Vicente Aleixandre, que nació en 1898 y falleció en 1984 a los 86 años, es uno de los poetas más destacados de las letras españolas. Recibió el Premio Nobel en 1977. Da un gran valor a la palabra y está convencido de que la poesía es un lenguaje que no muere, ya que permanece en la memoria y en un sentimiento de belleza, que nos transforma en el transcurso de la existencia. Entre el tiempo y la eternidad, el vínculo del arte poético aparece como punto de encuentro o conexión. Su poesía pretende la captación de lo indecible e invisible, en cierta forma, es el deseo de aprehender lo perdido. Para él la materia es comprendida como forma de eternidad. Desde su percepción lo esencial se repite y retorna y también se reencarna. Lo verdadero para Aleixandre es lo sustancial, la expresión también de lo vivido y sentido con plenitud y se convierte de esta manera en eterno. Desde su perspectiva nada desaparece por completo, lo que presupone un cierto panteísmo, un regreso a la naturaleza de la que formamos parte. La muerte desde su planteamiento poético y filosófico es, en realidad, una absoluta transformación del ser visible. Lo finito no desaparece sino que se transmuta y convierte en otra cosa o realidad material, fundida con el mundo o la naturaleza. Frente al individualismo Aleixandre propone el nosotros, la amistad y reciprocidad, el diálogo transformador. Rechaza el cinismo y confía abiertamente en la esperanza. La ternura frente a la violencia. Es el auténtico legado moral de este gran escritor.
Pertenece a la Generación del 27 en la que están también Federico García Lorca, Gerardo Diego, Cernuda, Alberti y Dámaso Alonso. Sus miembros escribieron una poesía más libre, estética y también simbólica y disponían de una fuerte y profunda conciencia social, en relación con la injusticia. La compasión y la generosidad formaron parte de la actitud ética de Aleixandre. Su frágil salud causó una profunda introspección metafísica a lo largo de una existencia, que fue muy productiva, en cuanto a su composición poética. Lector atento de Schopenhauer, Nietzsche y Bergson, etc., estas lecturas le sirvieron para el desarrollo o la elaboración de una visión o concepción del mundo, que influyó en su poesía y en su interpretación filosófica de la propia realidad vivida. De Schopenhauer supo apreciar la concepción de un universo regido por una especie de voluntad ciega, que causa dolor y sufrimiento y también separación. En cuanto a su vitalismo derivado, en parte, de Nietzsche es preciso poner de manifiesto que no es orgulloso ni expresa arrogancia, al contrario, es tierno y entregado al vivir en su máxima expresión.
El amor es uno de los temas más tratados en su poesía, ya que es una manera de luchar contra la muerte y también un deseo de eternidad. El paso del tiempo o la fugacidad del tiempo y del presente es otra de las cuestiones que aparecen en su poesía. El tiempo objetivo y el subjetivo, la duración que es relativizable, en función de su intensidad también está presente en su escritura. Se nota la influencia de la lectura de los análisis de la conciencia de Bergson.
El presente se escapa de las manos, aunque lo sintamos con la máxima intensidad y de esto era plenamente consciente Aleixandre. Fue un virtuoso del lenguaje y escribía con sumo cuidado, puliendo y revisando cada verso, cada palabra que podía utilizar, en función de lo que deseaba expresar. Era un orfebre de lo escrito, se podría decir.
La memoria y los recuerdos son para este genial escritor la materia más auténtica de la propia vida, ya que superan la brevedad del tiempo transcurrido y representan, en cierto modo, lo retenido y lo experimentado. La existencia es entendida como una integración de lo vivo y lo muerto o desaparecido en una naturaleza comprendida como Dios o Naturaleza, en un claro panteísmo que puede disponer de connotaciones religiosas o no. Lo natural es lo divino o viceversa como pensaba Spinoza. Esto concuerda, a mi juicio, con lo que expresa y simboliza o representa la poesía de Aleixandre.
La admiración que sentía por García Lorca estaba causada, por su estilo literario y también por su humanidad y simpatía. Los poetas de 27 influyeron en las siguientes generaciones de poetas o escritores españoles y también de Hispanoamérica.
En cuanto a lo perdido en el caos de la existencia, la poesía es una forma de investigar en el fondo vital de lo vivenciado que de esta manera es, hasta cierto punto, recuperable. Es una especie de metafísica realista, una fenomenología descriptiva de sentimientos y emociones, que reflejan lo más profundo de los seres humanos. Es una integración de lo sentido, pensado, recordado e intuido.
Aleixandre se interesó por la obra de Freud y por el inconsciente. La psicología está presente de una forma implícita en sus versos, en todos los sentidos pensables e imaginables. Su arte interpretativo o hermenéutico también se expresa en sus escritos, de un modo exquisito.
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