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Una expresión de las partículas agrupadas son las personas, conscientes o no de su composición, coherentes o no a la hora de sus manifestaciones

Partículas frente a superhombres

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El contraste es el protagonista tenaz, presente en las actuaciones humanas. La misma inestabilidad vital reproduce las contradicciones en un reciclado permanente de tensiones. Si tenemos en cuenta la diversidad de elementos intervinientes, partículas, fenómenos biológicos, número de personas, enigmas; la mayor paradoja destaca por la actitud del ENGREIMIENTO. Esa postura pretenciosa de representar una unidad, cuando todo está intercambiando estímulos y respuestas diferentes. La presencia momentánea registrada no garantiza la permanencia, ni de los conceptos ni de las fuerzas; menos aún, la justificación ilusoria, causante de tantos desmanes en una sucesión imparable.

Olvidamos, o hacemos como si lo olvidáramos, ese principio constitutivo del cual dependemos. El surgimiento desde ese fondo, a partir de minúsculos componentes, acompañados de misterios progresivos, nos afecta, pero no parece aturdirnos. ¿Asumimos la realidad? ¿Divagamos? Echemos un vistazo.

P A R T Í C U L A S


Cuando mis moléculas se deshagan,


Serán partículas de fina estirpe,


Bregando tenaces a la intemperie,


En donde sus energías se entregan




A la feliz concordia de su afán,


Del empeño tenaz y coherente


Fraguado con misterioso lenguaje


Propicio para los que colaboran.




Reuniones conseguidas con talante,


Mientras miles de conexiones vibran,


Ya con el protagonista distante.




Verán que no es cosa de un instante,


El fragor resultante lo eternizan


Los mitos legendarios del envite.

Con el concepto de mente o mentalidad incluimos demasiadas ideas, no todas basadas en hechos comprobados. Con respecto al funcionamiento autónomo caben las dudas; si cada sujeto dispone de sus decisiones independientes o si estas surgen de las intrincadas redes del CEREBRO. ¡Menuda disyuntiva! ¿Somos meros reflejos de las acciones moleculares? Porque ya me dirán ustedes si alguien se siente con la capacidad de control sobre las redes subyacentes en los flujos cerebrales. Las infinitas conexiones, acciones a distancia, terquedades funcionales, saltos inexplicables, adquieren ímpetus propios; nos dejan en evidencia cuando más tratamos de alardear de protagonismo.

La primera imagen de un órgano cerebral estable saltó hecha trizas. En estos años fueron descubriéndose sus modificaciones, abriéndonos a un mar de posibilidades desconocidas hasta ahora. Las células cerebrales (Incluidas las neuronas) se renuevan, y el resto de componentes adoptan cambios morfológicos y de funcionamiento. Son especialmente reseñables las REMODELACIONES debidas a la repetición de ciertos actos, efectos ocasionados por sustancias químicas y también a la mala articulación de las emociones experimentadas. Al fin, de alguna manera, influimos en la obtención del cerebro merecido, habríamos hecho méritos para fraguarlo; ya no hablamos en exclusiva de los azares genéticos.

Es decir, una auténtica cura de humildad, por ser dependientes de vericuetos ilimitados en flujo incesante. La misma permanencia de determinadas funciones se transforma en serias incógnitas. Brujuleamos en torno a ese núcleo en ebullición, sin conocer el meollo de su contenido. Apenas intuimos los posibles accesos o las influencias derivadas de nuestras acciones. Procedemos con secillos TENTÁCULOS; su potencia no aumenta por sobreestimarlos, son lo que hay. Podemos ver futuro donde no hay nada, pasado donde sólo hay ideas del presente y el presente como una desorientación en toda regla. Si eso pretendemos vestirlo con alardes, la enajenación estará servida en sus peores mezclas.

La soberbia es mala consejera, es una potente semilla desintegradora; falsea por arriba y desprecia por abajo con desfachatez abrumadora. Sus efectos se aprecian con nitidez en torno de los engreídos superhombres, falsos de por sí como tales y despreciativos con el resto. Estas tendencias proliferan, reflejadas sobre todo en el trato dedicado a quienes les precedieron, también a quienes les acompañan. En esos ANTECESORES asientan llas raices imprescindibles, son ejemplo de la pluralidad existencial en acción y como culminación son la señal evidente de la caducidad insoslayable. Sin sus participaciones, ni pequeños seríamos; sin la consideración de sus méritos, el perfil humano empeora.

El más listillo del grupo no consigue rebasar sus propias limitaciones; callarlas o disimular no revierte la situación. Lo queramos o no, estamos liados en bucles indeterminados, pero reales; con entradas y salidas permanentes de estímulos por asimilar. Son manifiestas las CONEXIONES de calibre y modalidades inusitadas. Estamos inmersos en la realidad de un panorama caótico, lo es por los enigmas persistentes, de vez en cuando descubrimos alguna regla. El dinamismo es sobrecogedor, siendo a la vez fascinante y provocador. Pero eso sí, enemigo frontal de las fijaciones utilitarias abocadas al ejercicio nefasto de fuerzas dominadoras. La diversidad irradia vitalismo con sus enfoques plurales.

Una expresión de las partículas agrupadas son las personas, conscientes o no de su composición, coherentes o no a la hora de sus manifestaciones. De cualquier forma, oprimidas, liberadas o abandonadas a su suerte, se consolidan las VIDAS PARTICULARES. Su multiplicidad agranda el enjambre de elementos constituyentes del conjunto y sus funciones. Las expresiones particulares siempre aportan una carga de singularidad, siendo su enlace con el resto un fenómeno complejo. Sus dimensiones son inconmensurables entre sus matices psicológicos, ocultamientos, apariencias o evidencias. La singularidad es un hecho, pero su agrandamiento excesivo la degrada por pérdida de componentes.




Las pretensiones inusitadas son estridentes, en ocasiones con fundamento aparente; bastará una simple ojeada para acumular ejemplos notorios. Ahora bien, los sufrimientos, ese florecimiento de vidas particulares, la fascinación de los anhelos, configuran una URDIMBRE centrada en la suma de componentes insustituibles. Los supuestos fuera de serie, excluyentes, avanzan hacia su propio deslustramiento por enajenación progresiva.

Partículas frente a superhombres

Una expresión de las partículas agrupadas son las personas, conscientes o no de su composición, coherentes o no a la hora de sus manifestaciones
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 27 de diciembre de 2019, 09:16 h (CET)

El contraste es el protagonista tenaz, presente en las actuaciones humanas. La misma inestabilidad vital reproduce las contradicciones en un reciclado permanente de tensiones. Si tenemos en cuenta la diversidad de elementos intervinientes, partículas, fenómenos biológicos, número de personas, enigmas; la mayor paradoja destaca por la actitud del ENGREIMIENTO. Esa postura pretenciosa de representar una unidad, cuando todo está intercambiando estímulos y respuestas diferentes. La presencia momentánea registrada no garantiza la permanencia, ni de los conceptos ni de las fuerzas; menos aún, la justificación ilusoria, causante de tantos desmanes en una sucesión imparable.

Olvidamos, o hacemos como si lo olvidáramos, ese principio constitutivo del cual dependemos. El surgimiento desde ese fondo, a partir de minúsculos componentes, acompañados de misterios progresivos, nos afecta, pero no parece aturdirnos. ¿Asumimos la realidad? ¿Divagamos? Echemos un vistazo.

P A R T Í C U L A S


Cuando mis moléculas se deshagan,


Serán partículas de fina estirpe,


Bregando tenaces a la intemperie,


En donde sus energías se entregan




A la feliz concordia de su afán,


Del empeño tenaz y coherente


Fraguado con misterioso lenguaje


Propicio para los que colaboran.




Reuniones conseguidas con talante,


Mientras miles de conexiones vibran,


Ya con el protagonista distante.




Verán que no es cosa de un instante,


El fragor resultante lo eternizan


Los mitos legendarios del envite.

Con el concepto de mente o mentalidad incluimos demasiadas ideas, no todas basadas en hechos comprobados. Con respecto al funcionamiento autónomo caben las dudas; si cada sujeto dispone de sus decisiones independientes o si estas surgen de las intrincadas redes del CEREBRO. ¡Menuda disyuntiva! ¿Somos meros reflejos de las acciones moleculares? Porque ya me dirán ustedes si alguien se siente con la capacidad de control sobre las redes subyacentes en los flujos cerebrales. Las infinitas conexiones, acciones a distancia, terquedades funcionales, saltos inexplicables, adquieren ímpetus propios; nos dejan en evidencia cuando más tratamos de alardear de protagonismo.

La primera imagen de un órgano cerebral estable saltó hecha trizas. En estos años fueron descubriéndose sus modificaciones, abriéndonos a un mar de posibilidades desconocidas hasta ahora. Las células cerebrales (Incluidas las neuronas) se renuevan, y el resto de componentes adoptan cambios morfológicos y de funcionamiento. Son especialmente reseñables las REMODELACIONES debidas a la repetición de ciertos actos, efectos ocasionados por sustancias químicas y también a la mala articulación de las emociones experimentadas. Al fin, de alguna manera, influimos en la obtención del cerebro merecido, habríamos hecho méritos para fraguarlo; ya no hablamos en exclusiva de los azares genéticos.

Es decir, una auténtica cura de humildad, por ser dependientes de vericuetos ilimitados en flujo incesante. La misma permanencia de determinadas funciones se transforma en serias incógnitas. Brujuleamos en torno a ese núcleo en ebullición, sin conocer el meollo de su contenido. Apenas intuimos los posibles accesos o las influencias derivadas de nuestras acciones. Procedemos con secillos TENTÁCULOS; su potencia no aumenta por sobreestimarlos, son lo que hay. Podemos ver futuro donde no hay nada, pasado donde sólo hay ideas del presente y el presente como una desorientación en toda regla. Si eso pretendemos vestirlo con alardes, la enajenación estará servida en sus peores mezclas.

La soberbia es mala consejera, es una potente semilla desintegradora; falsea por arriba y desprecia por abajo con desfachatez abrumadora. Sus efectos se aprecian con nitidez en torno de los engreídos superhombres, falsos de por sí como tales y despreciativos con el resto. Estas tendencias proliferan, reflejadas sobre todo en el trato dedicado a quienes les precedieron, también a quienes les acompañan. En esos ANTECESORES asientan llas raices imprescindibles, son ejemplo de la pluralidad existencial en acción y como culminación son la señal evidente de la caducidad insoslayable. Sin sus participaciones, ni pequeños seríamos; sin la consideración de sus méritos, el perfil humano empeora.

El más listillo del grupo no consigue rebasar sus propias limitaciones; callarlas o disimular no revierte la situación. Lo queramos o no, estamos liados en bucles indeterminados, pero reales; con entradas y salidas permanentes de estímulos por asimilar. Son manifiestas las CONEXIONES de calibre y modalidades inusitadas. Estamos inmersos en la realidad de un panorama caótico, lo es por los enigmas persistentes, de vez en cuando descubrimos alguna regla. El dinamismo es sobrecogedor, siendo a la vez fascinante y provocador. Pero eso sí, enemigo frontal de las fijaciones utilitarias abocadas al ejercicio nefasto de fuerzas dominadoras. La diversidad irradia vitalismo con sus enfoques plurales.

Una expresión de las partículas agrupadas son las personas, conscientes o no de su composición, coherentes o no a la hora de sus manifestaciones. De cualquier forma, oprimidas, liberadas o abandonadas a su suerte, se consolidan las VIDAS PARTICULARES. Su multiplicidad agranda el enjambre de elementos constituyentes del conjunto y sus funciones. Las expresiones particulares siempre aportan una carga de singularidad, siendo su enlace con el resto un fenómeno complejo. Sus dimensiones son inconmensurables entre sus matices psicológicos, ocultamientos, apariencias o evidencias. La singularidad es un hecho, pero su agrandamiento excesivo la degrada por pérdida de componentes.




Las pretensiones inusitadas son estridentes, en ocasiones con fundamento aparente; bastará una simple ojeada para acumular ejemplos notorios. Ahora bien, los sufrimientos, ese florecimiento de vidas particulares, la fascinación de los anhelos, configuran una URDIMBRE centrada en la suma de componentes insustituibles. Los supuestos fuera de serie, excluyentes, avanzan hacia su propio deslustramiento por enajenación progresiva.

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