Y eso que es difícil fundirse
con la mía, que es muy rara.
Alma de mi ser que por momentos
que me hace olvidar la tristeza
en la que estoy.
Alma que fue mi ilusión
y mi refugio.
Alma de animal llamado caballo,
animal de cuatro patas
que clama al cielo,
que hace brillar las estrellas,
que canta al sol,
que levanta buenos sentimientos,
que hace que le quieran
hasta el infinito.
Caballo, noble animal.
Blanco como lavado con detergente
todos los días.
Blanco como la luz del sol,
como la pureza de las vírgenes,
blanco que te quiero blanco.
Blanco que no sea por ti
que se pierda todo,
prefiero perderlo todo menos a ti.
Me lo envidiaban, lo sé.
Por eso quería irme lejos de aquí.
Mi caballo blanco polar
me llevaba de viaje
cuando era pequeña.
Era un viaje especial.
Duque nos acompañaba.
Era un perro al que le gustaba
el trotar de Palomo blanco
y es que lo hacía
como una blanca paloma.
(De mi libro Tsunami de Rosas).