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Con este término nos referimos a esas reglas convencionales cuyo cumplimiento construye la convivencia social

¿A qué nos referimos con protocolo social?

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El conocido como protocolo social es aquel que hace referencia a los usos sociales que rigen de manera voluntaria y libre las relaciones entre los individuos. Estos usos pueden estar establecidos por acuerdos o por costumbre.


En líneas generales, este protocolo engloba reglas referentes a la cortesía, a la educación, a los modales, a los tratamientos y, también, a la mesa. Este conjunto de normas recibe el nombre de usos sociales que, a su vez, se engloba dentro del grupo de reglas convencionales cuyo objetivo es lograr la convivencia entre las personas de una comunidad.


El autor de esta clasificación es el experto en protocolo, Francisco López-Nieto, para quien las reglas convencionales son «simples invitaciones a los individuos a cumplir, dependiendo de ellos mismos que quieran vincularse o no». Y en referencia a «su incumplimiento sólo tiene una consecuencia: hacerse acreedor a una sanción social».


Por su parte, el experto José Antonio Urbina define protocolo social como «conjunto de costumbres, usos y reglas que, a tenor de los cambios en la sociedad, regulan el comportamiento y las relaciones humanas para mejorar la calidad y la eficacia de nuestra acción personal, y, en último lugar, nuestra convivencia con los demás».


En este contexto, podemos afirmar que con el término protocolo social nos referimos a esas reglas convencionales cuyo cumplimiento construye la convivencia social. Estas reglas se aglutinan en los tres saberes del protocolo social: el saber ser, el saber estar y el saber funcionar.


Tal y como nos enseña Urbina, el saber ser es la suma del conocimiento y de la aceptación de uno mismo. Y una de sus reglas es, por ejemplo, el autocontrol, es decir, el dominio de la razón sobre las emociones.


Por su parte, el saber estar hace referencia a la cortesía, la urbanidad y la educación. Y, por último, el saber funcionar se relaciona con el rigor, la puntualidad y el mando. En referencia a este último, una de las reglas es comprender y asumir la responsabilidad integral que entraña el mando.


En definitiva, el protocolo social comprende el saber ser, estar y funcionar. Y unido a estos saberes, se encuentran los usos sociales cuyo origen puede responder a la costumbre o a reglas dispuestas por el organismo correspondiente.

¿A qué nos referimos con protocolo social?

Con este término nos referimos a esas reglas convencionales cuyo cumplimiento construye la convivencia social
María del Carmen Portugal Bueno
miércoles, 30 de junio de 2021, 08:35 h (CET)

El conocido como protocolo social es aquel que hace referencia a los usos sociales que rigen de manera voluntaria y libre las relaciones entre los individuos. Estos usos pueden estar establecidos por acuerdos o por costumbre.


En líneas generales, este protocolo engloba reglas referentes a la cortesía, a la educación, a los modales, a los tratamientos y, también, a la mesa. Este conjunto de normas recibe el nombre de usos sociales que, a su vez, se engloba dentro del grupo de reglas convencionales cuyo objetivo es lograr la convivencia entre las personas de una comunidad.


El autor de esta clasificación es el experto en protocolo, Francisco López-Nieto, para quien las reglas convencionales son «simples invitaciones a los individuos a cumplir, dependiendo de ellos mismos que quieran vincularse o no». Y en referencia a «su incumplimiento sólo tiene una consecuencia: hacerse acreedor a una sanción social».


Por su parte, el experto José Antonio Urbina define protocolo social como «conjunto de costumbres, usos y reglas que, a tenor de los cambios en la sociedad, regulan el comportamiento y las relaciones humanas para mejorar la calidad y la eficacia de nuestra acción personal, y, en último lugar, nuestra convivencia con los demás».


En este contexto, podemos afirmar que con el término protocolo social nos referimos a esas reglas convencionales cuyo cumplimiento construye la convivencia social. Estas reglas se aglutinan en los tres saberes del protocolo social: el saber ser, el saber estar y el saber funcionar.


Tal y como nos enseña Urbina, el saber ser es la suma del conocimiento y de la aceptación de uno mismo. Y una de sus reglas es, por ejemplo, el autocontrol, es decir, el dominio de la razón sobre las emociones.


Por su parte, el saber estar hace referencia a la cortesía, la urbanidad y la educación. Y, por último, el saber funcionar se relaciona con el rigor, la puntualidad y el mando. En referencia a este último, una de las reglas es comprender y asumir la responsabilidad integral que entraña el mando.


En definitiva, el protocolo social comprende el saber ser, estar y funcionar. Y unido a estos saberes, se encuentran los usos sociales cuyo origen puede responder a la costumbre o a reglas dispuestas por el organismo correspondiente.

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