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En 1961, Adolf Eichmann se sentó en el banquillo de los acusados en Jerusalén. Se le acusaba de ser uno de los principales organizadores de la Solución Final, el plan sistemático de exterminio del pueblo judío. Ante el tribunal, Eichmann no se presentó como un monstruo ni como un ideólogo nazi, sino como un funcionario gris que “solo cumplía órdenes”.
El autor de “De tóxicos” comienza así su escrito: “¿Qué hacemos con los que dan buenos resultados, pero son malas personas? Cumplen sus objetivos a veces con creces pero a veces derraman su sinceridad de manera interesada. Siembran agravios comparativos. Se rodean de víctimas propicias a su verborrea que rezuma superioridad moral. ¿Qué hacemos con los tóxicos que dan resultados?”.
El exorcismo es un rito religioso realizado para liberar a una persona, lugar u objeto de la influencia demoníaca o maligna. Es una práctica especialmente reconocida en el cristianismo, que establece procedimientos específicos para llevarlo a cabo y solo los sacerdotes católicos tienen facultad para exorcizar.
El presidente del Gobierno, ya no engaña a nadie; su maldad contratada, sus constantes e inequívocas mentiras y su inmoralidad a la hora de gobernar han causado unas huellas tan profundas, que no se borrarán jamás de nuestra memoria.
La maldad humana es un tema que siempre ha sido objeto de estudio y reflexión a lo largo de la historia, de igual forma a día de hoy sigue siendo relevante y bastante preocupante. La maldad puede manifestarse de múltiples formas, desde actos violentos y criminales hasta manipulaciones emocionales y comportamientos moralmente muy cuestionables.
Del escrito de Llàtzer Moix 'Serpientes de todo el año' extraigo unos textos que por ser jugosos merecen ser comentados: “Por estas fechas estivales solían aparecer en la prensa, puntuales, las serpientes veraniegas. Recibían este nombre las informaciones, a menudo falsas, sobre asuntos vistosos, pero menores, que animaban las páginas de una actualidad amodorrada bajo la canícula vacacional.
Philippe Claudel dedicó 12 años de su vida como profesor en prisiones. De la entrevista que Ima Sanchís le hace, extraigo algunas reflexiones que deseo compartir con el lector: “La cárcel es un reflejo del mundo”. Philippe dice: “Cuando empecé a trabajar con presos se me abrieron los ojos sobre la complejidad de la naturaleza humana y de las trayectorias personales”.
“En busca de la maldad”, artículo escrito por Eulalia Solé, la autora se zambulle en los vericuetos de la siquiatría para “verificar qué genes determinan el comportamiento, simple en los irracionales, complejo en los hombres y las mujeres”.
Hoy queremos invitarlos a reflexionar sobre un asunto muy preocupante, sobre todo por su aparente silencio: la tolerancia a la maldad. Bien sabemos que estamos viviendo en un era en la que se nos insta permanentemente a ser tolerantes y comprensivos desde un punto estrictamente formal de la discursividad, pero que, en el plano de lo real, está atravesada por la violenta imposición y presión de usos y costumbres bastante flojas de papeles.
Se estrena en España la película Nefaroius (2023), que provoca muchos comentarios, en mi opinión porque: por un lado es un tema “extraordinario” que mueve a la curiosidad, como es el de las posesiones; y por otro, porque es una interpretación “tradicional” que choca con la visión de una cultura de hoy, donde esa doctrina tiene rechazo; así, está servida la polémica entre esas dos visiones que chocan, en lo que respecta al demonio, lo tradicional y la cultura actual.
El lunes, festividad de Todos los Santos, enterraron a una pequeña, llamada Olivia, muerta a manos de su madre. La justicia humana llegó tarde y, sin sospecharlo, pudo ser motivo de que la locura de una persona se convirtiera en venganza y ésta en muerte.
Le cayó la sal porque Los trabajos de artesanía que hacía, en muchas ocasiones no le pagaban. Su muerte fue, por asfixia y cáncer. A lo mejor por doloso está en el infierno.
Una educación íntegra apuntará a generar consciencia sobre el hecho de que las condiciones de vida que tenemos no deben sacrificar de modo alguno la dignidad de nadie ni de la naturaleza en general.
Mis ojos se fijarán en lo horrible de los días que pasan todos son iguales, inhumanos y privados de la belleza espiritual.
He efectuado un recorrido indeleble por los laberintos, recovecos de mi mente y de la realidad que me merodea. Calle a calle, "amistad a amistad", y de muchas experiencias que me ha legado mi caminar por este mundo letrístico, de la cultura de las artes, y de otros cánones.
Sobre los conceptos progreso, mito (dioses, ideologías, relatos y, ahora, fake news), bondad o maldad natural del ser humano y miedo al futuro giran desde hace 10.000 años, en cada momento histórico de un modo singular, los grandes temas políticos de las sociedades que se han ido construyendo desde la eclosión de la agricultura, la propiedad privada y los primeros asentamientos urbanos.
La gran mayoría de las personas se dejan llevar por la superstición, creer que a través de una bola de cristal, o cristal, se generan hechizos como poder sobrehumano. De tal suerte, la mirada (s) en esos cristales, incluyendo toda clase de ritos, encantamientos, oraciones, y etcéteras, con la llamada magia blanca o negra es pura mentira, son percepciones, faltaría, que desembocan en una obsesión mental.
El Instituto de Estudios Catalanes, y creo que también lo habrá hecho la Real Academia de la Lengua Española, ha incluido en su diccionario la palabra negacionismo que ha arraigado debido al Covid-19. Existen negacionistas no solamente del Covid-19, también del mal.
Este artículo comenzó titulándose Perdón, siguió con Los caprichos del destino, y terminó titulándose Un alma hermosa. Cuatro líneas llevaban ya escritas sobre el perdón hasta que mi hija me ha llevado esta noche, con una de sus preguntas, a una reflexión extraña, inquietante y a su vez tranquilizadora. Su pregunta era sobre el por qué le han ocurrido ciertas cosas durante su vida y ha tenido que luchar día tras día para superarlas.
La musiquilla de siempre: culpar a Dios de los males que cometemos entre todos. Es decir, convertir a Dios en chivo expiatorio al traspasarle nuestras culpas y hacerlo responsable de nuestros delitos. Cierto que Jesús cargó con nuestros pecados en la cruz en donde derramó su sangre que limpia todos los pecados y hace de los que creen en Él nuevas personas que comienzan a amar con el amor con que Él nos ha amado.
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