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Carta al plagiador mayor, señor Sánchez

Ahora resulta que usted miente hasta debajo del agua y es experto en el tema. Me molestan, sabe usted, los catedráticos de la estupidez
Jesús  Salamanca
viernes, 14 de septiembre de 2018, 08:51 h (CET)

Debe saber, señor Sánchez, que es muy fácil plagiar aunque no sé por qué se lo digo. Lo ha comprobado y parece que le ha gustado, siendo consciente de ello. No por casualidad ha ocultado su plagiada tesis que, dicho sea de paso, era una inutilidad desde el punto de vista académico, ético, didáctico e investigador. Las circunstancias han hecho que ya no sea suficiente con publicar su tesis y ponerla a disposición del mundo académico y de la ciudadanía. Cualquier tesis doctoral debe servir para innovar y aportar algo nuevo y la suya no reúne esas exigencias. Debe convocar elecciones y marcharse. España no se merece un presidente tan burdo, torticero, colérico y amenazador. Ha mentido y es rehén de su pasado.


No tiene más salida que dar urgentes explicaciones. El tiempo se le ha echado encima. El plagio lo cometió en 2012 y ahora le ha explotado en la cara. Ya sabe, señor plagiador, que la mentira tiene las patitas cortas, tan cortas que solo la ha podido ocultar seis años. Durante este tiempo, a muchos nos la ha negado el departamento de comunicación de la universidad; mejor dicho, no nos la ha negado sino que en tres ocasiones nos ha dado la callada como respuesta. Pero le han pillado, amigo, y lo han hecho en el peor momento. Si no recuerdo mal, llamó “indecente” al señor Rajoy y, mira por dónde, la indecencia la llevaba usted encima desde hace años. Usted es rehén de su pasado y lo es porque ha mentido.


Desde hace días, la opinión pública y la publicada están destrozando la presunta honorabilidad del plagiador presidente, si es que alguna vez existió, pues ahora lo dudo. Con su actitud ha cubierto de “gloria” a la Universidad Camilo José Cela de Madrid. Pero no se apure, en la universidad española es muy común eso del plagio en los trabajos fin de máster, no así en las tesis doctorales serias. Tan solo algún investigador “mendrugo” incurre en esos engaños. Ahora resulta que usted miente hasta debajo del agua y es experto en el tema. Me molestan, sabe usted, los catedráticos de la estupidez, los saltimbanquis del sentido común y los mediocres de tecla floja. Su tesis es un claro ejemplo del copieteo más vulgar, copio-pego con calzador, ajuste recortable, informes incompletos y perfecta inadecuación de los escritos al objetivo perseguido. Sigue siendo rehén de su pasado, de sus mentiras y de usted mismo.


Hoy en un diario de difusión nacional leía que “Éticamente, la tesis es un fraude y un bodrio sin valor académico alguno, que en otros países implica la dimisión de su autor”. Y no tengo dudas de que usted va a dimitir. A partir de ahora va a ser el blanco de la mofa en el Parlamento español y en el de las comunidades autónomas. Será el hazmerreír en cualquier evento nacional o exterior. Le apuntaremos con el dedo, como ejemplo de su inutilidad, engaño, fraude e indignidad. Ha hecho más daño que un nublado en el mes de agosto. ¡Váyase, señor plagiador, váyase, pero hágalo ya!

Va a ser difícil que se quite el calificativo de “plagiador”, ese vocablo del latín tardío que a usted le viene como anillo al dedo. ¿Quién le dio la máxima calificación a un trabajo tan burdo y vulgar? ¿Por qué “sobresaliente cum laude”? Ayer he propuesto a la UCJC de Madrid que inutilicen su tesis doctoral y le retiren su título de doctor en vista de la inadecuación de su plagiada tesis a las normas académicas y a la ética universitaria. ¿Se da cuenta de cómo sigue siendo rehén de su pasado más inmediato?


Como profesor, me avergüenzo de usted, señor Sánchez. Me ha decepcionado. Sobran los falsos profetas en las universidades, como sobran los mentirosos y los gaznápiros. Ha demostrado tal grado de ruindad que no quiero que siga como presidente de mi país, España. Esta ínclita nación de naciones no se merece un presidente que mienta día sí y día también.


Como padre, créame que le he perdido el respeto y, si le trato de usted, es por educación y porque –de no hacerlo—me sentiría mal conmigo mismo. Usted es un irreverente y un pésimo investigador. Ha dañado la credibilidad de muchas universidades y, en particular, la UCJC ha quedado a la altura del betún. Quienes firmaron el “Cum laude” han hecho el “Cagancho” universitario. El tribunal de la tesis merece un suspenso en toda regla –por este imperdonable desliz-- por las maneras caprichosas de calificar un trabajo que debía ser serio, riguroso y de innovación investigadora.


Pues eso, señor presidente plagiador, por si no conocer la frase “arrastrar el culo por un zarzal”, yo tampoco se la voy a explicar, pero es lo que ha hecho. Es usted rehén de sus mentiras, de su paranoia más acentuada y de sus trampas. No ha aprendido nada y ya es la diana de todo el mundo. Merece que le hagan los “perrillos”. Nos ha avergonzado como padres, como profesores, como ciudadanos, como demócratas y como votantes. La pena es que algunos piensen que lo que ha hecho es compatible con la exquisitez investigadora. Doy fe.

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