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Ángel Alonso Pachón
Ángel Alonso Pachón nació en Valladolid el mes de diciembre de 1942. Estudió con los Marianistas y con ellos, allá por los años 60-70, comenzó su trabajo como profesor de Letras, a la vez que de Latín y Griego en el colegio Santa María del Pilar (Madrid). Posteriormente colabora con la editorial Santillana en la edición de su primer diccionario de lengua española adaptado a Sudamérica. Realiza estudios de Derecho Tributario en AFIGE. Tiene la satisfacción de haber tenido como alumnos a personas, hoy profesionales de la Justicia, Notarios, Registradores, profesores de Lenguas Clásicas y abogados. Tiene el honor, y siempre el agradecimiento, de ser parte de la primera promoción del Instituto Nacional de Educación Física, José María Cagigal. Una vida llena de compromisos personales con la educación y la juventud. Ha pertenecido al foro de Madrid Tercer Milenio, centro cultural y de debate. |
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Recuerdo aquellos años, cuando el medio de transporte más popular era el tren. Al ponerse en marcha iba dejando estelas de vapor blanco grisáceo…, recuerdos de la multitud de adioses de personas, de pueblos, de ciudades. Adioses por la casi imposible protección familiar… Inmigración interior, de las mesetas al norte industrial, del sur a la Cataluña de expansiva, de la Galicia herculana a las Américas…
Nos han pintado un mundo, que “ellos" no habían creado. Nos han colocado en medio “como figurantes”, simplemente de paso. Nos han vestido con “la ilusión de otros”. Nos quieren hacer vivir sin creatividad personal, “como bestias atemporales…”
Este 28 de diciembre de 2021, tuve la suerte de seguir un extraordinario documental sobre la realidad del aborto: “Inocente”. Su realización fue un ejemplo de exquisita y detallada preparación, de una puesta en escena plena de veracidad, objetividad y respeto.
El problema de volar por encima del bien y del mal es que cuando uno quiere aterrizar no encuentra pista. La indiferencia es el único paraje posible para el aterrizaje de la soberbia, con carácter de “illuminati”. El hombre, intelectual y con libertad de elección o decisión, sabe de su “pequeñez” en el entramado del inmenso universo desconocido que nos acoge.
El sentido final de todo juramento es la manifestación pública de la “honradez personal”. Ese es el motivo por lo que “jurar en falso” siempre ha sido considerado ignominioso en todo tipo de cultura. No se puede obligar a realizar juramento que comprometa a llevar a cabo algo ilegítimo, imposible o contra la propia ideología personal o ética colectiva. Lo grave es hacer el juramento a sabiendas de las contradicciones personales.
El sentido social y moral del juramento ha sido siempre el eje del funcionamiento justo y fiable de un estado de derecho. No ser consecuente con el juramento es poner piedras en el camino e imposibilitar el recto funcionamiento de los Estamentos Sociales. Una sociedad y un Estado que consienten convertir en baladí el juramento social, comienzan a cavar su propia tumba.
Las palabras del Centro Derecha, protestonas, ambiguas, grandilocuentes, serviles de sus escaños: “Prometo que... Aseguró que... No permitiremos que... Iremos a los Tribunales... ¡Oh... Oh...! El aborto, la eutanasia, la "reeducación ideológica", las vendettas radicales, la comercialización del Estado... ¡Poco a poco! ¿De qué sirven en un hemiciclo lo más parecido a un fotograma de los años 30?
Las categorías sociales las generaron personas ofuscadas por sentimientos de superioridad. Personas con buenas viandas, buena vestimenta, buena cortesía, buenos trabajos y mucha diplomacia. Personas que no conocían los pucheros, la ropa colgada en la ventana, la mano sucia extendida, el pico, la pala, la mecánica… y los acuerdos sin firma.
Si queremos que nuestra juventud esté preparada y sea libre en todas las materias de esta vida, debemos darles la oportunidad de conocer. No es democracia implantar sistemas de censura para aquellos temas que no gusten a algunos, ya sea por su tendencia política o teorías económicas.
El término utilizar lleva consigo tres elementos, el objeto, el operador y la herramienta. El objeto suele elegirse según el momento, el interés partidista o el provecho personal. El sujeto operador lo encontramos en todas las esferas de la sociedad, aunque su trascendencia la dará la situación que ocupe en el organigrama social. La herramienta siempre será elección personal o decisión de grupo.
La que conocemos como Ley del Péndulo nos habla de cómo la sociedad estancada en situaciones extremas desea y busca el conocimiento de los “espacios” opuestos o contrarios. Puede valer ese concepto como explicación de enciclopedia general, pero cuando uno profundiza y analiza la historia de las múltiples culturas y sociedades vemos que el “Péndulo” tiende siempre a volver a determinados “status” políticos por intereses o proyectos de grupos de presión social.
Dice un gran amigo mío, que “cuando uno llega a los 79 años, comienza una década llena de ilusiones, creativa y depuradora”. Ese amigo mío, está muy unido a otro gran amigo común, el “Hermano Rafael”, trapense, San Rafael Arnaiz. El “Hermano Rafael”, tenía un lema, que hoy viene como anillo al dedo: “Lleva siempre una goma en el bolsillo y cuando algo o alguien te hace daño, sácala y pásala por la frente, borrando todo con cuidado”.
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