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Opinión
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El mal no es una cuestión filosófica. Su presencia se debe a la existencia del diablo que es su padre

¿Existe el mal?

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El Instituto de Estudios Catalanes, y creo que también lo habrá hecho la Real Academia de la Lengua Española, ha incluido en su diccionario la palabra negacionismo que ha arraigado debido al Covid-19. Existen negacionistas no solamente del Covid-19, también del mal. Ana Carrasco Conde, filósofa, pertenece al grupo de los negacionistas del mal cuando dice: el malvado no tiene “una enfermedad, Al hablar del mal tendemos a pensar en situaciones muy cruentas que nos permitan justificarlo, pero no piensan en el mal de las pequeñas cosas, cuando tratan mal a quienes tienen cerca…”, “Sin ser conscientes”, le pregunta la entrevistadora”. “Así es muchas veces. En otras consideramos a los otros como actores secundarios de nuestra propia vida. Esto también es malo y no por esto somos enfermos”.


La periodista le dice a Ana Carrasco Conde: “Entrevisté a una jueza que decía que el mal existía “, Así responde la entrevistada: “Si consideramos que el mal es una esencia, una cosa que nos preexiste, estamos condenándonos ya, porque entonces que soluciones hay? Tenemos que vigilar mucho cuando relacionamos el mal con el ser humano, porque entonces lo damos todo por perdido”.


Teresa Amiguet la entrevistadora le dice a la filósofa: “El mal ganó las elecciones con Hitler: ¿cómo pudo votar el mal todo un país?” La respuesta que recibe de Ana Carrasco: “En un período de equilibrio y de certeza los alemanes no habrían votado a Hitler, pero en aquel momento histórico lo vieron como una salida: Es necesario acudir a las fuentes sicológicas, a estudiar tendencias como el expresionismo cinematográfico para entender los problemas de aquella sociedad”. “¿Y de allí a Auschwitz?”, le pregunta el periodista. La respuesta que recibe es muy inquietante: “Una vez que el nazismo se aposentó, adoctrinó ideológicamente a la sociedad, para que considerase  que los judíos no eran seres humanos. El mal tiene que ver también como una manera de demonizar a los otros”.


La entrevista finaliza con una pregunta y una respuesta: “¿Cómo explica una filosofa del mal violaciones como las de La Manada?”. La respuesta fue: “Es una manera de reforzar la posición del hombre, su  potencia, su papel dentro de la estructura social”, Deduzco de la entrevista que para Ana Carrasco el mal es algo externo al ser humano, que no tiene nada que ver con su naturaleza. Si es así nada puede hacerse para combatirlo porque es algo que está fuera de nuestro alcance. Jesús no es de este parecer. Pasando Jesús por delante de la oficina de recaudación de impuestos Mateo se dedicaba a recaudarlos. Sin mediar palabra Jesús le dice al funcionario que trabajaba para Roma: “Sígueme”. Sin pensárselo dos veces Mateo se levanta de la silla e invita a Jesús a comer en su casa, Alrededor de la mesa se reunieron muchos recaudadores de impuestos y otros pecadores. Al ver la escena los fariseos que se consideraban buenas personas porque presumían de cumplir al pie de la letra la Ley de Moisés, se quejaron a los discípulos de Jesús. Jesús oye la queja y se dirige a los quejosos diciéndoles: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos” (Mateo 9: 9-17).


La Biblia no entiende el mal como algo externo del hombre, sino como una enfermedad espiritual. Por esto es que considera a los hombres pecadores necesitados de que Jesús los cure. David el gran rey de Israel cometió adulterio con la mujer de unos de los oficiales de su ejército. Fruto de esta relación la mujer quedó embarazada. Al saberlo, David intentó esconder la fechoría dando la orden de que se pusiese el marido de la mujer ultrajada en un punto peligroso del combate para que fuese muerto por los enemigos. Así fue. David suspiró aliviado. Lo que el rey hizo en secreto no pasó desapercibido al ojo escrutador de Dios que envía a David el profeta Natán para que le reprenda del grave pecado cometido. El profeta con mucha sensatez utiliza una parábola para hacerle ver al adúltero la gravedad del pecado cometido, La historia trata de un hombre rico que recibe la visita de un amigo. Con el fin de agasajarlo le roba a un vecino pobre la única oveja que tenía. Al oír esto David se encabrita y desea la muerte del rico. El profeta le señala con el dedo: Tú eres este hombre porque teniendo muchas mujeres te has encaprichado de la única mujer de tu siervo Urias. (2 Samuel 12: 1-23). Dios por medio del profeta Natán le hace ver a David  que la maldad cometida no fue debida a una influencia externa sino de la maldad que se escondía en su corazón.


Fruto de la amonestación del profeta y del reconocimiento de su pecado David escribió el Salmo 51. Antes de ir a este salmo nos ayudará a entenderlo mejor si nos fijamos en una frase que se encuentra en el Padrenuestro, la oración modelo que Jesús enseñó a sus discípulos; “Líbranos del Maligno” (Mateo 6: 13). Por nacimiento natural todos somos hijos de nuestro padre espiritual que es el diablo. Deseamos hacer sus deseos. Él es padre de mentira y homicida desde el principio (Juan 8: 44). Si tenemos en cuenta las palabras de Jesús: “Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos”, entenderemos mejor el salmo 51: “He aquí en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre…Purifícame y seré limpio, lávame y seré más blanco que la nieve…Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí…”


David reconoce su condición de pecador. No desplaza a un agente externo la responsabilidad de su maldad. Se acercó a Jesús el Médico del alma para que le perdone. Jesús siempre escucha al penitente que clama a Él y siempre le despide diciéndole: “Ve en paz, tu fe te ha salvado”

¿Existe el mal?

El mal no es una cuestión filosófica. Su presencia se debe a la existencia del diablo que es su padre
Octavi Pereña
lunes, 3 de enero de 2022, 09:13 h (CET)

El Instituto de Estudios Catalanes, y creo que también lo habrá hecho la Real Academia de la Lengua Española, ha incluido en su diccionario la palabra negacionismo que ha arraigado debido al Covid-19. Existen negacionistas no solamente del Covid-19, también del mal. Ana Carrasco Conde, filósofa, pertenece al grupo de los negacionistas del mal cuando dice: el malvado no tiene “una enfermedad, Al hablar del mal tendemos a pensar en situaciones muy cruentas que nos permitan justificarlo, pero no piensan en el mal de las pequeñas cosas, cuando tratan mal a quienes tienen cerca…”, “Sin ser conscientes”, le pregunta la entrevistadora”. “Así es muchas veces. En otras consideramos a los otros como actores secundarios de nuestra propia vida. Esto también es malo y no por esto somos enfermos”.


La periodista le dice a Ana Carrasco Conde: “Entrevisté a una jueza que decía que el mal existía “, Así responde la entrevistada: “Si consideramos que el mal es una esencia, una cosa que nos preexiste, estamos condenándonos ya, porque entonces que soluciones hay? Tenemos que vigilar mucho cuando relacionamos el mal con el ser humano, porque entonces lo damos todo por perdido”.


Teresa Amiguet la entrevistadora le dice a la filósofa: “El mal ganó las elecciones con Hitler: ¿cómo pudo votar el mal todo un país?” La respuesta que recibe de Ana Carrasco: “En un período de equilibrio y de certeza los alemanes no habrían votado a Hitler, pero en aquel momento histórico lo vieron como una salida: Es necesario acudir a las fuentes sicológicas, a estudiar tendencias como el expresionismo cinematográfico para entender los problemas de aquella sociedad”. “¿Y de allí a Auschwitz?”, le pregunta el periodista. La respuesta que recibe es muy inquietante: “Una vez que el nazismo se aposentó, adoctrinó ideológicamente a la sociedad, para que considerase  que los judíos no eran seres humanos. El mal tiene que ver también como una manera de demonizar a los otros”.


La entrevista finaliza con una pregunta y una respuesta: “¿Cómo explica una filosofa del mal violaciones como las de La Manada?”. La respuesta fue: “Es una manera de reforzar la posición del hombre, su  potencia, su papel dentro de la estructura social”, Deduzco de la entrevista que para Ana Carrasco el mal es algo externo al ser humano, que no tiene nada que ver con su naturaleza. Si es así nada puede hacerse para combatirlo porque es algo que está fuera de nuestro alcance. Jesús no es de este parecer. Pasando Jesús por delante de la oficina de recaudación de impuestos Mateo se dedicaba a recaudarlos. Sin mediar palabra Jesús le dice al funcionario que trabajaba para Roma: “Sígueme”. Sin pensárselo dos veces Mateo se levanta de la silla e invita a Jesús a comer en su casa, Alrededor de la mesa se reunieron muchos recaudadores de impuestos y otros pecadores. Al ver la escena los fariseos que se consideraban buenas personas porque presumían de cumplir al pie de la letra la Ley de Moisés, se quejaron a los discípulos de Jesús. Jesús oye la queja y se dirige a los quejosos diciéndoles: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos” (Mateo 9: 9-17).


La Biblia no entiende el mal como algo externo del hombre, sino como una enfermedad espiritual. Por esto es que considera a los hombres pecadores necesitados de que Jesús los cure. David el gran rey de Israel cometió adulterio con la mujer de unos de los oficiales de su ejército. Fruto de esta relación la mujer quedó embarazada. Al saberlo, David intentó esconder la fechoría dando la orden de que se pusiese el marido de la mujer ultrajada en un punto peligroso del combate para que fuese muerto por los enemigos. Así fue. David suspiró aliviado. Lo que el rey hizo en secreto no pasó desapercibido al ojo escrutador de Dios que envía a David el profeta Natán para que le reprenda del grave pecado cometido. El profeta con mucha sensatez utiliza una parábola para hacerle ver al adúltero la gravedad del pecado cometido, La historia trata de un hombre rico que recibe la visita de un amigo. Con el fin de agasajarlo le roba a un vecino pobre la única oveja que tenía. Al oír esto David se encabrita y desea la muerte del rico. El profeta le señala con el dedo: Tú eres este hombre porque teniendo muchas mujeres te has encaprichado de la única mujer de tu siervo Urias. (2 Samuel 12: 1-23). Dios por medio del profeta Natán le hace ver a David  que la maldad cometida no fue debida a una influencia externa sino de la maldad que se escondía en su corazón.


Fruto de la amonestación del profeta y del reconocimiento de su pecado David escribió el Salmo 51. Antes de ir a este salmo nos ayudará a entenderlo mejor si nos fijamos en una frase que se encuentra en el Padrenuestro, la oración modelo que Jesús enseñó a sus discípulos; “Líbranos del Maligno” (Mateo 6: 13). Por nacimiento natural todos somos hijos de nuestro padre espiritual que es el diablo. Deseamos hacer sus deseos. Él es padre de mentira y homicida desde el principio (Juan 8: 44). Si tenemos en cuenta las palabras de Jesús: “Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos”, entenderemos mejor el salmo 51: “He aquí en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre…Purifícame y seré limpio, lávame y seré más blanco que la nieve…Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí…”


David reconoce su condición de pecador. No desplaza a un agente externo la responsabilidad de su maldad. Se acercó a Jesús el Médico del alma para que le perdone. Jesús siempre escucha al penitente que clama a Él y siempre le despide diciéndole: “Ve en paz, tu fe te ha salvado”

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