La Copa América es el torneo de fútbol internacional más antiguo que existe. Se juega desde 1916. Su próxima edición se celebra en Argentina, nación cuyo corazón bombea sangre a ritmo de un esférico. La participación de 12 selecciones (diez federaciones sudamericanas más México y Costa Rica como invitados) asegura una confrontación de diferentes tradiciones y estilos, aunque con un nexo en común: sus grandes delanteros provienen de Europa. Y como de costumbre, Argentina, como anfitriona, y Brasil, como defensora del trofeo, parten con ventaja.
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Lo extraño hubiera sido que Batista, seleccionador de Argentina, y Tévez hubieran coincidido en sus pensamientos. El entrenador de la albiceleste reconoció que aunque están “obligados a ganar la Copa América”, no hacerlo no supondría un “fracaso”, algo que no cuadra con la mentalidad ganadora del controvertido ariete del Manchester City. Al menos, ambos comparten una idea: son favoritos porque son organizadores. No sólo por eso, sino porque cuentan con una delantera de infarto: Messi (53 goles), Agüero (20), Carlos Tévez, (23), Ezequiel Lavezzi (clave en el Nápoles) y los más descansados Higuaín y Diego Milito. Talento, experiencia y goles, suficientes avales para terminar con una maldición: Argentina no celebra un título de selecciones desde que alzó la Copa América en Ecuador, en 1993.
Enfrente, como de costumbre, se erige la figura alegre de Brasil. Son los campeones de las dos últimas ediciones. El grupo se desplaza a territorio argentino con la meta en escenificar una especie de ‘maracanazo’ en Buenos Aires. La ‘canarinha’, que hace unas semanas despidió a Ronaldo, cuentas con menos armas ofensivas que su histórico contrincante: el irregular Fred (en el Fluminense y con pasado en el Lyon) es el punta de una pirámide con una mejor segunda línea de ataque con los milanistas Robinho (16 goles) y Pato (12 goles) y los jóvenes Neymar y Ganso (campeones de la Libertadores con el Santos), vírgenes aún en terreno europeo. Porque ni Hulk (Oporto) ni Nilmar (Villarreal) están convocados.
Forlán y Falcao, opciones de Uruguay y Colombia
Por detrás de ambos transatlánticos está un conglomerado de selecciones dispuestas a dar otro colorido a la Copa América. Si se retrocede a la última cita de selecciones, es decir el Mundial de Sudáfrica, el combinado de Uruguay estaría al frente del grupo de alternativas a Argentina y Brasil. Y en la celeste, sus goles también proceden de Europa: Forlán (de 28 a 10 goles este curso), Cavani (revelación del Nápoles con 32 goles) y Luis Suárez (16 goles entre Ajax y Liverpool), y sin contar al imberbe Abel Hernández del Palermo. Si se busca otro aspirante atendiendo a la nómina de goleadores de renombre aparece la Colombia de Falcao (39 goles en Oporto) y Rodallega (Wigan); el Paraguay de Lucas Barrio (24 goles en el Dortmund), Valdéz (Hércules) y Santa Cruz (Blackburn Rovers), pero sin Cardozo (Benfica); o el Chile, ya sin el brazo ejecutor de Bielsa, de Alexis Sánchez.
El resto de selecciones convocadas al evento carece de argumentos futbolísticos suficientes para agitar el torneo. Su presencia en semifinales sería una auténtica sorpresa, y eso que cuentan con delanteros europeos, con menos nombre, pero con cierto peso en sus clubes, como sucede con el ecuatoriano Caicedo en el Levante (y el joven Montaño del Genk); el mexicano Giovanni dos Santos en el Racing de Santander; el boliviano Marcelo Moreno en el Shakhtar Donetsk y su compatriota Pedriel del Sivasspor de Turquía; los venezolanos ‘Miku’ y Rondón, pertenecientes al Getafe y Málaga, respectivamente; y el peruano Guerrero del Hamburgo y su joven aprendiz Carrillo (Sporting de Lisboa). Ausencias destacadas son Farfán, Pizarro y ‘Chicharito’ Hernández, de Schalke, Werder Bremen y Manchester United, respectivamente.
Argentina busca ser el rey
La Copa América reúne, en consecuencia, a un nutrido grupo de arietes de reconocido prestigio, donde sus goles son la meta a sus habilidades en golpeo de precisión al balón, velocidad, regate, remate de cabeza, oportunismo, eficacia trabajadora… aunque detrás deben estar acompañados por un buen grupo de futbolistas, y todo esto se concentra en Argentina y Brasil, las favoritas a una corona que daría contenido a la historia: si los brasileños se proclaman campeones emularían a los argentinos que encadenaron tres títulos consecutivos entre 1945 y 1947; y si bien Argentina o bien Uruguay se alzan con la copa se convertirían en los reyes absolutos en el palmarés (ambos cuentan con 14 trofeos) de la competición más antigua del mundo en materia de selecciones absolutas.
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