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Es cierto el dicho de que “la banca nunca pierde”

La tiranía y abuso de los bancos

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Considero que es preceptivo que expliquemos el significado que a las palabras que encabezan este escrito atribuye la RAE, pues si queremos utilizar ambas deberemos de hacerlo con toda propiedad y corrección.

         

Tiranía, segunda acepción del DIRAE:

         Abuso o imposición en grado extraordinario de cualquier poder, fuerza o superioridad.

         Abuso (de confianza)

         Del Latín abusus (según el diccionario de Nebrija, por la obra de mala fe; Stephano Ximenez, en su diccionario LATINUM HISPANUM, lo define como mal uso que se hace de algo)

         También: “consistente en engañar o perjudicar a alguien que, por inexperiencia, afecto, o descuido, le ha dado crédito a otra persona o entidad”.

         

Tras esta aclaración pienso que esta es la mala praxis que los bancos están cometiendo con todos sus clientes. Expliquémoslo: los ciudadanos normales que no evadimos nuestro capital a paraísos fiscales, ya que el único que poseemos consiste en lo que cobremos por nómina o pensiones, no tenemos más remedio que admitir, por imposición de las empresas o de la Tesorería de la Seguridad Social, que nos lo ingresen en una cuenta que velis nolis hemos tenido que abrir en un banco o entidad similar.

         

De la misma manera, si hemos percibido otra cantidad dineraria por alguna transacción han de depositárnosla en un banco, seguimos con el DIRAE: “que es una Empresa comercial que realiza operaciones financieras con el dinero procedente de accionistas y clientes”. Yo añado y que le proporciona pingües beneficios.

         

En román paladino, como diría nuestro insigne Gonzalo de Berceo, las entidades bancarias reciben nuestro capital, no nos queda otro remedio, ya que estamos obligados a ello, pues el tiempo de guardarlo en un calcetín debajo del colchón, o de una loseta del dormitorio ha pasado a mejor vida.

         

El hecho es que nos vemos constreñidos a mantener, por obligación, nuestro dinero en estas agrupaciones financieras, que además de negociar con él y beneficiarse, nos cobran una cantidad por tener una cuenta abierta en ellos en la que depositemos nuestro dinero. ¿Es concebible mayor abuso?

         

Cabe que nos preguntemos ¿qué hacen estas con él? La respuesta es simple y sencilla: lo emplean en operaciones en las que nada pierden si estas tienen mal resultado, los perjudicados somos los depositantes; o reciben buenos beneficios que reparten entre sus accionistas, pero de los cuales, a pesar de que los han obtenido por el empleo de nuestro dinero, para lo cual no nos piden permiso, y los depositantes en nada nos beneficiamos.

         

En su desorbitado deseo de recibir cada vez más enormes beneficios, están suprimiendo las sucursales bancarias, a las que acudíamos a depositar o retirar nuestro peculio, obligándonos a utilizar los servicios de unos cajeros automáticos con los consiguientes despidos de personal.

         

Están eliminando sucursales en pueblos en los que no les son rentables, sin tener en cuenta el enorme perjuicio que causan a las personas mayores que no tienen posibilidad de acudir a otras poblaciones en las que sí las conservan y que estos carecen del conocimiento de las nuevas tecnologías para poder manejarse ante un cajero automático.

         

¿Quién podrá poner remedio a estos abusos? Considero que solo el Estado con unas leyes fuertes y rígidas que no permitan esta desmedida tiranía, pero no lo hará, ya que los gobernantes, para sus campañas electorales reciben de estos ingentes cantidades que, una vez han conseguido el poder, les son “perdonadas” a saber a cambio de ocultos beneficios.

          

Por ello es cierto el dicho de que “la banca nunca pierde”.

La tiranía y abuso de los bancos

Es cierto el dicho de que “la banca nunca pierde”
Manuel Villegas
martes, 8 de febrero de 2022, 09:16 h (CET)

Considero que es preceptivo que expliquemos el significado que a las palabras que encabezan este escrito atribuye la RAE, pues si queremos utilizar ambas deberemos de hacerlo con toda propiedad y corrección.

         

Tiranía, segunda acepción del DIRAE:

         Abuso o imposición en grado extraordinario de cualquier poder, fuerza o superioridad.

         Abuso (de confianza)

         Del Latín abusus (según el diccionario de Nebrija, por la obra de mala fe; Stephano Ximenez, en su diccionario LATINUM HISPANUM, lo define como mal uso que se hace de algo)

         También: “consistente en engañar o perjudicar a alguien que, por inexperiencia, afecto, o descuido, le ha dado crédito a otra persona o entidad”.

         

Tras esta aclaración pienso que esta es la mala praxis que los bancos están cometiendo con todos sus clientes. Expliquémoslo: los ciudadanos normales que no evadimos nuestro capital a paraísos fiscales, ya que el único que poseemos consiste en lo que cobremos por nómina o pensiones, no tenemos más remedio que admitir, por imposición de las empresas o de la Tesorería de la Seguridad Social, que nos lo ingresen en una cuenta que velis nolis hemos tenido que abrir en un banco o entidad similar.

         

De la misma manera, si hemos percibido otra cantidad dineraria por alguna transacción han de depositárnosla en un banco, seguimos con el DIRAE: “que es una Empresa comercial que realiza operaciones financieras con el dinero procedente de accionistas y clientes”. Yo añado y que le proporciona pingües beneficios.

         

En román paladino, como diría nuestro insigne Gonzalo de Berceo, las entidades bancarias reciben nuestro capital, no nos queda otro remedio, ya que estamos obligados a ello, pues el tiempo de guardarlo en un calcetín debajo del colchón, o de una loseta del dormitorio ha pasado a mejor vida.

         

El hecho es que nos vemos constreñidos a mantener, por obligación, nuestro dinero en estas agrupaciones financieras, que además de negociar con él y beneficiarse, nos cobran una cantidad por tener una cuenta abierta en ellos en la que depositemos nuestro dinero. ¿Es concebible mayor abuso?

         

Cabe que nos preguntemos ¿qué hacen estas con él? La respuesta es simple y sencilla: lo emplean en operaciones en las que nada pierden si estas tienen mal resultado, los perjudicados somos los depositantes; o reciben buenos beneficios que reparten entre sus accionistas, pero de los cuales, a pesar de que los han obtenido por el empleo de nuestro dinero, para lo cual no nos piden permiso, y los depositantes en nada nos beneficiamos.

         

En su desorbitado deseo de recibir cada vez más enormes beneficios, están suprimiendo las sucursales bancarias, a las que acudíamos a depositar o retirar nuestro peculio, obligándonos a utilizar los servicios de unos cajeros automáticos con los consiguientes despidos de personal.

         

Están eliminando sucursales en pueblos en los que no les son rentables, sin tener en cuenta el enorme perjuicio que causan a las personas mayores que no tienen posibilidad de acudir a otras poblaciones en las que sí las conservan y que estos carecen del conocimiento de las nuevas tecnologías para poder manejarse ante un cajero automático.

         

¿Quién podrá poner remedio a estos abusos? Considero que solo el Estado con unas leyes fuertes y rígidas que no permitan esta desmedida tiranía, pero no lo hará, ya que los gobernantes, para sus campañas electorales reciben de estos ingentes cantidades que, una vez han conseguido el poder, les son “perdonadas” a saber a cambio de ocultos beneficios.

          

Por ello es cierto el dicho de que “la banca nunca pierde”.

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