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Fútbol
Etiquetas | COPA DEL REY - Final

El Athletic por fin acabó con su maldición (1-1, 4-2 en los penaltis)

Cuarenta años después, los "Leones" se proclaman, en La Cartuja de Sevilla, campeones de la Copa del Rey
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La gabarra "Athletic" está feliz, puesto que por fin verá finalizada su inactividad de tanto tiempo. Todo ello porque los bilbaínos pusieron fin a su maldición de cuarenta años sin ser campeones de la Copa del Rey, con seis finales perdidas, cinco en los últimos 15 años. El equipo de Valverde debió esperar a la tanda de penaltis para vencer a un combativo Mallorca y alcanzar la gloria, pero esta Copa, "su" Copa más deseada, por fin podrá lucirla ante su gente por la ría de Bilbao.


Gloria que se les escapó a los baleares, que la tuvieron en la punta de los dedos pero que, como en 1998 ante el Barça, cayeron en los once metros y no pudieron sumar su segundo título en el Campeonato de España. Y el "vasco" Aguirre, por su parte, tampoco se pudo sacar su particular espina de la derrota, dirigiendo a Osasuna, frente al Betis en la final de 2005.


El Mallorca domina el "tempo"

Y eso que el técnico mexicano planteó de inicio el partido que mejor le venía a sus intereses. Después de una primera arrancada bilbaína que acabó con disparo de Nico Williams, el Mallorca consiguió maniatar durante el primer tiempo a un Athletic nervioso, atenazado probablemente por el exceso de presión, y que solo en contadas ocasiones lograba poner en apuros la meta de Greif.


Por el contrario para los vascos, cuya afición ocupaba entre el 65 y el 70% de las gradas de la Cartuja, cada balón que sobrevolaba el área de Agirrezabala (y los bermellones, ayer de azul, tuvieron unos cuantos) era un drama, ya que el dúo Vivian-Paredes (y el resto de sus compañeros) se veían incapaces para abortar cada situación sin recibir susto alguno.


Tanto fue así que en uno de los saques de esquina Dani Rodríguez aprovechó uno de los múltiples rechazos no efectivos para, desde el punto de penalti, mandar el balón a la escuadra de Agirrezabala. Era el minuto 21 y la final estaba justo en el punto que habría deseado cualquier seguidor bermellón, y no solo por el marcador.


Por suerte para el Athletic, Nico Williams (mejor jugador de la final) se mostró contrario a contagiarse del nivel errático de sus compañeros, empezando por su propio hermano Iñaki, que se iba al suelo cada dos por tres y que cuya falta de destreza anoche le hizo resolver de la peor forma un mano a mano ante Greif después de uno de los contados fallos defensivos mallorquinistas.


Nico era un constante peligro, y de sus botas salían la mayor parte de las acciones más peligrosas de su equipo. Una de ellas, a pase de Yuri, acabó en el fondo de la red, pero no en el marcador por un claro fuera de juego por su parte; mientras que la otra, en combinación con Ruiz de Galarreta y a punto de acabar el primer tiempo, se estrelló en el lateral de la portería de Greif.


Otra cara tras el intermedio

El empuje previo al descanso fue el prólogo de una segunda mitad en la que los "Leones" salieron con una actitud bien distinta. Valverde hizo resetear la mente de sus jugadores, sacó a Vesga y el signo del choque cambió por completo. Eso sí, todo podría haber sido distinto si Larin, nada más comenzar, le hubiera sacado mejor jugo a un flagrante error defensivo del Athletic, pero el canadiense estuvo muy tibio en su disparo.


La constante percusión ejercida por el Athletic se tradujo bien prontito en el gol del empate, gracias a una brillante acción, quién si no, de Nico Williams. El menor de los hermanos, siempre desde la izquierda, dio un pase en profundidad a Sancet quien se internó en el área y batió irremisiblemente por el segundo palo a un Greif que no pudo hacer nada (1-1, min 50).


El gol llevó la euforia a las gradas de una Cartuja que ya sí que parecía San Mamés, y en los siguientes minutos no hubiese sido nada extraño que hubiese llegado el gol de la remontada rojiblanca. Aguirre lo vio, y por ello decidió hacer un doble cambio en el que retiró a un delantero, Larin, reemplezado por un Morlanes que dio un poco más de consistencia y aire al centro del campo bermellón.


Todo se fue igualando, aunque siempre con el mismo patrón de que era el Athletic quien intentaba proponer, y el Mallorca el que no perdía el orden a la espera de una contra. El cambio de Unai Gómez por Ruiz de Galarreta buscó un poco más de llegada por parte vasca, pero el partido desembocó en el tiempo extra.


Allí Valverde intentó dar una vuelta más de tuerca con la entrada de los veteranos Raúl García y Muniain, y de un agitador en la delantera como Berenguer. Tres hombres que acabarían lanzando penaltis, dicho sea de paso.


Pero el que siguió agitando el ataque león era Nico. Una y otra vez el hermano internacional con España lo seguía intentando desde su banda izquierda, pero sus compañeros no conseguían aprovechar sus acciones, como un slalom al que solamente le faltó que alguien metiera el pie en boca de gol. Y el propio Nico tampoco pudo aprovechar en el área pequeña un pase raso de De Marcos.


Agirrezabala, "Julen II" de San Mamés

No obstante la última fue del Mallorca. Muriqi, ya con un vendaje que evocaba la épica de anteriores décadas en el fútbol, logró a falta de poco enganchar hacia portería un centro desde la izquierda, obligando a Agirrezabala a anticipar su traje de héroe con una parada que evitó que la Copa surcase el Mediterráneo por segunda vez.


El joven Julen, a quien se podría "rebautizar" como "Julen II" de San Mamés (tras el histórico Julen Guerrero) y que es suplente en la liga del internacional Unai Simón, siguió con su particular capa de Superman en la tanda de penaltis, parando el segundo a un Morlanes quien, todo hay que decirlo, no lo tiró de forma precisamente excelsa. Luego Radoncic, exactamente igual que el por entonces valencianista Yunus Musah en la misma portería hace un par de años, se encargó de mandar el balón al cercano Parque del Alamillo, poniendo en bandeja el triunfo a un Athletic que no falló ni uno solo de sus cuatro lanzamientos.


Berenguer, tirando raso y ajustado al poste derecho de Greif, fue quien certificó la consecución de la 24ª Copa según el palmarés oficial de la RFEF; la 25ª según el Athletic, que reivindica como suya la Copa de la Coronación disputada en 1902. 


Y Muniain, que en 2021 subió dos veces en un período de dos semanas a recoger el trofeo de subcampeón por las dos finales perdidas aquel año (la aplazada de 2020 por el Covid y la correspondiente a aquella temporada), esta vez recibió el premio gordo que, como no podía ser de otra forma, compartió a lo grande con sus compañeros y con el público. Una Copa que, el próximo jueves, también podrá disfrutarla in situ todo el Gran Bilbao durante su trayecto por la ría a bordo de la gabarra. Que ya tocaba.

1 - ATHLETIC: Julen Agirrezabala; De Marcos, Vivian (Lekue, min 106), Paredes, Yuri; Beñat Prados (Vesga, min 46), Ruiz de Galarreta (Unai Gómez, min 79); Iñaki Williams (Berenguer, min 91), Sancet (Muniain, min 91), Nico Williams; y Guruzeta (Raúl García, min 91)

1 - MALLORCA: Greif; Gio González, Valjent (Maffeo, min 91), Raíllo, Copete (Nastasic, min 107), Lato (Van der Heyden, min 109); Samu Costa, Sergi Darder (Antonio Sánchez, min 62), Dani Rodríguez (Radonjic, min 73); Larin (Morlanes, min 62) y Muriqi.

GOLES: 0-1: Dani Rodríguez (min 21); 1-1: Sancet (min 50).

PENALTIS: Muriqi (gol, 0-1); Raúl García (gol, 1-1); Morlanes (para Agirrezabala, 1-1); Muniain (gol, 2-1); Radonjic (fuera, 2-1); Vesga (gol, 3-1); Antonio Sánchez (gol, 3-2); Berenguer (gol, 4-2).

ÁRBITRO: Munuera Montero (colegio andaluz). Amonestó a Paredes por el Athletic, y a Muriqi y Radonjic por el Mallorca.

VAR: Prieto Iglesias (colegio navarro). No tuvo que intervenir para hacer corrección alguna, ya que en el gol anulado a Nico Wiliams intervino el fuera de juego semiautomático.

INCIDENCIAS: Final de la Copa del Rey 2024. Estadio de La Cartuja (Sevilla), lleno y con amplia mayoría de aficionados del Athletic en las gradas. Tras el penalti definitivo de Berenguer cedió la valla de la grada baja del Gol Sur, donde estaba ubicada la mayor parte de los seguidores vascos, afortunadamente sin graves consecuencias.

El Athletic por fin acabó con su maldición (1-1, 4-2 en los penaltis)

Victor Diaz
domingo, 7 de abril de 2024, 12:14 h (CET)

La gabarra "Athletic" está feliz, puesto que por fin verá finalizada su inactividad de tanto tiempo. Todo ello porque los bilbaínos pusieron fin a su maldición de cuarenta años sin ser campeones de la Copa del Rey, con seis finales perdidas, cinco en los últimos 15 años. El equipo de Valverde debió esperar a la tanda de penaltis para vencer a un combativo Mallorca y alcanzar la gloria, pero esta Copa, "su" Copa más deseada, por fin podrá lucirla ante su gente por la ría de Bilbao.


Gloria que se les escapó a los baleares, que la tuvieron en la punta de los dedos pero que, como en 1998 ante el Barça, cayeron en los once metros y no pudieron sumar su segundo título en el Campeonato de España. Y el "vasco" Aguirre, por su parte, tampoco se pudo sacar su particular espina de la derrota, dirigiendo a Osasuna, frente al Betis en la final de 2005.


El Mallorca domina el "tempo"

Y eso que el técnico mexicano planteó de inicio el partido que mejor le venía a sus intereses. Después de una primera arrancada bilbaína que acabó con disparo de Nico Williams, el Mallorca consiguió maniatar durante el primer tiempo a un Athletic nervioso, atenazado probablemente por el exceso de presión, y que solo en contadas ocasiones lograba poner en apuros la meta de Greif.


Por el contrario para los vascos, cuya afición ocupaba entre el 65 y el 70% de las gradas de la Cartuja, cada balón que sobrevolaba el área de Agirrezabala (y los bermellones, ayer de azul, tuvieron unos cuantos) era un drama, ya que el dúo Vivian-Paredes (y el resto de sus compañeros) se veían incapaces para abortar cada situación sin recibir susto alguno.


Tanto fue así que en uno de los saques de esquina Dani Rodríguez aprovechó uno de los múltiples rechazos no efectivos para, desde el punto de penalti, mandar el balón a la escuadra de Agirrezabala. Era el minuto 21 y la final estaba justo en el punto que habría deseado cualquier seguidor bermellón, y no solo por el marcador.


Por suerte para el Athletic, Nico Williams (mejor jugador de la final) se mostró contrario a contagiarse del nivel errático de sus compañeros, empezando por su propio hermano Iñaki, que se iba al suelo cada dos por tres y que cuya falta de destreza anoche le hizo resolver de la peor forma un mano a mano ante Greif después de uno de los contados fallos defensivos mallorquinistas.


Nico era un constante peligro, y de sus botas salían la mayor parte de las acciones más peligrosas de su equipo. Una de ellas, a pase de Yuri, acabó en el fondo de la red, pero no en el marcador por un claro fuera de juego por su parte; mientras que la otra, en combinación con Ruiz de Galarreta y a punto de acabar el primer tiempo, se estrelló en el lateral de la portería de Greif.


Otra cara tras el intermedio

El empuje previo al descanso fue el prólogo de una segunda mitad en la que los "Leones" salieron con una actitud bien distinta. Valverde hizo resetear la mente de sus jugadores, sacó a Vesga y el signo del choque cambió por completo. Eso sí, todo podría haber sido distinto si Larin, nada más comenzar, le hubiera sacado mejor jugo a un flagrante error defensivo del Athletic, pero el canadiense estuvo muy tibio en su disparo.


La constante percusión ejercida por el Athletic se tradujo bien prontito en el gol del empate, gracias a una brillante acción, quién si no, de Nico Williams. El menor de los hermanos, siempre desde la izquierda, dio un pase en profundidad a Sancet quien se internó en el área y batió irremisiblemente por el segundo palo a un Greif que no pudo hacer nada (1-1, min 50).


El gol llevó la euforia a las gradas de una Cartuja que ya sí que parecía San Mamés, y en los siguientes minutos no hubiese sido nada extraño que hubiese llegado el gol de la remontada rojiblanca. Aguirre lo vio, y por ello decidió hacer un doble cambio en el que retiró a un delantero, Larin, reemplezado por un Morlanes que dio un poco más de consistencia y aire al centro del campo bermellón.


Todo se fue igualando, aunque siempre con el mismo patrón de que era el Athletic quien intentaba proponer, y el Mallorca el que no perdía el orden a la espera de una contra. El cambio de Unai Gómez por Ruiz de Galarreta buscó un poco más de llegada por parte vasca, pero el partido desembocó en el tiempo extra.


Allí Valverde intentó dar una vuelta más de tuerca con la entrada de los veteranos Raúl García y Muniain, y de un agitador en la delantera como Berenguer. Tres hombres que acabarían lanzando penaltis, dicho sea de paso.


Pero el que siguió agitando el ataque león era Nico. Una y otra vez el hermano internacional con España lo seguía intentando desde su banda izquierda, pero sus compañeros no conseguían aprovechar sus acciones, como un slalom al que solamente le faltó que alguien metiera el pie en boca de gol. Y el propio Nico tampoco pudo aprovechar en el área pequeña un pase raso de De Marcos.


Agirrezabala, "Julen II" de San Mamés

No obstante la última fue del Mallorca. Muriqi, ya con un vendaje que evocaba la épica de anteriores décadas en el fútbol, logró a falta de poco enganchar hacia portería un centro desde la izquierda, obligando a Agirrezabala a anticipar su traje de héroe con una parada que evitó que la Copa surcase el Mediterráneo por segunda vez.


El joven Julen, a quien se podría "rebautizar" como "Julen II" de San Mamés (tras el histórico Julen Guerrero) y que es suplente en la liga del internacional Unai Simón, siguió con su particular capa de Superman en la tanda de penaltis, parando el segundo a un Morlanes quien, todo hay que decirlo, no lo tiró de forma precisamente excelsa. Luego Radoncic, exactamente igual que el por entonces valencianista Yunus Musah en la misma portería hace un par de años, se encargó de mandar el balón al cercano Parque del Alamillo, poniendo en bandeja el triunfo a un Athletic que no falló ni uno solo de sus cuatro lanzamientos.


Berenguer, tirando raso y ajustado al poste derecho de Greif, fue quien certificó la consecución de la 24ª Copa según el palmarés oficial de la RFEF; la 25ª según el Athletic, que reivindica como suya la Copa de la Coronación disputada en 1902. 


Y Muniain, que en 2021 subió dos veces en un período de dos semanas a recoger el trofeo de subcampeón por las dos finales perdidas aquel año (la aplazada de 2020 por el Covid y la correspondiente a aquella temporada), esta vez recibió el premio gordo que, como no podía ser de otra forma, compartió a lo grande con sus compañeros y con el público. Una Copa que, el próximo jueves, también podrá disfrutarla in situ todo el Gran Bilbao durante su trayecto por la ría a bordo de la gabarra. Que ya tocaba.

1 - ATHLETIC: Julen Agirrezabala; De Marcos, Vivian (Lekue, min 106), Paredes, Yuri; Beñat Prados (Vesga, min 46), Ruiz de Galarreta (Unai Gómez, min 79); Iñaki Williams (Berenguer, min 91), Sancet (Muniain, min 91), Nico Williams; y Guruzeta (Raúl García, min 91)

1 - MALLORCA: Greif; Gio González, Valjent (Maffeo, min 91), Raíllo, Copete (Nastasic, min 107), Lato (Van der Heyden, min 109); Samu Costa, Sergi Darder (Antonio Sánchez, min 62), Dani Rodríguez (Radonjic, min 73); Larin (Morlanes, min 62) y Muriqi.

GOLES: 0-1: Dani Rodríguez (min 21); 1-1: Sancet (min 50).

PENALTIS: Muriqi (gol, 0-1); Raúl García (gol, 1-1); Morlanes (para Agirrezabala, 1-1); Muniain (gol, 2-1); Radonjic (fuera, 2-1); Vesga (gol, 3-1); Antonio Sánchez (gol, 3-2); Berenguer (gol, 4-2).

ÁRBITRO: Munuera Montero (colegio andaluz). Amonestó a Paredes por el Athletic, y a Muriqi y Radonjic por el Mallorca.

VAR: Prieto Iglesias (colegio navarro). No tuvo que intervenir para hacer corrección alguna, ya que en el gol anulado a Nico Wiliams intervino el fuera de juego semiautomático.

INCIDENCIAS: Final de la Copa del Rey 2024. Estadio de La Cartuja (Sevilla), lleno y con amplia mayoría de aficionados del Athletic en las gradas. Tras el penalti definitivo de Berenguer cedió la valla de la grada baja del Gol Sur, donde estaba ubicada la mayor parte de los seguidores vascos, afortunadamente sin graves consecuencias.

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