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Muchísimos católicos actuales buscan en la cultura cristiana una seguridad que solo deberían buscar en la fe

El huevo o la gallina

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¿Qué es primero, el huevo o la gallina?


Hay mucha gente que deja esta pregunta sin respuesta. A mí, razonablemente me parece que primero es la gallina, la cual pone huevos después.


Las culturas y las religiones suelen estar vinculadas. ¿Qué es primero, la religión o la cultura?. Christopher Dawson estudió el tema; y su tesis, con la que estoy de acuerdo, es que primero son las religiones, las cuales generan culturas, pero no al revés.


Me parece, porque lo palpo en el entorno, que en los momentos en que vivimos, que son probablemente los más rápidos de la historia, precisamente por ello, son difíciles de entender, ya que van más deprisa que nosotros, y muchas veces, nuestra capacidad de asimilación y entendimiento no da abasto con tanto cambio.


Procedemos de una cultura cristiana, consolidada a lo largo de 21 siglos, con sus luces y sombras, con muchas variantes según los países, las regiones, las lenguas, etc. Y esa cultura "se almacena" en la historia, la cual a su vez, no se ha entendido igual en unas épocas que en otras, en unos países o en otros. Prueba de ello es la reciente gilipollez del presidente de Méjico, solo disculpable por el hecho de que todos tenemos derecho a decir de vez en cuando alguna gilipollez, lo que no quita que esa gilipollez lo sea.


Estar orgulloso del acerbo cultural histórico de nuestro país forma parte de un sano patriotismo, de modo parecido a quien se siente orgulloso de su padre, circunstancia que nos afecta a la mayoría de los seres humanos.


Ahora bien, en un mundo cambiante, me parece que no es bueno mirarse demasiado el ombligo y vivir de las rentas; hay que pensar también qué somos y qué podemos ser. Y qué podemos aportar al futuro.


Los primeros cristianos no tenían una cultura cristiana consolidada. La cultura heredada que tenían era la grecorromana y algo la oriental. A la vuelta de 21 siglos tenemos una cultura cristiana heredada, en la que hemos nacido y en la que vivimos, conscientes o no.


El problema es que en muchos aspectos, esa cultura - y esas formas culturales - es una cultura fosilizada, más arqueológía que vida.


No vivir de las rentas significa, en primer lugar, darse cuenta de esto, si es que no queremos hacer el ridículo ante una sociedad secularizada y atea en la que las formas culturales cristianas del pasado no tienen el más mínimo recorrido en el mundo actual salvo ser objeto de burla.


El problema de muchísimos católicos actuales es que buscan en la cultura cristiana una seguridad que solo deberían buscar, y encontrar en la fe, entregada por Dios y custodiada por la Iglesia.


Si la fe no se impone, sino que se propone, con mucho menor motivo se puede imponer la cultura cristiana (las formas de cultura cristiana), cuando desde nuestra fe, los cristianos no nos hemos tomado con responsabilidad lo que decía san Pablo VI, inculturizar la fe, hacer de la fe, cultura, y cultura viva.


Quienes le dan a la cultura cristiana el valor que solo deberían dar al evangelio, se equivocan. Los primeros cristianos supieron inculturar la fe, meter el evangelio en el corazón de cada hombre a través de la cultura cristiana que crearon, aunque esa cultura, como todas, era y es defectuosa.


Lo perenne es el evangelio, Cristo, camino, verdad y vida. La cultura cristiana es cambiante y lo que ayer puede ser útil para meter el amor a Dios y al prójimo en el corazón de los hombres, hoy día puede no servir para nada, e incluso ser un estorbo. La seguridad hay que buscarla en el evangelio, en Cristo, que es la Roca.


En este mundo cambiante, hemos de estar en permanente estado de revisión para discernir en cada momento cual es la voluntad de Dios para cada uno, incluyendo el papel que nos ha tocado vivir en este mundo.


En consecuencia, hemos de estar dispuestos para repudiar formas culturales cristianas que hoy díaya no sirven bien al evangelio y son un auténtico estorbo que no pueden ni deben ser nuestras compañeras de viaje.


Juan Pablo II pidió públicamente perdón por los errores de la Iglesia durante los 20 siglos anteriores. Buen gesto, pero hay que poner nombre y apellidos a esos errores.


Ecclesia semper reformanda, decía Lutero. La Iglesia siempre tiene que estar en camino, como hospital de campaña, en salida, entendiendo el mundo para darle a la medida el alimento del evangelio. Decía el padre Arrupe que no podemos pretender resolver los problemas del mundo actual con los remedios del pasado. También lo dijo Cristo: a vino nuevo, odres nuevos.


Al ser humano le asusta cambiar. Todos tenemos tendencia a la seguridad que nos da lo conocido frente a la fascinación de lo que está por conocer. Pero eso no es la vida. La vida no es un guión prefijado. Es preciso buscar, estar atento, indagar, caminar, probar, equivocarse, rectificar, etc.


El inmovilismo en la Iglesia es lo peor para ella misma. El cardenal Martini sostenía que la Iglesia lleva 200 años de retraso, por cuantificarlo de alguna manera. La Iglesia debe dejar de ser autorreferencial, debe buscar su propia originalidad que el mundo actual demanda en la difusión del mensaje del evangelio.


Muchas veces la Iglesia se ha ganado a pulso sus propios enemigos, por divinizar lo que es una simple aportación humana, la cultura cristiana. Es una pena ganarse enemigos de esa manera tan gilipollesca.


La Iglesia tiene que hacer como el ciego de Jericó, que mandó a tomar por culo el manto para seguir a Cristo, sin nostalgias, a ciegas, es decir, con fe.


Me parece que era san Agustín el que decía que no habría en la tierra un solo pagano si nosotros fuéramos verdaderamente cristianos. Si la frase no es de san Agustín, ruego al lector que me lo haga ver. Gracias.

El huevo o la gallina

Muchísimos católicos actuales buscan en la cultura cristiana una seguridad que solo deberían buscar en la fe
Antonio Moya Somolinos
sábado, 30 de marzo de 2019, 09:19 h (CET)

¿Qué es primero, el huevo o la gallina?


Hay mucha gente que deja esta pregunta sin respuesta. A mí, razonablemente me parece que primero es la gallina, la cual pone huevos después.


Las culturas y las religiones suelen estar vinculadas. ¿Qué es primero, la religión o la cultura?. Christopher Dawson estudió el tema; y su tesis, con la que estoy de acuerdo, es que primero son las religiones, las cuales generan culturas, pero no al revés.


Me parece, porque lo palpo en el entorno, que en los momentos en que vivimos, que son probablemente los más rápidos de la historia, precisamente por ello, son difíciles de entender, ya que van más deprisa que nosotros, y muchas veces, nuestra capacidad de asimilación y entendimiento no da abasto con tanto cambio.


Procedemos de una cultura cristiana, consolidada a lo largo de 21 siglos, con sus luces y sombras, con muchas variantes según los países, las regiones, las lenguas, etc. Y esa cultura "se almacena" en la historia, la cual a su vez, no se ha entendido igual en unas épocas que en otras, en unos países o en otros. Prueba de ello es la reciente gilipollez del presidente de Méjico, solo disculpable por el hecho de que todos tenemos derecho a decir de vez en cuando alguna gilipollez, lo que no quita que esa gilipollez lo sea.


Estar orgulloso del acerbo cultural histórico de nuestro país forma parte de un sano patriotismo, de modo parecido a quien se siente orgulloso de su padre, circunstancia que nos afecta a la mayoría de los seres humanos.


Ahora bien, en un mundo cambiante, me parece que no es bueno mirarse demasiado el ombligo y vivir de las rentas; hay que pensar también qué somos y qué podemos ser. Y qué podemos aportar al futuro.


Los primeros cristianos no tenían una cultura cristiana consolidada. La cultura heredada que tenían era la grecorromana y algo la oriental. A la vuelta de 21 siglos tenemos una cultura cristiana heredada, en la que hemos nacido y en la que vivimos, conscientes o no.


El problema es que en muchos aspectos, esa cultura - y esas formas culturales - es una cultura fosilizada, más arqueológía que vida.


No vivir de las rentas significa, en primer lugar, darse cuenta de esto, si es que no queremos hacer el ridículo ante una sociedad secularizada y atea en la que las formas culturales cristianas del pasado no tienen el más mínimo recorrido en el mundo actual salvo ser objeto de burla.


El problema de muchísimos católicos actuales es que buscan en la cultura cristiana una seguridad que solo deberían buscar, y encontrar en la fe, entregada por Dios y custodiada por la Iglesia.


Si la fe no se impone, sino que se propone, con mucho menor motivo se puede imponer la cultura cristiana (las formas de cultura cristiana), cuando desde nuestra fe, los cristianos no nos hemos tomado con responsabilidad lo que decía san Pablo VI, inculturizar la fe, hacer de la fe, cultura, y cultura viva.


Quienes le dan a la cultura cristiana el valor que solo deberían dar al evangelio, se equivocan. Los primeros cristianos supieron inculturar la fe, meter el evangelio en el corazón de cada hombre a través de la cultura cristiana que crearon, aunque esa cultura, como todas, era y es defectuosa.


Lo perenne es el evangelio, Cristo, camino, verdad y vida. La cultura cristiana es cambiante y lo que ayer puede ser útil para meter el amor a Dios y al prójimo en el corazón de los hombres, hoy día puede no servir para nada, e incluso ser un estorbo. La seguridad hay que buscarla en el evangelio, en Cristo, que es la Roca.


En este mundo cambiante, hemos de estar en permanente estado de revisión para discernir en cada momento cual es la voluntad de Dios para cada uno, incluyendo el papel que nos ha tocado vivir en este mundo.


En consecuencia, hemos de estar dispuestos para repudiar formas culturales cristianas que hoy díaya no sirven bien al evangelio y son un auténtico estorbo que no pueden ni deben ser nuestras compañeras de viaje.


Juan Pablo II pidió públicamente perdón por los errores de la Iglesia durante los 20 siglos anteriores. Buen gesto, pero hay que poner nombre y apellidos a esos errores.


Ecclesia semper reformanda, decía Lutero. La Iglesia siempre tiene que estar en camino, como hospital de campaña, en salida, entendiendo el mundo para darle a la medida el alimento del evangelio. Decía el padre Arrupe que no podemos pretender resolver los problemas del mundo actual con los remedios del pasado. También lo dijo Cristo: a vino nuevo, odres nuevos.


Al ser humano le asusta cambiar. Todos tenemos tendencia a la seguridad que nos da lo conocido frente a la fascinación de lo que está por conocer. Pero eso no es la vida. La vida no es un guión prefijado. Es preciso buscar, estar atento, indagar, caminar, probar, equivocarse, rectificar, etc.


El inmovilismo en la Iglesia es lo peor para ella misma. El cardenal Martini sostenía que la Iglesia lleva 200 años de retraso, por cuantificarlo de alguna manera. La Iglesia debe dejar de ser autorreferencial, debe buscar su propia originalidad que el mundo actual demanda en la difusión del mensaje del evangelio.


Muchas veces la Iglesia se ha ganado a pulso sus propios enemigos, por divinizar lo que es una simple aportación humana, la cultura cristiana. Es una pena ganarse enemigos de esa manera tan gilipollesca.


La Iglesia tiene que hacer como el ciego de Jericó, que mandó a tomar por culo el manto para seguir a Cristo, sin nostalgias, a ciegas, es decir, con fe.


Me parece que era san Agustín el que decía que no habría en la tierra un solo pagano si nosotros fuéramos verdaderamente cristianos. Si la frase no es de san Agustín, ruego al lector que me lo haga ver. Gracias.

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Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

 
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