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Desapareceré, podré, ya me saqué el pasaporte, jamás me volverás a ver.
Moriré si es preciso, pero no iré por donde me marques el rumbo para burlarte de mí.
Si pudiese encontrar la paz que necesito no lamentaría un pasado que fue escuela y que debía servirme para encontrar la serenidad...
Llegué a la universidad con pesados libros que tuve que estudiar, aprobé, pero no entendía nada de lo que me enseñaban. Lloré. Dura universidad es vivir.
El grito que se escuchó al fondo no fue lo suficientemente claro para saber si era de alegría, para pedir auxilio o simple exclamación de quien no puede contener el impulso y tiene que ir más allá de los límites de la comunicación cotidiana.
Poco a poco se va alejando, pero sigo escuchando su corazón latir. Todavía domina mi cuerpo pero su actuación, pronto terminará. El escritor se muere, se apagará para siempre, no volverá a nacer, yo espero que no, pues nació de un parto difícil y pocas cosas aportó.
2002, 2003, 2004, 2005, 2006, 2007, 2008: siete años que no nos deja la lluvia, siete años llevándolo y es mucho tiempo en que no comprendo la razón. ¿Cuándo acabará ésto?, tendré paciencia. Lulita, hijita, coge el paraguas, soy la de la sombrilla en que descansas, la de las sábanas blancas, la que consigue el amor cuando la lluvia le cae encima de manera despiadada.
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