El 21 -22 de junio, por primera vez en la historia universal, se lanzaron mega-bombas penetra-búnkeres contra plantas atómicas. Tras que los norteamericanos enviaron decenas de aviones, incluyendo los mejores del mundo (B-2), devastando Fordo, Natanz e Isfahán, Trump afirmó que “habían borrado las instalaciones nucleares iraníes” y que era el momento de ir hacia la paz. Luego comparó a lo que hizo dicha noche con Hiroshima diciendo que fue necesario dicho golpe para darle un "estate-quieto" al enemigo.
Sin embargo, Irán no aceptó la "rendición incondicional" que él le había planteado previamente (y que Japón aceptó en 1945). Más bien, los ayatolás salieron fortalecidos. Israel no logró ninguno de sus 3 objetivos: erradicar el programa nuclear persa, aniquilar el arsenal iraní y producir un "cambio de régimen".
No hay cómo constatar los daños internos de dichas plantas. Es posible que los bombazos solo les hayan afectado parcialmente. Irán puede haber salvado equipos, científicos y conocimientos. Como Trump advirtió a los ayatolás que planeaba atacarles, ellos movieron mucho de su aparato a otros lugares clandestinos (incluyendo 400 kilos de Urano enriquecido que eventualmente podría servir para generar diez armas atómicas). Hasta antes de dicho bombardeo Teherán se subordinaba al Organismo Internacional de Energía Atómica que unánimemente negaba tener indicios de que la energía nuclear persa era para fines bélicos. Luego del ataque, Irán se aparta de dicho acuerdo y está tentado a seguir el camino nor-coreano de dotarse un arsenal nuclear como medida disuasiva, para lo cual podría lograr asistencia de sus socios rusos, chinos, pakistaníes o coreanos.
Irán iba lanzando misiles hipersónicos cada vez más sofisticados que destrozaron edificios en Tel-Aviv, Haifa, Beersheba y otras poblaciones israelíes, a extremos nunca antes vistos. Estos saturaron y burlaron al más sofisticado sistema de interceptación antimisil del planeta. Como Netanyahu impone una estricta censura militar (incluso penaliza a quienes sintonizan "Al-Yazeera", el mayor canal regional de noticias) no es fácil saber los daños perpetrados. Fueron pulverizados distintos complejos militares, así como de inteligencia, energías, guerra electrónica e investigaciones científicos-bélicas. Según "Fox" hasta derruyeron al "Pentágono" israelí. Todos los israelíes pasaron por búnkeres, minando su moral y también generando pugnas contra las minorías (en muchos casos se les excluía de entrar en estos). Israel no puede con una guerra de atriciones con Irán pues gasta demasiados caros misiles defensivos contra pocos drones o misiles persas. Se ha quebrantado su imagen de invencibilidad y hegemonía regional.
El hijo del depuesto rey persa fue promovido para alentar un levantamiento anti-ayatolás, pero sus seguidores quedaron desacreditados al levantar banderas israelíes y asociarse a ataques externos. Más bien, la ofensiva israelí-norteamericana creó un fervor patriótico que fortalece al nacionalismo iraní.
Trump, quien llegó a plantear un posible "cambio de régimen" en Irán, pronto cambió pidiendo un acuerdo con Teherán. Tanto Khomeini como Netanyahu hablan de "victoria histórica", pero solo en Irán salieron multitudes a celebrar ello, mientras que la palabra del desgastado premier sionista está resquebrajada.
Clinton, expresidente estadounidense, es uno de tantos políticos que aseveran que todas las guerras que Netanyahu viene impulsando solo sirven para evitar su caída. Los juicios que a nivel interno y externo él tiene le obligan a buscar constantes distracciones militaristas.
Para el 24 de junio Trump ordenó un alto al fuego siendo muy duro con Israel por desacatarle. La guerra no ha terminado y es posible que se reanude. En 1948 una tregua ayudó a que Israel se recupere de reveses y pase a la contraofensiva.
Trump bautizó este conflicto como la "guerra de los doce días" así como la de 1967 fue la de los "seis días". Empero, hace 52 años Tel-Aviv conquistó territorios a sus tres mayores vecinos (Egipto, Jordania y Siria) cuadriplícanos su superficie. Esta vez, no ha logrado ninguna victoria militar, ni siquiera en Palestina. El mismo día en que comenzaba la tregua persa-hebrea siete soldados israelíes cayeron muertos en una emboscada en Gaza. A pesar de que allí cientos de famélicos son asesinados solo por ir a recoger comida y que en Harvard se especula que hay 370.000 palestinos ausentes, tras más de 20 meses de combates Netanyahu no logra sus iniciales metas bélicas: derrotar al Hamás o liberar rehenes.
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