Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Algo más que palabras | Mercado laboral | Amenazas | Abuso | Explotación

La esclavitud nos devora, hasta ser esclavo de uno mismo

Huir de las imposiciones dominadoras es lo justo, esta atmósfera ilícita debe revelarnos contra esos individuos sin escrúpulos, porque uno debe ser dueño de su propia existencia
Víctor Corcoba
lunes, 2 de diciembre de 2024, 09:38 h (CET)

Mal que nos pese, los tiempos modernos están siendo propicios para todo tipo de vasallaje, el más denigrante sin duda es la de ser esclavo de uno mismo, así como aquel que se impone como obediencia sin autonomía. Las últimas estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), así lo refrendan, haciendo referencia a situaciones de explotación de las que una persona no puede escapar debido a amenazas, violencia, coerción, engaño o abuso de poder. La plaga es tan cruel y verídica que nos está deshumanizando por completo, dejándonos sin corazón y sin conciencia, al menos para poder discernir y no ser instrumentos de lucro, en lugar de ser moradores independientes y responsables.


En efecto, la creciente demanda que alimenta el mercado es tan cruel e inhumano, que debiera llevarnos a hacer un examen de los estilos de vida y de los modelos de comportamiento, particularmente con respecto a la imagen de los miembros más frágiles, que generan lo que se ha convertido en una verdadera industria de la explotación libidinosa en los países desarrollados. De igual modo, en las naciones menos avanzadas, de las que procede la mayoría de las víctimas, también se hace necesario activar mecanismos más eficaces para prevenir tanto la trata de personas como la rehabilitación de sus víctimas. Por desgracia, este tipo de sanguinarios sometimientos se da en casi todos los pueblos del mundo y traspasa todas las líneas étnicas, culturales y religiosas.


Ciertamente, la opresión nos devora, ya no sólo con las formas tradicionales de esclavitud que todavía persisten en sus grafías anteriores, mientras que otros modos y maneras modernas también nos apresan. Unas y otras se enlazan y confluyen, como resultado de una discriminación arraigada contra los grupos más vulnerables de la sociedad, me refiero sobre todo a aquellos ciudadanos considerados de casta inferior. Quizás tengamos que despertar todos, para poder salir de nuestras miserias, diciéndonos a nosotros mismos: fuera los ídolos que nos agobian y fuera los apegos que nos aprisionan. Entonces, será cuando nuestros propios latidos tomen otra orientación, como la dimensión contemplativa, rehaciéndonos y haciéndonos movilizar con renovadas energías.


Hoy más que nunca hay que estar atentos para evitar propuestas de fango, revestidas de falsedad y corrompidas por don dinero, que aparte de restarnos vuelo, nos somete al yugo de la injusticia. Pongamos, pues, la reacción en marcha; la valentía de la mutación, ya que nos merecemos vivir de otro modo. Huir de las imposiciones dominadoras es lo justo, esta atmósfera ilícita debe revelarnos contra esos individuos sin escrúpulos, porque uno debe ser dueño de su propia existencia. Lamentablemente, mucha gente no puede ni emanciparse, son tan profundas las cadenas que, hasta el amor, ha dejado de ser lo que es, aquel que nos revela la verdad y nos dona la liberación. Olvidamos que este es el camino de la felicidad. La sana voluntad es la que nos hace francos, alegres y radiantes.


Sin embargo, cuando entramos en la lógica de la lucha, de la división entre nosotros, perdemos la humanidad y el espíritu armónico. Seguramente, entonces, tendremos que comenzar la tarea por humanizarnos a nosotros mismos, desenmascarando nuestras hipocresías y nuestros egoísmos, resentimientos y conflictos. A continuación, hemos de hacer una revisión global de la evidencia, comenzando por reparar los riesgos de abuso entre los habitantes que carecen de documentación oficial. En consecuencia, el alejamiento de la esclavitud a la libertad no es una senda abstracta, sino el primer paso para adentrarnos en nosotros y en ver lo que nos circunda. La realidad la hacemos entre todos; por tanto, no neguemos la fraternidad que nos une desde el origen. ¡Respetemos los vínculos!

Noticias relacionadas

Cuando Zapatero dejó de proteger a unos cuantos de “su club de la ceja” ocurrieron cosas como que Joaquín Sabina –ese cantante rojo confeso y vividor fiel y multimillonario que ningún padre querría para su hija– estuvo en el punto de mira de Hacienda por un presunto fraude fiscal. «¿Tú también?», se preguntó en ese momento la izquierda progre. Y no sólo él, también estuvieron señalados otros como Serrat, J.J. Vázquez o Bardem...

El cristianismo posee una influencia filosófica derivada del platonismo y el aristotelismo y también del neoplatonismo. Si pensamos, por ejemplo, en teólogos y filósofos de la categoría de San Agustín y Santo Tomás de Aquino. La doctrina cristiana se expresa además como la manifestación de la inquietud del corazón humano o, lo que es lo mismo, como señal de su vocación al infinito.

El miedo es un cúmulo de sensaciones bruscas y ásperas, provocadas por una inminente amenaza que todos los humanos, unos más que otros, tenemos una aversión enorme, y cuando vemos el peligro, nos retiene en nuestros sentidos todas estas sensaciones, una desconfianza enorme y difícil de descifrar, dejándonos aturdidos y confundidos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto