, sonaba en el Madrid desacostumbrado a grandes fastos, ni siquiera a medianos eventos: “Se sorprenderían si supieran el escaso número de congresistas que se han molestado en sacar el pasaporte o el reducido número de acertantes entre aquellos dirigentes capaces de decir sin equivocarse las principales capitales del mundo…”.
En los genes de Inglaterra anida la pulsión de dividir y enfrentar. Si se va de un lugar (como la India), lo deja troceado. Ya regresará para apoyar a una de las partes y debilitar a la otra. Esto opera también en lo ideológico. España, con relación a Hispanoamérica, lo ha olvidado. ¿Volverá la diplomacia inglesa a enredar en Europa? Si mentir es malo, mentir fomentando odio es criminal.
Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre el renacimiento de los nacionalismos proteccionistas y su correspondiente economía del miedo, tomando como objeto de análisis el caso de los Estados Unidos desde una mirada crítica, filosófico-política.
Las decisiones arancelarias unilaterales de Donald Trump se cumplieron como una profecía, lo mismo que las réplicas esperables de las demás potencias de cara a esta guerra comercial y tecnológica explícita. Argentina es una de los territorios expósitos que quedaron a merced de la propia debilidad del rumbo aperturista elegido, otra de las graves catástrofes que suma un gobierno de nula imbricación con la ética política.
Ya nadie duda que el largo período de paz que hemos disfrutado en el mundo, a pesar de algunas escaramuzas o guerras muy localizadas en los últimos años, como las de Vietnam, Afganistán, Irak, Yemen o Gaza, ha llegado a su fin. La invasión de Ucrania por el zar Putin y la llegada del supermillonario Trump al poder de la nación más poderosa de Occidente, han desorientado a los grandes países y ha provocado un caos comercial en el mundo de consecuencias inimaginables.
Cuando las leyes se convierten en adorno, mandan los tanques, las bombas y los discursos vociferantes y, no es que estemos volviendo a los años treinta: es que algunos ni siquiera se molestaron en salir de ellos. La historia, burlona, nos guiña un ojo mientras repite los mismos trucos con distinto decorado.
Obviedad inadvertida entre la hojarasca que se oculta en el fragor político de la rabiosa actualidad: aquellas personas que claman por el rearme jamás irán al frente de batalla. Los cuerpos que caerán en el lodo serán los de siempre, la clase que trabaja, la clase que cuida, los y las que nada tienen que perder salvo la vida misma.
El oro está registrando niveles nunca vistos en los mercados financieros. Su precio ha superado los 3.000 dólares la onza por primera vez en su historia, y la tendencia es alcista. ¿Qué ha sucedido para que a principios de 2025 esté pasando esto?
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