Cuestionarme acerca de la inseguridad que se vive en Colombia, y en otros países de Latinoamérica, me lleva a pensar que a nivel de Estado no se está contribuyendo con las causas y consecuencias que deja esta problemática a la ciudadanía. La inseguridad es una incierta situación que concierne a una sociedad, creando situaciones limitantes en cuanto a la libertad de salir tranquilo por la ciudad, creando temor y acoso por parte de delincuentes.

Confieso que es la primera vez que me pasa. Nunca anteriormente había sufrido ningún tipo de ataque a pesar de que por razón de mi compromiso social me he movido con muchísima frecuencia por esos barrios que todo el mundo coincide en denominarlos de “especial peligrosidad”. Y considero que ha sido una suerte porque con muchísimas personas con quienes hablo, contándoles mis percances, me dicen que ellas ya han sido objeto de agresiones parecidas.

Delitos contra la seguridad vial, tráfico de drogas y los delitos telemáticos son los que más aumentan durante los meses de verano, requiriendo encontrar abogado penalista rápido. 

¿Qué hace la justicia cuando una mujer vecina de Torà es agredida por un joven del pueblo que “ya ha ocasionado molestias a los vecinos en otras ocasiones?” Casos semejantes se repiten más de la cuenta. La ciudadanía ante estos casos de violencia cree que la justicia no hace nada. Si se detiene a los violentos entran por la puerta principal y salen por la de servicio. Existe una desconfianza muy generalizada hacia la justicia.

Gracias a las políticas de seguridad que se implementan en España, el índice de delitos violentos hacia personas no es elevado. Sin embargo, existen actos ilícitos que atentan contra propiedades, que encabezan la lista de delitos más comunes en el país. Te mostramos un breve resumen sobre esto.

Cada vez se mueren más jóvenes. Piensas, podría haber sido mi hija y te consuela el hecho de que no haya sido así, hoy.