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Escandalizado, aunque no sorprendido, con las últimas trapisondas del PSOE, me asalta una pregunta que vendría “que ni pintada” para formular al portavoz de ese podrido partido (en vías de desaparición) el enigmático Pachi López, tan locuaz para insultar a la oposición y tan pacato, titubeante, tembloroso y maleducado para atender a los periodistas. La pregunta sería de este tenor: ¿Cuántos “titos” hay en el PSOE? Comprenderán ustedes que en el término “titos” incluyo también a las “titas” como corresponde escribir en correcto español.
Por lo que estamos viendo (y oyendo) al sanchismo dictatorial de comisionistas y amigos del puterío de “altos vuelos” le han pillado en calzoncillos, con los billetes “enfajados” en manos de quienes deberían dedicarse al cumplimiento de la ley y escondiéndose bajo incomprensibles contradicciones ante los medios de comunicación y ante la Justicia. Mientras tanto, el plagiador, embustero, cateto, traidor y antiespañol, Pedro Sánchez, hace lo de siempre: echar la culpa a unos y a otros, para tratar que la marea tarde en llegar a “su parcela”. Craso error, porque la ola de podredumbre terminará engulléndolo mucho antes de lo que él piensa.
Lo importante ahora, es que la oposición en pleno (dejando atrás celos mal entendidos e intereses particulares) cojan al “toro por los cuernos” desarbolen “titos”, “titas” “Ximos” “Ximas” “Marisuses” “Irenusas” “Separatistas” “Proetarras” “Republicanistas” “Comunistas” y esa legión de personas y grupos que quieren destruir nuestra nación y se dediquen -durante los próximos años- a derogar lo que Zapatero, Sánchez y “sus sostenedores” han legislado. La meta: una España, unida, cumpliendo la Constitución del 78, en donde el idioma español no se persiga y los impuestos no sirvan para ahuyentar a los empresarios y a llenar los bolsillos de los golfos. En definitiva: ¡a levantar España!
Inteligencia artificial: se trata de un sintagma en boga, aunque no se advierte unanimidad respecto a su denominación en lo que se refiere al núcleo sustantivo del mismo. Es el caso de Erik J. Larson, para quien “desde Alan Turing, los entusiastas de la inteligencia artificial han caído en el profundo error de equipararla con la inteligencia humana...".
En cualquier actividad profesional se realizan acciones directas de su incumbencia y se derivan gran cantidad de conductas por aproximación; unas y otras, con innumerables efectos derivados, cuya valoración acabará siendo desigual. El comentario de hoy parte de las apreciaciones en torno a una obra de Knut Hamsun, Redactor Lynge. Disfrutando primero de su relectura, a pesar del tiempo transcurrido desde su edición; no deja de aportarnos cuajados matices.
El pasado martes pudimos asistir durante el programa “El hormiguero” de Antena 3 a una experiencia sociológica bastante enriquecedora. En dicho espacio en algunas ocasiones se realizan experiencias con cámara oculta muy interesantes. Normalmente enfrentan a distintas generaciones, solicitándoles opiniones y reacciones ante un tema concreto.
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