Un reputado misógino

Toda una cruda manifestación de auténtico resentimiento hacia las mujeres

Francisco J. Caparrós

Francisco J. Caparrós

martes, 6 de diciembre de 2016, 00:56 h (CET)

El alcalde de Alcorcón y diputado autonómico, David Pérez García, ha pedido perdón a quienquiera que se hubiese sentido ofendido u ofendida por sus delirantes declaraciones contra las mujeres que hacen bandera de su feminidad, y luchan a diario por preservar los derechos que tanto les costó alcanzar a sus antecesoras. Pero por el lenguaje utilizado y sus reservas tácitas, todo apunta que lo ha hecho sin demasiada convicción. Era, por demás, un requerimiento implícito que su comprometida posición de representante político le exigía, y el diputado autonómico por el Partido Popular se ha apresurado a llevarlo a cabo en cuanto comenzaron a incendiarse las redes sociales; ni más, ni menos.

Isaías Lafuente, colaborador habitual en La Ventana de la Cadena Ser, no es el único que coincide conmigo en esa apreciación concreta pero sí uno de los periodistas en cuyo buen criterio he puesto los cinco sentidos para seguir confeccionando este artículo de opinión. Y es que, el palentino, dejaba constancia de su turbación en un comentario explícito en Twitter, que hoy por hoy sabemos que es una de las tribunas a las que más gente llega, si no la que más. Y como yo también, ponía en tela de juicio el mea culpa entonado por el alcalde en un pleno de su ayuntamiento, pocos días después del exabrupto. Pocos hay como el redactor, amén de profesor universitario y escritor, que les preocupe más este asunto. Pruebas tangibles de ello son algunos de sus libros, entre los que destaca “Agrupémonos todas: la lucha de las españolas por la igualdad”, en el que se narra la historia de algunas de las pioneras en la lucha por la igualdad de la mujer en España.

Con independencia de lo que decida la cúpula de su partido al respecto, las voces discordantes con el sentido común de las féminas adheridas a ella son, sin duda ninguna y aunque muy acostumbrada a ello, las que más han soliviantado a la opinión pública. Esa suerte de absurdo corporativismo mal entendido que se desprende de sus declaraciones, no hace más que echar leña al fuego en el que prenden voluntades y anhelos de la mujeres que abogan por otra forma de hacer política, trabajando ambos sexos en igualdad de derechos y responsabilidades y no supeditadas las unas los otros como sucede ahora.

Noticias relacionadas

Rendirse

La vida, sobre todo cuando se dilata por el transcurso de los años, te somete a momentos en las que tienes que hacer de tripas corazón, asumirlos con dignidad o rendirte. También con una buena dosis de dignidad. El encuentro con las diversas situaciones de tu vida van deteriorando tu capacidad de encaje, entonces te llega el momento en que te planteas si vale la pena seguir luchando o dejarte llevar por la corriente que te rodea y vivir en paz el presente. Pero sin futuro.

Cuando la vanidad disfraza la humildad

En un tiempo donde lo que se aparenta muchas veces vale más que lo que se es, hay quienes han hecho del estatus su escudo, del apellido su bandera y del dinero un pedestal desde el que miran al resto, como si el mundo fuese un teatro de castas en el que ellos, por supuesto, ocupan siempre el primer plano. Es el culto a la vanidad, esa enfermedad silenciosa del alma que disfraza la humildad de altivez.

Blancanieves y el marketing

He de aclarar que, si alguna vez alguien me quiere envenenar, que no lo intente con una manzana. Prefiero el bizcocho de chocolate o las chocolatinas de menta, tal vez un trozo de pizza de pepperoni o unas sabrosas cigalas, pero una manzana, lo que se dice una manzana… no.