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La televisión en el siglo XXI ha cambiado de forma sustancial. Cada vez está siendo más influida por las plataformas digitales y las redes sociales. De hecho, ya es evidente que muchos espectadores en todo el mundo consumen contenidos a través de Youtube, que funciona como una televisión, ya que ofrece infinidad de canales, videos y documentales para todos los gustos e intereses.
En una época marcada por la inmediatez, las redes sociales y el ruido constante, recuperar la voz de los sabios antiguos puede parecer un acto subversivo. La sabiduría de Epicteto, filósofo estoico del siglo I, resuena hoy con una vigencia inquietante. Su propuesta, sencilla en apariencia, es radicalmente transformadora: para vivir con paz y alcanzar una felicidad sólida, hay que comenzar por distinguir con claridad qué depende de nosotros… y qué no.
En los albores de la historia, entre el murmullo de los olivos griegos y los árboles Bodhi de la India, dos filosofías florecieron como flores en el desierto del sufrimiento humano. El estoicismo, con su armadura de razón, y el budismo, con su manto de compasión, surgieron para responder a la misma pregunta eterna: ¿cómo vivir en un mundo de caos y dolor sin quebrarnos?
Es evidente que a la filosofía contemplativa, en su extensión, nadie la iba a rescatar ni a encumbrar. Lo que se averigua aquí, y ahora, es el intento evidente de persuadir al individuo para que se someta voluntariamente a una suerte de autoexplotación bajo estímulos y valores distorsionados en comunión con una doctrina marcial de orden belicista en perfecta yuxtaposición con el dominio mental y la autodisciplina emocional.
El pasado 25 de mayo, fecha patria de este lado de los Andes, nos dejó a los 98 años de edad Luis Gastón Soublette (1927-2005), uno de los pensadores prominentes de nuestra América. Como todos ellos, la luz que se apagó a sus espaldas lo colocará en una dimensión diferente.
Mi nuevo libro sobre la filosofía de Xavier Zubiri proyecta el pensamiento de este gran filósofo, hacia los desafíos filosóficos del siglo XXI. Mi tesis doctoral titulada Esencia y transcendentalidad en el realismo de Zubiri se publica este verano en Gijón, en dos librerías emblemáticas de esta bella ciudad: librerías Central y Paradiso.
Vicente Aleixandre, que nació en 1898 y falleció en 1984 a los 86 años, es uno de los poetas más destacados de las letras españolas. Recibió el Premio Nobel en 1977. Da un gran valor a la palabra y está convencido de que la poesía es un lenguaje que no muere, ya que permanece en la memoria y en un sentimiento de belleza, que nos transforma en el transcurso de la existencia.
El impuesto a los beneficios extraordinarios e ingentes de la banca es una cuestión de justicia social en España y en cualquier país del mundo. La justificación económica de lo que se recauda, por parte de Hacienda o del sistema de impuestos responde a la necesidad de gravar los excesos de rentabilidad bancaria.
En una época en la que todo parece estar conectado por la tecnología, paradójicamente cada vez más personas se sienten profundamente solas. Para Rafael Narbona, escritor, profesor de filosofía y pensador humanista, esta es la gran contradicción de nuestro tiempo.
Ricardo de Burgos Bengoetxea es un árbitro de la Primera División de fútbol masculino, conocido por sus excelentes actuaciones sobre el césped y también por la no tan excelente que protagonizó en la conferencia de prensa celebrada la víspera de la final de la Copa del Rey del presente año 2025.
El cristianismo posee una influencia filosófica derivada del platonismo y el aristotelismo y también del neoplatonismo. Si pensamos, por ejemplo, en teólogos y filósofos de la categoría de San Agustín y Santo Tomás de Aquino. La doctrina cristiana se expresa además como la manifestación de la inquietud del corazón humano o, lo que es lo mismo, como señal de su vocación al infinito.
¿Qué es la filosofía popular? Estudié algo de filosofía cursando hace ya muchos años BUP y COU, pero ese término de filosofía popular de hoy que tanto se escucha en los últimos tiempos, no recuerdo haberlo estudiado ni analizado. Supongo que algún clásico griego como Platón o Aristóteles ya lo tratarían en su época, pero sin especificarlo como tal.
Hoy quiero invitarlos a reflexionar sobre un asunto urgente en nuestra sociedad actual, en la cual nos estamos convirtiendo en expertos en señalar las fallas del mundo, exigiendo transformaciones externas permanentemente mientras ignoramos el microcosmos de nuestro propio ser.
La historia se analiza e interpreta a través de la filosofía. De hecho, a lo largo de la historia del pensamiento, la filosofía de la historia se ha ocupado del significado de los procesos históricos. Considero que es realizable un conocimiento objetivo, a través del estudio de los hechos a lo largo de los siglos.
El relato del samurái y el Maestro Zen Hakuin ilustra de manera profunda la enseñanza de que el cielo y el infierno no son lugares externos, sino estados internos que dependen de nuestra actitud y conciencia. A través de la provocación y la respuesta del guerrero, -es decir, del uso de la dialéctica-, se muestra cómo la ira y el ego pueden sumergirnos en el sufrimiento, mientras que la calma y la comprensión nos conducen a la paz.
No es ninguna novedad que el sufrimiento ha sido objeto de reflexión y debate a lo largo de la historia en general y de la filosofía en particular. Mientras que algunas corrientes lo consideran un fenómeno que nos puede servir para ser más sabios y crecer personalmente, otras lo cuestionan como una forma de dominio o control social o un obstáculo para la felicidad.
Hoy quiero invitarlos a reflexionar sobre un asunto que, si bien data desde que la humanidad existe, hoy tiene unos matices bastantes perversos, a saber, el de la servidumbre voluntaria en una era de la promoción de la autoexplotación. En 1549, Étienne de La Boétie en su obra titulada “Discurso de la servidumbre voluntaria” planteó una pregunta bastante inquietante: ¿por qué los pueblos se someten voluntariamente a la tiranía?
Hoy quiero invitarlos a reflexionar en torno a la creciente industria de la autoayuda, con su promesa de éxito, prosperidad y felicidad al alcance de todos, puesto que ha experimentado un auge vertiginoso en la última década: libros, cursos, seminarios y gurús de dudosa procedencia proliferan por doquier, ofreciendo fórmulas cuasi mágicas para alcanzar un bienestar personal y profesional que así, realmente, no llega.
Actualmente, frente al relativismo y el escepticismo parece que cada vez es más necesario, un enfoque o planteamiento universalista de los problemas económicos y sociales. El neoliberalismo individualista no reconoce los Derechos Humanos en su integridad, lo que impide el logro de la justicia social y también la consolidación de políticas solidarias, que apoyen suficientemente a las capas desfavorecidas, de las sociedades de los diversos países.
Hoy quisiera invitarlos a reflexionar en torno a uno de los filósofos más influyentes del siglo XX, cuyos trabajos tienen un impacto crucial en la filosofía del lenguaje, la epistemología, la filosofía de la mente y la lógica, a saber, el gran Ludwig Wittgenstein (1889-1951).
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