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Las mentiras de la OTAN

Metiendo miedo y haciendo guerras locales controladas, las clases populares moderarán sus reivindicaciones y callarán ante los desfalcos fiscales que se avecinan
Armando B. Ginés
jueves, 26 de junio de 2025, 09:56 h (CET)

La Unión Europea es vasalla de EE.UU. desde la Segunda Guerra Mundial. Y quiere seguir siéndolo.


La OTAN nació como instrumento militar de Washington contra la URSS y para erradicar cualquier conato izquierdista en los países occidentales y en las colonias periféricas sumisas a la hegemonía del sistema-mundo capitalista. El peligro comunista decayó con el hundimiento de Moscú pero la OTAN continúa firme más allá de sus fundamentos originales.


Hoy, los enemigos son China, Rusia, los BRICS y cualquier movimiento político emancipador que pudiera surgir en cualquier territorio del planeta.


Desde hace unos meses, los tambores de guerra atizados por Trump y sus monaguillos europeos, canadiense y turco han lanzado a la opinión pública un aumento urgente en las contribuciones de todos los aliados de la OTAN.


Solo se habla de porcentajes de incremento, lo cual oscurece la realidad de ese aumento. Hablar de porcentajes en abstracto es como no decir nada. La gente de la calle se queda como estaba: desinformada y apática.


En ningún país integrante de la OTAN, todos ellos muy democráticos, se realizará un referéndum previo debate nacional para que el electorado avale o descarte tan grave decisión con repercusiones inmediatas en la vida cotidiana de cientos de millones de personas. Podríamos ir a la guerra sin saber por qué morir o matar a otros seres humanos, tan carne de cañón como el adversario de turno, otro/s individuo/s de la clase trabajadora sacrificado/s en aras de intereses ajenos de ricos, multinacionales y emporios capitalistas en general.


Ahí van los números


Miente Trump, miente Rutte y miente Sánchez. Y mienten todos los líderes políticos de la OTAN.


Datos estimativos refieren que la OTAN invertirá en 2025 1,1 billones de euros, de los cuales 420.000 millones serán aportados por la Unión Europea y Canadá. Washington destina a gastos militares 730.000 millones de euros anuales; China, 210.000 millones; Israel, 135.000 millones y Rusia, 120.000 millones. Sabemos que a estas cantidades oficiales, ya de por sí más que significativas, cabría añadir cientos, si no miles, de millones escondidos en partidas ocultas, disimuladas bajo rubros mistificadores o muy difíciles de detectar por legos en la materia. Todos los datos reseñados están a la vista en internet.


En el mareo de la mercadotecnia otanista se viene hablando de aumentos del 2, 3,5 y 5 por ciento.

Centrémonos en España, que tiene un PIB 1,6 millones de euros. El 2 por ciento significaría una partida de 33.000 millones de euros al año; 56.000 millones si el incremento fuera del 3,5 por ciento, y 80.000 millones si alcanzase el 5 por ciento.


Así en frío esas cifras dicen poco o nada. Comparemos entonces. España destina en sus presupuestos generales 20.000 millones de euros a defensa, si bien el Centre Dèlas estima que entre las partidas oficiales y los conceptos ocultos el montante real llegaría a 40.000 millones, esto es, el 2,5 por ciento del presupuesto total del Estado.


Sigamos aportando cifras comparativas. La inversión del Estado español en educación se sitúa en 63.000 millones de euros y 14.000 millones en sanidad, ahora bien, a estos montos habría que agregar las inversiones y gastos de las comunidades autónomas. En prestaciones por desempleo el Estado desembolsó 2024 23.000 millones de euros. La Agencia Tributaria recaudó por IRPF también en 2024 130.000 millones de euros y por todos los impuestos y gravámenes 295.000 millones. Ya tenemos algo más que decir, ¿verdad que sí?


Avancemos un paso más, por favor. La España rica y democrática cuenta con 12,5 millones de personas en riesgo de pobreza o exclusión social, uno de cada cuatro residentes en suelo hispano, de los cuales más de 4 millones padecen pobreza severa. Hogar Sí estima que alrededor de 48.000 personas no tienen hogar y viven a la intemperie. En EEUU habitan un país paralelo y marginal de 37 millones de personas indigentes. En la Unión Europea la pobreza percute a diario a más de 90 millones de seres humanos.


¿Con 80.000 millones de euros regalados a la OTAN no habrá recortes sociales en España y en el resto de países aliados de la organización militar?


¿Es creíble para una mente mínimamente racional que con el poderío militar de la la OTAN, EEUU, Reino Unido e Israel nos ataque el pérfido Putin o la China del impasible Xi Jinping?


El peligro no es ni rojo ni amarillo. El enemigo está en casa y se llama capitalismo destructor. El neoliberalismo necesita acumular más capital como sea para seguir adelante. Metiendo miedo y haciendo guerras locales controladas, las clases populares moderarán sus reivindicaciones y callarán ante los desfalcos fiscales que se avecinan.


La barbarie capitalista en su fase neoliberal-fascista está servida. Los pueblos tienen que hablar de alguna manera. El problema reside en el cómo. ¿Cómo hacer frente a tanta manipulación informativa? ¿Cómo crear un movimiento transversal y popular en todo Occidente contra el militarismo rampante, las bravuconadas de Trump y los meapilas petulantes estilo Rutte?


Los números comparados y relacionados con otras cantidades nos permiten ver la compleja realidad que nos adormece vía porcentajes abstractos. Dan que pensar. La OTAN está para defender el sistema-mundo capitalista y para agredir a países pobres: Bosnia y Herzegovina, Kosovo, Afganistán, Libia, Somalia, Irak, Macedonia del Norte... Hagan cuentas y reflexionen.

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