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Ángel Alonso Pachón
Ángel Alonso Pachón nació en Valladolid el mes de diciembre de 1942. Estudió con los Marianistas y con ellos, allá por los años 60-70, comenzó su trabajo como profesor de Letras, a la vez que de Latín y Griego en el colegio Santa María del Pilar (Madrid). Posteriormente colabora con la editorial Santillana en la edición de su primer diccionario de lengua española adaptado a Sudamérica. Realiza estudios de Derecho Tributario en AFIGE. Tiene la satisfacción de haber tenido como alumnos a personas, hoy profesionales de la Justicia, Notarios, Registradores, profesores de Lenguas Clásicas y abogados. Tiene el honor, y siempre el agradecimiento, de ser parte de la primera promoción del Instituto Nacional de Educación Física, José María Cagigal. Una vida llena de compromisos personales con la educación y la juventud. Ha pertenecido al foro de Madrid Tercer Milenio, centro cultural y de debate. |
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Si se quiere ser libre hay que independizarse de la máquina social que estructura y esclaviza las actividades individuales, sofocando la libertad personal. La sociedad actual, globalizada y automatizada, empapa lentamente todos los aspectos de la vida individual, los económicos, los intelectuales, los lúdicos, los afectivos, los laborales y los religiosos.
Cuando los cambios suponen movimientos bruscos en el ámbito social, económico o moral de una sociedad, podemos apellidarles 'revolución': Revolución Industrial. Revolución Tecnológica, Revolución Sanitaria, Revolución Audiovisual, Revolución Social…, conceptos que han supuesto modificaciones esenciales en el “modus vivendi” de las personas.
La Social Democracia, insignia de una Europa emergente de los terribles vaivenes de los años 30 y 40, quiere de nuevo ser enterrada, hoy con sigilo, sin sangre, pero con la imagen mucho más despreciable socialmente: “los muertos vivientes”. A veces, de la necesidad imperiosa de conseguir poder, se construye el tanque socialmente demoledor, rodeado de minorías hambrientas.
No hay imagen más despreciable que la de Pedro Sánchez rodeado por un montón (sería mejor decir “amontonados”) de seguidores, que dicen ser fieles o dóciles o agradecidos o “inteligentes miedosos” a perder el sillón y los privilegios. Ellos sí saben de economía, de historia, de ciencia, de sanidad, de humanidades…, pero se arrugan por temor a no poder subir al “carro de los privilegiados”.
De pequeños, entre las cosas que más nos costaban aprender destacaban “las tablas de multiplicar”. Hoy, mayores, una de las cosas que más no llaman la atención es la escenificación de “la multiplicación de los panes y los peces” que lleva el Gobierno de España, presidido por Pedro Sánchez.
No nos encontramos en la España ilusionada de la transición. En aquellos años también existieron las “peleas políticas”, pero todos, de una forma u otra, buscaban libertad, concordia, progreso. Hoy, 2021, año de la defenestración, la absurda tiranía ególatra totalitaria avanza como lava irresistible.
Ha sido una convivencia digna de ver. Miles de españoles de todas las provincias, ofreciendo lo mejor de su tierra y el mejor deseo para España: la convivencia en la unidad. VOX, no dio, como se diría, la campanada, no, simplemente, abrió 52 folletos con la sencilla historia de cada rincón histórico de nuestro País.
Sólo las personas que observan , reflexionan, y la “convivencia social” es su principio fundamental, memorizan la historia. Sólo las personas que han conseguido lo que tienen a base de ilusión, de esfuerzo y corrección del pasado, encontrarán un futuro mejor. Sólo aquellos que saben escuchar y comprobar objetivamente, serán ellos en libertad.
Estos días, como siempre, los de a pie, los que hacen colas en el transporte público, por necesidad, se encuentran secuestrados por lo que los Sindicatos quieren llamar huelga. Basta leer los textos anteriores, para hacer ver a todo el que tenga un poco de interés honrado, que lo que está sucediendo no tiene ninguna base legal.
Todos sabemos que leer, leemos la mayoría, pero tener la capacidad de leer con rapidez y conciencia de lo que se lee es más difícil. ¿De verdad nos quieren hacer creer que los políticos, los que conocemos, tienen la capacidad de leer, entender y resumir todos los anteproyectos, proyectos y leyes que se proponen en el ámbito legislativo?
Este año el veranillo de siempre nos trajo, como regalo, lo que todos estábamos esperando, “la liberación” del monstruo silencioso, con nombre de comic terrorífico, “Covid’19”. España entera se llenó de sol, de multitudes, de vida… Las sonrisas campaban a su anchas… Los ojos brillaban con la ilusión y esperanza de que el dichoso bicho ya no volviese.
Estamos construyendo una sociedad en la que lo acordado no se cumple, principalmente, porque el que tiene la obligación de controlar interpone intereses personales o de grupo que fuerzan el incumplimiento. Una sociedad en la que lo bienes públicos, de facto, se están utilizando en beneficio de unas minorías que no aceptan la “convivencia social acordada históricamente”, es una sociedad corrupta y prevaricadora.
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