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Permítanme dudar de la ventolera que estos días recorre Argentina. Como dice el periodista, Marcelo Duclos: «Dudo de todo y no es mi culpa, es del kirchnerismo». No menos dudas recogen al respecto las redes sociales; ello es debido a que la izquierda nos tiene acostumbrados a estas cosas cada vez que ve próxima la soga del ahorcado. Precisamente, ni Cristina ni el Kirchnerismo atraviesan su mejor momento.
“La otra torre, Ricardo. La otra torre. ¡Ha impactado en la otra torre y en una zona más baja aún!” Eran poco más de las tres de la tarde, de un martes 11 de septiembre de 2001. Acababa de subir a mi despacho en Bruselas para iniciar, como era habitual, mi trabajo en el Parlamento durante la jornada de tarde. Las imágenes eran sobrecogedoras.
“Me pongo de pie hoy con el corazón apesadumbrado, lleno de tristeza por las familias y sus seres queridos que fueron asesinados y heridos esta semana”. Así se expresaba, emocionada y con voz temblorosa, la congresista demócrata de California Barbara Lee desde el hemiciclo de la Cámara de Representantes de Estados Unidos el 14 de septiembre de 2001, tres días después de aquel devastador atentado.
El 11 de septiembre de hace dos décadas una desafiante punzada abrió paso al siglo veintiuno. Entre la estupefacción y la incredulidad, los husos horarios se detuvieron en el instante en que la ponzoña de la irracionalidad humana hirió de muerte a una de las dos columnas llenas de vida del Bajo Manhattan, fatídicamente colapsadas.
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