Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | 11-S | ATENTADO | Terrorismo islamista | Torres | EEUU

​Un salto en el vacío

Sin la colaboración de los dirigentes políticos y religiosos de los países musulmanes, Occidente fracasará
Jorge Hernández Mollar
lunes, 13 de septiembre de 2021, 10:37 h (CET)

“La otra torre, Ricardo. La otra torre. ¡Ha impactado en la otra torre y en una zona más baja aún!” Eran poco más de las tres de la tarde, de un martes 11 de septiembre de 2001. Acababa de subir a mi despacho en Bruselas para iniciar, como era habitual, mi trabajo en el Parlamento durante la jornada de tarde. Las imágenes eran sobrecogedoras. Matías Prats, asombrado, relataba sorprendido los trágicos acontecimientos que sin darnos cuenta en ese momento, iban a cambiar el curso de la historia de la humanidad nada más iniciar el siglo XXI. Los aviones kamikazes en manos de fanáticos yihadistas, que impactaron en las Torres Gemelas de Nueva York, se llevaron por delante casi tres mil vidas humanas inocentes y miles de heridos.


El terror islamista había entrado como una serpiente venenosa en todos los rincones del planeta. Primero fue en los EEUU y luego en Europa, África, Oriente Medio o Asia. Al Qaeda se presentó ante el mundo como un nuevo ejército sin patria y sin uniforme pero que a traición y cobardemente, emprendía una nueva guerra con el arma más cobarde, injusta y despiadada que existe: el terrorismo.


Para España, esta brutal batalla no era una novedad. La ETA , desde hacía más de treinta años, venía castigando cruelmente al pueblo español con secuestros, extorsiones y asesinatos de, ciudadanos inocentes, aunque es justo reconocer que uno de los efectos colaterales del criminal atentado del 11S, fue la inestimable y eficaz colaboración entre George Bush y José María Aznar para perseguir y derrotar a ETA.


La vergonzante retirada de Afganistán que Biden ha protagonizado, escenificando así la derrota que en los acuerdos de Doha, firmados el 29 de febrero del 2020, oficializó Trump con los talibanes, abre una nueva etapa de desestabilización en aquella región y posiblemente en el resto del mundo. China, Irán, Pakistán, países fronterizos con Afganistán, se ven afectados seriamente por la decisión de abandono de los EEUU del territorio afgano, amén de la incógnita que supone la reacción del nuevo gobierno talibán frente al terrorismo. Es muy preocupante la desconfianza que genera su estilo teocrático y violento para someter a la población a la sharía o ley islámica. La dramática estampida del aeropuerto de Kabul lo certifica.


El salto en el vacío que se produce 20 años después de desangrarse EEUU y las naciones occidentales en el intento fracasado de instaurar un gobierno democrático en Afganistán, exige abrir una urgente reflexión sobre las amenazas que hoy se ciernen sobre Occidente y el propio mundo islámico por parte del fanatismo yihadista. El fiasco de la actual estrategia de los EEUU y la Unión Europea resulta muy alarmante.


Sin la colaboración de los dirigentes políticos y religiosos de los países musulmanes, Occidente fracasará en el intento de cooperar en la modernización del mundo musulmán. Gilles Kepel, politólogo y especialista en el Islam, solo ve una esperanza cuando ese mundo “entre de lleno en la modernidad según unos modos de fusión inéditos en el universo occidental, sobre todo a través del sesgo de las migraciones y de sus efectos así como de las revolución de las telecomunicaciones y la información”.

Noticias relacionadas

Vivimos en una sociedad que venera la juventud hasta la idolatría, mientras relega a la madurez a un rincón de invisibilidad. A medida que el calendario avanza, parece que los logros personales y profesionales se devalúan, como si la capacidad de crear o disfrutar de la vida tuviera fecha de caducidad. La realidad demuestra lo contrario, la verdadera riqueza humana florece en la experiencia, y es en la madurez donde alcanzamos nuestra cumbre personal.

Un día tras otro nos encontramos con frases de admiración sobre el ritual que rodea el fallecimiento de un papa y la consiguiente elección de otro. Los diversos comentaristas (especialmente si no son creyentes) ponderan las distintas ceremonias, su perfecta organización, sus ropajes y toda la parafernalia que hay alrededor. Parece que no les gustaría que acabara pronto esta “fuente” de noticias.

La sede de Pedro yace vacante y el mundo contiene el aliento. Mientras los medios y las redes sociales calculan votos y afinidades, y las cámaras enfocan la chimenea de la Capilla Sixtina —donde Miguel Ángel dejó su visión de la grandeza y la fragilidad humana—, los cardenales se recogen para dar continuidad a un rito que, mirando al futuro, encuentra sus raíces en la solemnidad del pasado.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto