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Un 3 de junio de 1938, en Buenos Aires, el delegado norteamericano en la Conferencia para la Paz del Chaco, Spruille Braden, informaba desde Buenos Aires al secretario de Estado norteamericano, que una interna política había estallado en el seno de la Delegación paraguaya.
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El 27 de mayo de 1935, el embajador de EE.UU. en Buenos Aires informaba que en una reunión del grupo de mediación, a la que asistió el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, los ministros de Exteriores de Bolivia y Paraguay “comparecieron” por separado y fueron informados de que, tras sugerencia del Canciller brasileño, la comisión para pacificar el Chaco opinaba que las negociaciones de paz solo podrían continuar si se suspendían las hostilidades.
El poeta, escritor y periodista boliviano Javier Claure Covarrubias asistirá al III Encuentro de Escritores Bolivianos en Europa, que se llevará a cabo los días 5 y 6 de junio en Madrid. Asimismo, firmará su último poemario, ¿De qué espejo está hecha la vida?, en la Feria del Libro de Madrid.
El 20 de mayo de 1935, en las últimas semanas de la Guerra del Chaco, el secretario de estado norteamericano Cordell Hull se anticipaba al cese del fuego entre Paraguay y Bolivia que vislumbraba muy cercano, y escribía a su embajador en Buenos Aires.
El 13 de mayo de 1937, el representante diplomático de Estados Unidos Henry Norweb, escribía al Secretario de Estado norteamericano informando que la Standard Oil había iniciado conversaciones con el gobierno boliviano, a través de su representante Carlos Calvo.
En los primeros días de Mayo del año 1937, el Secretario de Estado norteamericano Cordell Hull decidió escribir al Canciller boliviano Enrique Finot sobre un tema urticante para Washington. Semanas antes, el presidente de Bolivia David Toro había decidido expropiar a la empresa petrolera Standard Oil sin compensación alguna causando conmoción en el mundo empresarial norteamericano y en Wall Street.
El 29 de abril de 1938, el secretario de estado norteamericano Cordell Hull envió un telegrama urgente a sus hombres en Buenos Aires. El mensaje diplomático tenía como remitente al embajador de Estados Unidos en Buenos Aires, pero especificaba que iba dirigido al delegado norteamericano en la Conferencia para la Paz del Chaco, Spruille Braden.
Un 15 de abril de 1938, las tropas del sublevado bando nacional coronaron una de las más trascendentes ofensivas de la Guerra Civil española, alcanzando las costas del Mediterráneo en Vinaroz. El territorio de la España republicana había quedado dividido en dos, luego de perder quince mil kilómetros cuadrados en poco más de un mes.
El antiguo Alto Perú ha demostrado a todos sus vecinos lo que pueden ser las masas movilizadas si estas están decididas a lograr cambios sociales. Entre el 9 y 11 de Abril de 1952 se inició la revolución boliviana, el único acontecimiento en la historia sudamericana contemporánea en la cual una insurrección popular logró desintegrar a las Fuerzas Armadas.
El 7 de abril de 1935, nueve décadas atrás, el futuro Premio Nobel de la Paz Carlos Saavedra Lamas, señaló al representante diplomático de Estados Unidos en Argentina - Raymond Edwin Cox- la conveniencia de apresurar la formación de un grupo mediador para poner fin a la guerra del Chaco. Advertía el canciller argentino que era necesario evitar las complicaciones que podrían surgir si Paraguay se apoderara de Villamontes y de los pozos petrolíferos del país vecino.
El 1 de abril de 1937, el representante diplomático de Estados Unidos en Bolivia Henry Raymond Norweb, informaba que el presidente boliviano David Toro estaba dispuesto a considerar un acuerdo más moderado con la empresa petrolera Standard Oil Company, siempre que ésta reconociera acusaciones en su contra.
Desafiando a los males de la altura, los sinuosos, estrechos y escarpados senderos de las serranías y montañas bolivianas, con un audaz grupo de paraguayos decidimos desafiar la naturaleza adversa y realizar un histórico viaje a sitios históricos de Bolivia, para reconciliar las crónicas de una guerra injusta que distanció a dos pueblos hermanos.
El estallido de la guerra del Chaco, en 1932, fue el fracaso final de la Comisión de Neutrales de Washington, gestada en tiempos del aislacionismo que signó la política exterior norteamericana en la década de 1920. La doctrina aislacionista, fundacional de EEUU, fundamentada en expresiones de George Washington, determinó el alejamiento de Estados Unidos de la Liga de las Naciones.
Un Woody Allen enamorado de una adolescente en su filme Manhattan le pide apartar su mirada de “niña descalza de Bolivia que busca un padre adoptivo”, una bella y precisa metáfora para definir al chantaje emocional. La semana pasada visité por primera vez Bolivia, y pude corroborar que toda ella es una extorsión a los sentimientos, a la que aún no ha cedido la humanidad.
El 4 de febrero de 1936, en Asunción, el Ministerio de Defensa del gobierno de Eusebio Ayala hizo público un comunicado sobre la detención de varios militares paraguayos de bien ganado prestigio en el Chaco. La circular fue publicada en el vocero Oficial del régimen.
El lunes 28 de enero de 1935, tropas al mando del coronel Rafael Franco ocuparon la ciudad de Machareti donde se izó la bandera paraguaya en un mástil próximo a la iglesia de la localidad. Los oficiales paraguayos disfrutaron de la comida allí: novillos, lechones y gallinas confiscados a los bolivianos.
Bajo una lluvia torrencial e inusual, el 20 de enero de 1933, las fuerzas bolivianas lanzaron un asalto al legendario bastión de Nanawa, una palabra que en idioma nativo significa “quebracho blanco”, sólida especie de madera que contribuyó a convertir esa fortaleza en inexpugnable. Los testimonios describen aquella batalla como una alegoría creada por Edward Monch, representando todo el horror y ruptura espiritual que una guerra puede generar.
A mediados de enero de 1935, el ejército del Paraguay llegaba a las puertas de la zona petrolífera boliviana, ocupando la línea de Villa Montes tomando Carandaity y otros poblados hasta llegar a las riberas del río Parapeti y amenazar Santa Cruz.
La patética y perversa guerra del Chaco, una disputa más fluvial e interpetrolera que territorial o nacional, supo sintetizar y consensuar lo mejor de la literatura de Paraguay y Bolivia, confirmando que no hay mal que por bien no venga. Fue aquella una guerra tan inicua, que mientras se desarrollaba benefició a todo el mundo menos a los beligerantes.
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