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No llames a nadie mangante, salvo a tus correligionarios

​La desvergüenza y el descaro de Pedro Sánchez

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La capacidad de asombro de los españoles hace tiempo que ha sido superada por el príncipe de la mentira y el engaño, Pedro Sánchez. No hay día en el que intente tomarnos por tarados mentales, niños de teta, o peor aún, como ovejas del rebaño que comanda.

         

Tiene que saber, si no, se lo digo yo, que tenemos capacidad de crítica, sabemos distinguir lo bueno de lo malo, la falacia de la verdad y la traición de la lealtad. No sé si eres perversamente pernicioso, intrínsecamente malo, o tu desequilibrada mente no diferencia entre el bien y el mal.

         

Bien digo desequilibradamente, pues una cabeza bien estructurada o mínimamente estable no puede decir una cosa y a renglón seguido la contraria, ni negar la evidencia y lo palmariamente  manifiesto. Eres es la mentira personificada, el engaño trapacero continuo, y la perfidia inamovible.         

         

Con todo el descaro e impudicia del mundo te has permitido llamar en más de una ocasión mangantes a los del PP.

         

Bien Pedro, en mi tierra, cuando uno tiene poca memoria se le recomienda que tome rabillos de pasas. No sé si eso es efectivo, pero deberías de tomarlos para paliar tu falta de ella. Yo he tomado unos inocuos  preparados farmacéuticos que han hecho posible que recuerde hechos de mi más tierna infancia, así como los actuales, sobre todo tus mendacidades.

         

Pedro, o nadie se ha preocupado por hacer que conserves  y mantengas la memoria, o eres un desmemoriado voluntario que son los peores que hay, ya que sólo se acuerdan de lo que les viene bien.

         

No me voy a remontar a los latrocinios, malversaciones, corrupciones y rapiñas de la II República, muchos y muy buenos libros escritos por muy buenos historiadores y, alguno de ellos no precisamente de Derechas, en los que se narran las tropelías de los socialistas del momento. Tú y yo lo hemos vivido. La corrupción en España entró de la mano de Felipe González. Limpia ejecutoria tuvieron Adolfo Suárez y Calvo Sotelo.

         

Juan Guerra, el hermano de Alfonso se hizo famoso por disfrutar, sin mérito alguno, de un despacho en el que entre “cafelito” y “cafelito” concedía, a través de su hermano, favores que bien cobraba a sus “amiguetes”.

         

¿No te acuerdas, ¡qué mala memoria tienes! de los EREs, del caso Faffe, conocido como el Manual de casi todas (para todas serían necesarios varios tomos de muchas páginas), las corrupciones de la Junta de Andalucía con Susana Díaz? En el primero mencionado hay 265 imputados, y más de 300 entre excargos de la Junta investigados todos relacionados con el PSOE.

         

¿Se te ha olvidado que El PSOE tiene ya 76 condenados por corrupción, entre ellos 21 ex altos cargos de la Junta, que Chaves ha sido condenado a 10 años de inhabilitación y Magdalena Álvarez a nueve? ¿Se te “olvida” que hay más de 1.000 investigaciones relacionadas con tu partido, entre afiliados y conmilitones que están siendo escudriñados por casos de corrupción? Hay incoadas por este motivo 240 causas, de las cuales 106 se encuentran en los tribunales de Andalucía.

         

Ni por mientes se pase que pertenezco al PP. Milito en LA OPOSICIÓN, para no estar sujeto a nadie y poder señalar los despilfarros y latrocinios que los políticos nos sangran, cual sanguijuelas, por los impuestos que, con tanto esfuerzo, pagamos.

         

Pedro no llames a nadie mangante salvo a tus correligionarios. Anda, barre y desinfecta primero tu casa, y después, aconséjale a los demás que lo hagan con la suya, si es que realmente tiene suciedad.

​La desvergüenza y el descaro de Pedro Sánchez

No llames a nadie mangante, salvo a tus correligionarios
Manuel Villegas
martes, 24 de mayo de 2022, 10:18 h (CET)

La capacidad de asombro de los españoles hace tiempo que ha sido superada por el príncipe de la mentira y el engaño, Pedro Sánchez. No hay día en el que intente tomarnos por tarados mentales, niños de teta, o peor aún, como ovejas del rebaño que comanda.

         

Tiene que saber, si no, se lo digo yo, que tenemos capacidad de crítica, sabemos distinguir lo bueno de lo malo, la falacia de la verdad y la traición de la lealtad. No sé si eres perversamente pernicioso, intrínsecamente malo, o tu desequilibrada mente no diferencia entre el bien y el mal.

         

Bien digo desequilibradamente, pues una cabeza bien estructurada o mínimamente estable no puede decir una cosa y a renglón seguido la contraria, ni negar la evidencia y lo palmariamente  manifiesto. Eres es la mentira personificada, el engaño trapacero continuo, y la perfidia inamovible.         

         

Con todo el descaro e impudicia del mundo te has permitido llamar en más de una ocasión mangantes a los del PP.

         

Bien Pedro, en mi tierra, cuando uno tiene poca memoria se le recomienda que tome rabillos de pasas. No sé si eso es efectivo, pero deberías de tomarlos para paliar tu falta de ella. Yo he tomado unos inocuos  preparados farmacéuticos que han hecho posible que recuerde hechos de mi más tierna infancia, así como los actuales, sobre todo tus mendacidades.

         

Pedro, o nadie se ha preocupado por hacer que conserves  y mantengas la memoria, o eres un desmemoriado voluntario que son los peores que hay, ya que sólo se acuerdan de lo que les viene bien.

         

No me voy a remontar a los latrocinios, malversaciones, corrupciones y rapiñas de la II República, muchos y muy buenos libros escritos por muy buenos historiadores y, alguno de ellos no precisamente de Derechas, en los que se narran las tropelías de los socialistas del momento. Tú y yo lo hemos vivido. La corrupción en España entró de la mano de Felipe González. Limpia ejecutoria tuvieron Adolfo Suárez y Calvo Sotelo.

         

Juan Guerra, el hermano de Alfonso se hizo famoso por disfrutar, sin mérito alguno, de un despacho en el que entre “cafelito” y “cafelito” concedía, a través de su hermano, favores que bien cobraba a sus “amiguetes”.

         

¿No te acuerdas, ¡qué mala memoria tienes! de los EREs, del caso Faffe, conocido como el Manual de casi todas (para todas serían necesarios varios tomos de muchas páginas), las corrupciones de la Junta de Andalucía con Susana Díaz? En el primero mencionado hay 265 imputados, y más de 300 entre excargos de la Junta investigados todos relacionados con el PSOE.

         

¿Se te ha olvidado que El PSOE tiene ya 76 condenados por corrupción, entre ellos 21 ex altos cargos de la Junta, que Chaves ha sido condenado a 10 años de inhabilitación y Magdalena Álvarez a nueve? ¿Se te “olvida” que hay más de 1.000 investigaciones relacionadas con tu partido, entre afiliados y conmilitones que están siendo escudriñados por casos de corrupción? Hay incoadas por este motivo 240 causas, de las cuales 106 se encuentran en los tribunales de Andalucía.

         

Ni por mientes se pase que pertenezco al PP. Milito en LA OPOSICIÓN, para no estar sujeto a nadie y poder señalar los despilfarros y latrocinios que los políticos nos sangran, cual sanguijuelas, por los impuestos que, con tanto esfuerzo, pagamos.

         

Pedro no llames a nadie mangante salvo a tus correligionarios. Anda, barre y desinfecta primero tu casa, y después, aconséjale a los demás que lo hagan con la suya, si es que realmente tiene suciedad.

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Pienso, y esto no deja de ser una opinión exclusivamente personal, que la literatura debe estar escrita siempre desde el foco de la ilusión y la esperanza. Son los esenciales avituallamientos para la creatividad. No digo ya que las novelas deban tener un matiz rosa y de amores platónicos que nos alejan de la realidad. Porque ante todo hay que tener presente el punto de unión entre la ficción y la realidad.

Estoy arrepintiéndome de votar, arrepintiéndome de leer páginas de opinión política en la prensa, arrepintiéndome de acudir a manifestaciones manipuladas, arrepintiéndome de ver noticiarios de televisión y, mucho más, tertulias generalistas con tertulianos mediocres.

El padre de la Constitución argentina, Juan Bautista Alberdi, en su obra "El Crimen de la Guerra"(1870), afirma: "No puede haber guerra justa, porque no hay guerra juiciosa. La guerra es la pérdida temporal del juicio". Asimismo, añade que "las guerras serán mas raras a medida que la responsabilidad por sus efectos se hagan sentir en todos los que las promueven y las invitan".

 
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