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Octavi Pereña
Momento de reflexión
Octavi Pereña i Cortina nació en Lérida en el año 1934 en el seno de una família estrechamente vinculada con la política y con Esquerra Republicana de Catalunya. En el año 1961 se convierte a Cristo en la fe Reformada, también conocida como calvinista. A partir de entonces colabora en diversas publicaciones religiosas y actualmente escribe una columna semanal en el periódico 'La Mañana' de su ciudad natal. Ejerce un ministerio evangelista en el Centro Penitenciario de Ponent de Lleida. En su columna 'Momento de reflexión', que ve la luz
todos los miércoles, trata asuntos sociales desde una perspectiva teológica.
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El periodista Donat Puitx entrevista a Paco Ibañez, cantautor para preguntarle: “¿Cómo ve el mundo? Se lo pregunto pensando en cosas como el aumento de la extrema derecha por todas partes". La respuesta que da el cantante es muy acusadora.
La maldad, en esencia es la ausencia del bien. Antes de la creación del mundo visible Dios creó a los ángeles. En un momento por nosotros desconocido, algunos de los ángeles acaudillados por Lucifer, que deseaba sentarse en el trono de Dios, se sublevaron contra la autoridad de Creador (Isaías 14: 11-13).
¿Quién es el responsable de la educación espiritual de los hijos? Lo lógico es que lo sean los padres. Debido a la degradación que se ha producido en ese campo, los padres delegan en la escuela la educación integral de sus hijos. ¿Es correcto este traspaso de poderes? La Biblia afirma taxativamente que la enseñanza espiritual de los hijos recae exclusivamente en los padres.
El autor de “De tóxicos” comienza así su escrito: “¿Qué hacemos con los que dan buenos resultados, pero son malas personas? Cumplen sus objetivos a veces con creces pero a veces derraman su sinceridad de manera interesada. Siembran agravios comparativos. Se rodean de víctimas propicias a su verborrea que rezuma superioridad moral. ¿Qué hacemos con los tóxicos que dan resultados?”.
“La representación de la escena del calvario en el arte contiene no solo una imagen del Crucificado, sino que nos evoca las palabras que Jesús dijo a su madre antes de morir: “Mujer aquí tienes a tu hijo” y después dirigiéndose a Juan le dijo: “Aquí tienes a tu madre” (Juan 19: 26, 27).
El arzobispo escribe: “Recuerda como el tiempo de Cuaresma no deja de ser un peregrinaje anual en la fe y en la esperanza, para que preparemos los corazones y nos abramos a la gracia de Dios, para poder celebrar la Pascua, centro de la fe cristiana y garantía de nuestra esperanza.
Su volver en sí y regresar a la casa del padre tendría que ser nuestro volver en nosotros mismos y creer en Jesús que es el Camino que nos lleva a la casa del Padre celestial.
“Amados no creáis a todo espíritu, sino probad si los espíritus son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido por el mundo” (1 Juan 4: 8). Del corazón humano no regenerado por la sangre de Jesús salen las herejías que a lo largo de la historia han mancillado a la Iglesia del Señor. La iglesia apostólica que fue la más esplendorosa de todos los tiempos no estuvo inmune a las herejías.
“Más allá de cómo se reaccione o se deje de hacerlo, en todas las circunstancias, los expertos están de acuerdo en la necesidad de conseguir una buena dosis de paciencia para no sucumbir en los arranques de ira o de rabia que pueden provocar estas situaciones. Hasta aquí nada que objetar, salvo que no es tan fácil adquirir esta paciencia. ¿Cómo se consigue ser paciente?” (Jordi Jarque).
El sin sentido en el ser humano lo ilustra una anécdota en la vida de Thomas Henry Huxley, discípulo destacado de Darwin. Huxley tenía prisa en coger el tren que le llevaría a la ciudad en la que tenía que dar una conferencia divulgadora de la filosofía evolucionista. En la recepción del hotel en que pernoctó dio al recepcionista el encargo que avisara a un taxista, tenía prisa, era urgente.
La meritocracia elogia la cultura del mérito “porque nos impide valorar a quien de verdad importa y aporta más a nuestras vidas… Está claro, padecemos una elite que cree que es lo mejor para hacer llegar al poder en una carrera de esfuerzo y talento que intenta hacernos creer que ha sido justa. No lo es.
“Jesús despidió (al exendemoniado) diciéndole: vuélvete a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por ti. Y se fue por toda la ciudad publicando todo lo que Jesús había hecho por él” (Lucas 8: 39). El texto bíblico que encabeza este escrito tendría que hacer reflexionar a todos aquellos que por encima de todo ponen la religión como piedra del ángulo sobre la que edifican su religiosidad.
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