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Si el señor Sánchez y su camada de ministros necesitan tantos asesores indica que no tenían la necesaria preparación para un cargo que les venía grande

​De las hipérboles propagandísticas gubernamentales, a los encubiertos quebrantos cotidianos

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“Es un déspota todo aquel que cree que ser opositor al gobierno es ser traidor a la patria”, Juan Bautista Alberdi.


Según “The Economist” España ha perdido la categoría de “democracia plena” para entrar en la de “democracia defectuosa”. Es muy posible que para muchos de nuestros conciudadanos este cambio, esta rebaja de calidad democrática no signifique nada, acostumbrados como ya estamos a que vayamos descendiendo en los distintos rankings de la UE. Sin embargo, lo que nos indican estas advertencias comunitarias, lo que dan a entender es que quienes están en el Gobierno actualmente en España no han conseguido mantener nuestra democracia dentro de los límites de la excelencia y han permitido, las causas son fácilmente contrastables, una rebaja evidente de los derechos ciudadanos inherentes a una nación que goce de una democracia plena.


Estamos ante una de las demostraciones de lo fácil que resulta para quienes están sentados en las poltronas gubernamentales, utilizar su poder para influir en aquellas facetas de la vida pública en las que, precisamente, por la práctica democrática debieran abstenerse de hacerlo. Estamos ante unas elecciones en la comunidad de Castilla y León. Lo correcto hubiera sido que el señor Pedro Sánchez y los suyos hubieran permitido que los partidos en liza de aquella comunidad celebraran su campaña sin ayuda alguna ni intromisión por parte del Gobierno. Sin embargo, el gobierno socio-comunista que tenemos se ha apresurado a tomar medidas extraordinarias para apoyar la candidatura de su partido, el socialista, mediante la aprobación de ayudas millonarias para el campo de aquella región sin que, al menos de momento, parezca que los encargados de velar por la limpieza, legalidad, equidad e igualdad de oportunidades de todos los participantes en aquellos comicios, se encuentren con las mismas condiciones y oportunidades que los demás, sin privilegios, ayudas solapadas y martingalas legales que pudieran influir, ilegítimamente, en los resultados de las votaciones; hayan decidido imponer las sanciones oportunas al caso.


Deberíamos saber distinguir entre lo que es la vida cotidiana de nuestros país, sus dificultades económicas y sus problemas industriales de lo que vienen siendo las actuaciones gubernamentales, que parece que pretenden ignorar una parte importante de lo que son los intereses de la ciudadanía, de aquellos puntos vitales que debieran ser vistos como esenciales en cuanto al desarrollo de nuestras empresas, tanto industriales como de tipo comercial o de investigación y dejar de fijar sus objetivos en mantenerse el mayor tiempo posible en el poder.


Estamos viendo que la promesa del señor Pedro Sánchez de que a finales del 2021 íbamos a pagar el recibo de la luz, como se hacía en el 2018 y, como todo aquello que se promete sin tener el respaldo de unos estudios serios y debidamente constados, ha pasado la fecha indicada y no es que paguemos el recibo de la luz como en aquellas ya lejanas fechas, sino que lo estamos pagando con unos aumentos desorbitados que hacen pensar que los incrementos de precios derivados de esta subida, si no encuentran remedio a ello, auguran que Los costes de los productos van a seguir de una forma ascendente imposible de soportar por los españoles.


¿Qué es lo que hacen nuestros gobernantes al respecto? Pues proyectar nuevos aumentos de impuestos, elevar el Salario Mínimo a 1.000 euros para contentar a Podemos; aumentar el número de asesores gubernamentales alcanzado le cifra récord de este tipo de personal. Pero, el caso del señor presidente del gobierno es todavía más llamativo pues ha pasado de 361 a 370. 


A la vista de los resultados de tanta burocracia innecesaria cabría preguntarse si, para conseguir los obtenidos, pocos e irrisorios, que se adjudican, sea precisa tanta parafernalia de supuestos técnicos (habría que analizar las cualidades de este grupo de personas, que cobran sueldos elevados y que no hacen otra cosa que elevar el número de funcionarios que, en esta nación, están viviendo de la sopa boba a costa de los impuestos de los ciudadanos). 


Si el señor Sánchez y su camada de ministros necesitan tantos asesores indica, claramente, que no tenían la necesaria preparación para un cargo que se ha demostrado que les venía grande. Mientras tanto desde el FMI nos siguen recortando las previsiones económicas de nuestro Gobierno y, dentro del mismo, no cesan los enfrentamientos entre socialista y comunistas, de modo que lo que se nos augura para este año puede que sea una batalla campal para ver cuál de los dos partidos consigue llevarse el gato al agua.


Veamos algo de lo que está sucediendo en la industria de nuestra nación. Por ejemplo, choca el comunicado de nuestra empresa de fabricación de automóviles, SEAT. La dirección ya ha anunciado que la nueva producción de coches eléctricos puede suponer un cambio en las necesidades de personal de alrededor de un 30% menos de trabajadores. Nadie iba a pensar que se iban a seguir fabricando coches de nuevas gamas y de distintas características sin que la empresa hubiera valorado la manera de conseguir más rendimiento, a la vez que utilizar los mejores medios técnicos para controlar el coste de fabricación de vehículo. Hace ya tiempo que se ve venir el problema y no estamos seguros de que el actual Gobierno esté preparado para asumir las consecuencias de la mecanización y digitación de los procesos productivos en nuestras empresas que, con toda seguridad se van a ir produciendo si, como parece, nuestras autoridades laborales se siguen empeñando en encarecer, con aumentos salariales o mejoras sociales que resulten inasumibles para el empresariado, el producto final.


Y como sucede en el caso del refrán: “a perro viejo todo son pulgas”, esta España que no se sabe a ciencia cierta qué tipo de políticas es la que defiende, cuáles son sus amigos o enemigos en el resto del mundo, a quién es que apoya y a quién le da la espalda; en este juego absurdo de engaños, mentiras, rectificaciones o traiciones, nos encontramos que nos están dando bofetadas de todas partes. En esta ocasión ha sido el señor López Obrador, presidente mejicano, con suficientes problemas dentro de su país como para estar preocupado, ha encontrado, como en su día hizo el señor Maduro, de Venezuela, dónde poder expansionarse y cargar su despecho, en España convertida en el pim,pam, pum de cualquier dictadorcillo americano que no se vea con fuerzas de enfrentarse a quienes les pudieran dar una contestación contundente; sabiendo que lo que diga de los españoles, por impertinente que fuera, nuestro Gobierno, incapaz de enfrentarse a nadie, va a encajar cualquier torpeza que se le dirija. 


En su comparecencia en el Palacio Nacional, López, acusó a las empresas españolas de “saquear” el país, indicando que el gobierno mejicano quiere tener buenas relaciones con España pero “no queremos que nos roben”. Resulta curioso que hable de robar cuando la característica de los sucesivos gobiernos mejicanos ha sido la de la corrupción, las mafias y los crímenes políticos. Si quiere poner lo que el califica como “pausa” que lo haga porque, ciertas amistades, es mejor tenerlas lejos.


Un ejemplo de lo que podemos esperar de patriotismo lo tenemos en este nuevo vudú del ejecutivo español, el ministro de Exteriores, José Manuel Albarees que, como comentario a las declaraciones de López Obrador, se ha limitado a decir que la relación entre España y México era como “una asociación estratégica ( entiéndalo como quieran) más allá de las declaraciones verbales súbitas”. Claro que, para cualquier español que se sienta como tal, esta contestación no deja de ser la de un señor que no merece formar parte del gobierno y que debiera ser destituido al instante. No va a pasar.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, no podemos pensar en otra cosa que en que la derecha española, en la comunidad de Castilla y León, debe ir en masa a votar, sabiendo que es posible que sea la última oportunidad que nos queda a los españoles de recobrar la confianza en un vuelco electoral para las próximas legislativas, al final de esta legislatura. Si no sale adelante el señor Mañueco, no será el solo quien sufra las consecuencias, sino que el relevo en la dirección del PP se va a hacer indispensable.


Hoy el comentario pertenece a Jean d'Ormesson, novelista y miembro de la Academia Francesa, y dice así: “La ineptocracia es el sistema de gobierno en el que los menos preparados para gobernar son elegidos por los menos preparados para producir y los más incapaces para triunfar, mientras los más vagos y menos preparados para crear riqueza y procurarse su sustento son los grandes beneficiados del sistema, regalados con bienes y servicios pagados con los impuestos confiscatorios e injustos que padecen y soportan los mejores".

​De las hipérboles propagandísticas gubernamentales, a los encubiertos quebrantos cotidianos

Si el señor Sánchez y su camada de ministros necesitan tantos asesores indica que no tenían la necesaria preparación para un cargo que les venía grande
Miguel Massanet
viernes, 11 de febrero de 2022, 10:37 h (CET)

“Es un déspota todo aquel que cree que ser opositor al gobierno es ser traidor a la patria”, Juan Bautista Alberdi.


Según “The Economist” España ha perdido la categoría de “democracia plena” para entrar en la de “democracia defectuosa”. Es muy posible que para muchos de nuestros conciudadanos este cambio, esta rebaja de calidad democrática no signifique nada, acostumbrados como ya estamos a que vayamos descendiendo en los distintos rankings de la UE. Sin embargo, lo que nos indican estas advertencias comunitarias, lo que dan a entender es que quienes están en el Gobierno actualmente en España no han conseguido mantener nuestra democracia dentro de los límites de la excelencia y han permitido, las causas son fácilmente contrastables, una rebaja evidente de los derechos ciudadanos inherentes a una nación que goce de una democracia plena.


Estamos ante una de las demostraciones de lo fácil que resulta para quienes están sentados en las poltronas gubernamentales, utilizar su poder para influir en aquellas facetas de la vida pública en las que, precisamente, por la práctica democrática debieran abstenerse de hacerlo. Estamos ante unas elecciones en la comunidad de Castilla y León. Lo correcto hubiera sido que el señor Pedro Sánchez y los suyos hubieran permitido que los partidos en liza de aquella comunidad celebraran su campaña sin ayuda alguna ni intromisión por parte del Gobierno. Sin embargo, el gobierno socio-comunista que tenemos se ha apresurado a tomar medidas extraordinarias para apoyar la candidatura de su partido, el socialista, mediante la aprobación de ayudas millonarias para el campo de aquella región sin que, al menos de momento, parezca que los encargados de velar por la limpieza, legalidad, equidad e igualdad de oportunidades de todos los participantes en aquellos comicios, se encuentren con las mismas condiciones y oportunidades que los demás, sin privilegios, ayudas solapadas y martingalas legales que pudieran influir, ilegítimamente, en los resultados de las votaciones; hayan decidido imponer las sanciones oportunas al caso.


Deberíamos saber distinguir entre lo que es la vida cotidiana de nuestros país, sus dificultades económicas y sus problemas industriales de lo que vienen siendo las actuaciones gubernamentales, que parece que pretenden ignorar una parte importante de lo que son los intereses de la ciudadanía, de aquellos puntos vitales que debieran ser vistos como esenciales en cuanto al desarrollo de nuestras empresas, tanto industriales como de tipo comercial o de investigación y dejar de fijar sus objetivos en mantenerse el mayor tiempo posible en el poder.


Estamos viendo que la promesa del señor Pedro Sánchez de que a finales del 2021 íbamos a pagar el recibo de la luz, como se hacía en el 2018 y, como todo aquello que se promete sin tener el respaldo de unos estudios serios y debidamente constados, ha pasado la fecha indicada y no es que paguemos el recibo de la luz como en aquellas ya lejanas fechas, sino que lo estamos pagando con unos aumentos desorbitados que hacen pensar que los incrementos de precios derivados de esta subida, si no encuentran remedio a ello, auguran que Los costes de los productos van a seguir de una forma ascendente imposible de soportar por los españoles.


¿Qué es lo que hacen nuestros gobernantes al respecto? Pues proyectar nuevos aumentos de impuestos, elevar el Salario Mínimo a 1.000 euros para contentar a Podemos; aumentar el número de asesores gubernamentales alcanzado le cifra récord de este tipo de personal. Pero, el caso del señor presidente del gobierno es todavía más llamativo pues ha pasado de 361 a 370. 


A la vista de los resultados de tanta burocracia innecesaria cabría preguntarse si, para conseguir los obtenidos, pocos e irrisorios, que se adjudican, sea precisa tanta parafernalia de supuestos técnicos (habría que analizar las cualidades de este grupo de personas, que cobran sueldos elevados y que no hacen otra cosa que elevar el número de funcionarios que, en esta nación, están viviendo de la sopa boba a costa de los impuestos de los ciudadanos). 


Si el señor Sánchez y su camada de ministros necesitan tantos asesores indica, claramente, que no tenían la necesaria preparación para un cargo que se ha demostrado que les venía grande. Mientras tanto desde el FMI nos siguen recortando las previsiones económicas de nuestro Gobierno y, dentro del mismo, no cesan los enfrentamientos entre socialista y comunistas, de modo que lo que se nos augura para este año puede que sea una batalla campal para ver cuál de los dos partidos consigue llevarse el gato al agua.


Veamos algo de lo que está sucediendo en la industria de nuestra nación. Por ejemplo, choca el comunicado de nuestra empresa de fabricación de automóviles, SEAT. La dirección ya ha anunciado que la nueva producción de coches eléctricos puede suponer un cambio en las necesidades de personal de alrededor de un 30% menos de trabajadores. Nadie iba a pensar que se iban a seguir fabricando coches de nuevas gamas y de distintas características sin que la empresa hubiera valorado la manera de conseguir más rendimiento, a la vez que utilizar los mejores medios técnicos para controlar el coste de fabricación de vehículo. Hace ya tiempo que se ve venir el problema y no estamos seguros de que el actual Gobierno esté preparado para asumir las consecuencias de la mecanización y digitación de los procesos productivos en nuestras empresas que, con toda seguridad se van a ir produciendo si, como parece, nuestras autoridades laborales se siguen empeñando en encarecer, con aumentos salariales o mejoras sociales que resulten inasumibles para el empresariado, el producto final.


Y como sucede en el caso del refrán: “a perro viejo todo son pulgas”, esta España que no se sabe a ciencia cierta qué tipo de políticas es la que defiende, cuáles son sus amigos o enemigos en el resto del mundo, a quién es que apoya y a quién le da la espalda; en este juego absurdo de engaños, mentiras, rectificaciones o traiciones, nos encontramos que nos están dando bofetadas de todas partes. En esta ocasión ha sido el señor López Obrador, presidente mejicano, con suficientes problemas dentro de su país como para estar preocupado, ha encontrado, como en su día hizo el señor Maduro, de Venezuela, dónde poder expansionarse y cargar su despecho, en España convertida en el pim,pam, pum de cualquier dictadorcillo americano que no se vea con fuerzas de enfrentarse a quienes les pudieran dar una contestación contundente; sabiendo que lo que diga de los españoles, por impertinente que fuera, nuestro Gobierno, incapaz de enfrentarse a nadie, va a encajar cualquier torpeza que se le dirija. 


En su comparecencia en el Palacio Nacional, López, acusó a las empresas españolas de “saquear” el país, indicando que el gobierno mejicano quiere tener buenas relaciones con España pero “no queremos que nos roben”. Resulta curioso que hable de robar cuando la característica de los sucesivos gobiernos mejicanos ha sido la de la corrupción, las mafias y los crímenes políticos. Si quiere poner lo que el califica como “pausa” que lo haga porque, ciertas amistades, es mejor tenerlas lejos.


Un ejemplo de lo que podemos esperar de patriotismo lo tenemos en este nuevo vudú del ejecutivo español, el ministro de Exteriores, José Manuel Albarees que, como comentario a las declaraciones de López Obrador, se ha limitado a decir que la relación entre España y México era como “una asociación estratégica ( entiéndalo como quieran) más allá de las declaraciones verbales súbitas”. Claro que, para cualquier español que se sienta como tal, esta contestación no deja de ser la de un señor que no merece formar parte del gobierno y que debiera ser destituido al instante. No va a pasar.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, no podemos pensar en otra cosa que en que la derecha española, en la comunidad de Castilla y León, debe ir en masa a votar, sabiendo que es posible que sea la última oportunidad que nos queda a los españoles de recobrar la confianza en un vuelco electoral para las próximas legislativas, al final de esta legislatura. Si no sale adelante el señor Mañueco, no será el solo quien sufra las consecuencias, sino que el relevo en la dirección del PP se va a hacer indispensable.


Hoy el comentario pertenece a Jean d'Ormesson, novelista y miembro de la Academia Francesa, y dice así: “La ineptocracia es el sistema de gobierno en el que los menos preparados para gobernar son elegidos por los menos preparados para producir y los más incapaces para triunfar, mientras los más vagos y menos preparados para crear riqueza y procurarse su sustento son los grandes beneficiados del sistema, regalados con bienes y servicios pagados con los impuestos confiscatorios e injustos que padecen y soportan los mejores".

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