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Gabriel Muñoz Cascos
Nacido en Peñarroya-Pueblonuevo (Córdoba) en 1935. Perito Mercantil por la Escuela Profesional de Comercio de Sevilla en 1954. Profesor Mercantil por la Escuela Profesional de Comercio de Sevilla en 1955. Licenciado en Derecho por la Universidad Europea de Madriden 2009. Ejerció como ejecutivo, asesor de empresas y auditor de cuentas. Ex colegiado del Colegio de Abogados de Córdoba. Ex miembro del Registro Oficial de Auditores de Cuentas de España. Ex miembro del Instituto de Censores Jurados de Cuentas de España Colegiado del Colegio de Economistas de Córdoba. En posesión de la insignia de oro del Colegio de Economistas de Córdoba, otorgada por la Junta de Gobierno de ese Ilustre colegio el día 4 de diciembre de 2019. Presidente de Honor Vitalicio del Ilustre Colegio Oficial de Titulados Mercantiles y Empresariales de Córdoba desde el día 20-6-2002. |
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Escandalizado, aunque no sorprendido, con las últimas trapisondas del PSOE, me asalta una pregunta que vendría “que ni pintada” para formular al portavoz de ese podrido partido (en vías de desaparición) el enigmático Pachi López, tan locuaz para insultar a la oposición y tan pacato, titubeante, tembloroso y maleducado para atender a los periodistas.
Siempre asistida por la voluntad, camina complacidala templanza, aunque deba romper alguna lanza para hacer su proyecto realidad.
Una vez descubierta la criminal trama arbitral orquestada entre el colectivo arbitral y el Barcelona CF, yo creo que, al menos avispado de los seguidores de este apasionante deporte, se le habrá ocurrido pensar en el daño que estas actuaciones habidas -entre estos chorizos cualificados- han causado (en los resultados finales de estas veinte temporadas) a los clubes que han sido perjudicados en sus intereses deportivos y económicos.
Hace mucho tiempo que vengo observando la persecución grave que los árbitros de fútbol españoles han venido ejercitando contra el Real Madrid y, por el contrario, los favores que el Barcelona recibía de los mismos. Ahora, y una vez levantada la tapa de un cajón de las sorpresas, (probablemente habrá más) me afirmo en mis impresiones y me invita a pensar que, lejos de ser una apreciación subjetiva mía, ésta ha sido la constante durante muchos años.
Que Cataluña, en su mayoría, está formada por gente civilizada y de buenos sentimientos, es conocido por moros y cristianos. Pero igualmente se sabe que tiene una casta dirigente casposa, insolidaria y de sentimientos antiespañoles (para lo que les conviene) que lleva muchos años mintiendo sobre su historia y ofendiendo y robando al resto de catalanes y a toda España.
Si analizamos algunos de los mensajes que hacen los políticos, veremos que muchos incurren en contradicciones y errores de los que nunca se arrepienten. Ocurre también en otros profesionales, pero los mensajes de los políticos, suelen tener más resonancia; más aún en países como el nuestro.
En los últimos tiempos, se están prodigando expresiones nada comunes en el devenir lingüístico español. Creo que obedece, a que la actual clase gobernante, autodenominada progresista, la usa para sus embusteros parlamentoscon el fin de confundir a todo el mundo.
Falsedad, disimulo, fingimiento, cara opuesta a la sinceridad, vicio instalado en la sociedad que lo sostiene sin remordimiento.
Viajaba en un viejo tren, un desenvuelto muchacho, leyendo un libro de ciencias que tenía entre sus manos. Al lado del jovencito, viajaba un señor anciano, que entre sus manos leía la Biblia muy relajado.
Si pretendiera emplear un término llamativo para definir la pregunta que hago en el título de este escrito, podría valerme “la pregunta del millón”, pero desisto de hacerlo, porque sonaría a ostentosa y yo prefiero un lenguaje más llano. Por eso diré -simplemente- que es la pregunta que se hace mucha gente y nadie se atreve a trasladara los gobernantes actuales.
Voy a romper una lanza, por los hombres jubilados, que no saben lo que hacer cuando llegan a ese estado.
El leer diariamente los periódicos hace que se tenga más agilidad a la hora de encontrar entre las noticias algunas expresiones curiosas, que no alcanzas a comprender, o, a contario sensu, las interpretas con una claridad meridiana. En realidad son metáforas, más o menos felices, más o menos verosímiles.
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