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El mundo de la literatura despide a Frederick Forsyth, el aclamado escritor británico nacido en Ashford, Inglaterra, el 25 de agosto de 1938. Forsyth, cuya obra ha sido un pilar fundamental en el género de la novela de suspense, ha fallecido este 9 de junio a los 86 años, dejando un legado de historias que han mantenido en vilo a millones de lectores en todo el planeta. Su vida, tan rica y compleja como sus tramas, fue una fuente inagotable de inspiración para sus ficciones.
El pasado 25 de mayo, fecha patria de este lado de los Andes, nos dejó a los 98 años de edad Luis Gastón Soublette (1927-2005), uno de los pensadores prominentes de nuestra América. Como todos ellos, la luz que se apagó a sus espaldas lo colocará en una dimensión diferente.
El fotógrafo y ambientalista brasileño Sebastião Salgado, conocido por sus premiadas imágenes de la Amazonia y de los seres más desfavorecidos del planeta, falleció el pasado viernes 23 de mayo en París, a los 81 años, víctima de leucemia, según confirmó su familia mediante un comunicado.
Ha muerto Mariano Ozores, pero, al morir, ha renacido de una tacada mi infancia y adolescencia, el primer reproductor VHS de casa, el videoclub de mi barrio, la liturgia familiar de acudir cada viernes por la tarde a él para coger tres películas, una por cada día del fin de semana, con la condición indispensable de que una había de ser de Mariano Ozores, imposición de mis padres, el resto les daba igual, pero una de Ozores.
El cine español despide a uno de sus pilares más emblemáticos. Mariano Ozores, director, guionista y figura clave en la historia del séptimo arte en España, ha fallecido este miércoles en Madrid a los 98 años. Con una carrera que abarca más de seis décadas y cerca de 100 películas, no solo fue testigo de la transformación cultural del país, sino que también la moldeó a través de un estilo único, marcado por el humor accesible y un profundo entendimiento del público.
El 21 de agosto de 2018, el expresidente de Uruguay, José ‘Pepe’ Alberto Mujica Cordano recibió en la población granadina de La Zubia, el premio Poesía en El Laurel. Y contestó las preguntas. Y salieron sus tres pilares, revolución cultural, sobriedad y felicidad. Pero antes habló del Frente Amplio. Tras su fallecimiento no hay nada más leal que dar vida a sus palabras.
Este martes, 13 de mayo, Uruguay y América Latina despidieron a José Alberto Mujica Cordano, expresidente del país entre 2010 y 2015 y figura emblemática de la política regional. Conocido mundialmente como "Pepe", Mujica falleció en su residencia en las afueras de Montevideo, acompañado de familiares cercanos, tras enfrentar una prolongada enfermedad. Fue un líder que desafió los cánones del poder y convirtió la sencillez y la humildad en una bandera política.
Fuera esperaba el amanecer… Últimamente sus días acababan al mediodía; el tiempo de colgarse de un cigarrillo y fumarse toda la niebla de unas pocas horas en que podría deslizar su fantasma por entre las cosas. No recordaba de seguro su edad; el espejo le traicionaba y sólo le reflejaba la mitad que nunca sospechó ser.
La salud de Papa Francisco, marcada en los últimos años por intervenciones quirúrgicas y visibles signos de fragilidad, ha reactivado un viejo reflejo dentro y fuera de los muros vaticanos, especular sobre el futuro del papado. Sin embargo, como tantas veces ha ocurrido en la historia de la iglesia, lo que se comenta con insistencia suele alejarse bastante de lo que realmente sucede en la Capilla Sixtina cuando las puertas se cierran.
El reciente fallecimiento del papa Francisco ha abierto un espacio de reflexión sobre su legado, marcado por un pontificado de cercanía global y un particular distanciamiento geográfico: su tierra natal. A lo largo de su papado, Francisco visitó países como Brasil, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Cuba, México, Estados Unidos, Colombia, Chile y Panamá. Sin embargo, Argentina, el hogar que lo vio nacer y crecer, nunca fue destino de sus viajes papales.
La luz de Francisco no se va a apagar nunca. Esto no pretende ser un aforismo, un adagio o una premonición como las del redivivo Parravicini. Por el contrario, es una triste advertencia a ciertas izquierdas que no pierden la oportunidad de acometer a contramano contra la historia, aún a costa de su propia supervivencia.
No podía haber elegido mejor día para encontrarse cara a cara con el Padre. Para Francisco también llegó la Pascua. Me lo intuí durante la bendición “Urbi et orbi”. Estaba muy malito. En diversos momentos parecía que se quedaba dormido. Los que leían el mensaje pascual en su nombre, le miraban de reojo con cara de preocupación. Él sabía que se estaba muriendo.
Hace unos días terminé la lectura de la autobiografía del Papa Francisco “Esperanza”, que como un libro abierto deja entrever todas las improntas que han rodeado su vida desde su nacimiento en Buenos Aires, el 1 de diciembre de 1936. Son numerosos los relatos, reflexiones y los avatares de tipo social, político o religioso que narra hasta llegar a ser cabeza visible de la Iglesia.
Justo, en este instante en el que nos deja un referente humano, que ha sabido custodiar todo y a todos, especialmente a los más desfavorecidos, para irse a la Casa del Padre, dejándonos una estela de vivencias y emociones imborrables, a través de sus encíclicas, exhortaciones y cartas apostólicas, se me ocurre evocar su eterna pulsación, que no ha sido otra que la entrega como guardián del análogo y aquello que nos circunda.
Francisco comenzó su Papado bajo el signo de la "Franciscomanía”, fenómeno sociológico que logró que una persona sin conocimiento previo de los entresijos del Poder Vaticano se convirtiera en icono de la juventud, insuflara vientos de cambios y devolviera la ilusión y la esperanza a unos fieles sumidos en la perplejidad y la desilusión.
Hemos terminado la Semana Santa, una semana pasada por agua en bastantes sitios desluciendo las estaciones de penitencia que tienen por costumbre salir a la calle las distintas hermandades a lo largo y ancho de nuestra geografía en una reproducción de imaginería religiosa reproduciendo escenas de la vida de Cristo de nuestra religión católica.
La noticia ha conmocionado al mundo: el Papa Francisco ha fallecido. Tras 12 años al frente de la Iglesia Católica, su partida no solo marca el fin de un pontificado singular, sino que deja una pregunta abierta y profunda: ¿qué frutos dio su misión? Porque Francisco no fue un Papa más. Fue un pastor que, con gestos simples y palabras directas, quiso poner al Evangelio en un lugar central. Un pontífice que incomodó a muchos, pero también despertó conciencias dormidas.
Hoy todos los católicos del mundo lloran porque el Papa humilde, el Papa de los pobres, el Papa sin alharacas ha fallecido. Contemplando este hecho desde el plano humano, pegados a la tierra, ciertamente es una pérdida irremediable e insustituible.
El Papa Francisco se fue rodeado de las tres personas de las que siempre fue mensajero: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Hoy, todos, miramos al cielo y la duda, que siempre acompaña al hombre, suaviza las críticas y realza las cosas buenas.
Tras confirmarse el fallecimiento del papa Francisco a las 7:35 horas de este lunes, 21 de abril de 2025, el Vaticano activó un protocolo fúnebre y de transición actualizado por el propio pontífice, quien en 2024 reformó el 'Ordo Exsequiarum Romani Pontificis' para simplificar ritos y enfatizar la humildad. Este proceso incluye desde la constatación oficial de la muerte hasta la elección de un nuevo líder de la Iglesia para los 1.400 millones de católicos del mundo.
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