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Ángel Alonso Pachón
Ángel Alonso Pachón nació en Valladolid el mes de diciembre de 1942. Estudió con los Marianistas y con ellos, allá por los años 60-70, comenzó su trabajo como profesor de Letras, a la vez que de Latín y Griego en el colegio Santa María del Pilar (Madrid). Posteriormente colabora con la editorial Santillana en la edición de su primer diccionario de lengua española adaptado a Sudamérica. Realiza estudios de Derecho Tributario en AFIGE. Tiene la satisfacción de haber tenido como alumnos a personas, hoy profesionales de la Justicia, Notarios, Registradores, profesores de Lenguas Clásicas y abogados. Tiene el honor, y siempre el agradecimiento, de ser parte de la primera promoción del Instituto Nacional de Educación Física, José María Cagigal. Una vida llena de compromisos personales con la educación y la juventud. Ha pertenecido al foro de Madrid Tercer Milenio, centro cultural y de debate. |
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Cuando la reflexión del voto deriva hacia un voto mitinero, entonces la sociedad siempre se sentirá traicionada y sus votantes, no sólo engañados sino, además, cautivos de promesas y juramentos incumplidos.
El mercadillo ideológico que hemos creado puede que funcione un día a la semana, luego, la cruda realidad nos dice que esos mercadillos tienen mucho de “ASOCIACIONES CON INTERÉS DE LUCRO” y muy poco de “SOCIAL DEMOCRACIA”.
Cuando en España se habla de educación sólo parece valer aquella que diseña el gobierno de turno. España se ha ido formando a base de guerrillas interesadas, ejércitos mercenarios contra los okupas y reinos taifas, cabecillas oportunistas, con mando en plaza.
Ahora toca agachar la cabeza y obedecer sin pensar. De este modo se generó el “Sanchismo Español”…, olía a totalitarismo sudaca, amañado y adaptado a las circunstancias “ibéricas”…, femenino, masculino, neutro, bisexual y poco más…, los principios éticos desaparecieron, ahora valen lo que “vale una misa”.
Han pasado cuatro meses. La metástasis ucraniana se ha ido extendiendo y al mismo tiempo las Redes Sociales, poco a poco, han silenciado las cotidianas realidades de la guerra y sus miserias. Quiero repetir mis pensamientos y aprender a llorar y comprender el dolor ajeno. El compromiso social comienza en cada uno de los individuos, que, sin siglas ni banderas, asume la parte de responsabilidad que le corresponde.
Ciertos movimientos ideológicos han invadido muchas sociedades de la mano de fuertes apoyos económicos y de herramientas de manipulación; me estoy refiriendo a los conocidos como LGTBIQ+ y feminismo absurdo. El soporte económico, convierte el movimiento LGTBIQ+ en una especie de “sociedad capitalista”, que dirige las diversas interpretaciones personales sobre el género.
Recuerdo las primeras normas de conducción que, allá por los años 60, procuraban enseñar a los alumnos. Primera: el coche tiene tres ojos, los retrovisores. Deben estar siempre limpios y equilibrados. Segunda: Ante un cruce o rotonda, toda duda o equivocación se resuelve manteniendo la misma dirección. Se debe evitar toda maniobra brusca. Tercera: en tráfico no existe la cortesía. Siempre se debe anteponer la norma.
Nadie me ha informado por qué el aborto, es un derecho y matar a un pequeño que sufre hambruna y padece todo tipo de enfermedades es un delito. Cuando se habla de derechos, se deben razonar, desde todos los puntos de vista, cada uno de ellos.
De rodillas, con la cabeza inclinada, en actitud de sumisión. Eso, los autodefinidos “progresistas” modernos, lo condenaban, lo señalizaban, lo despreciaban. Hoy, “progresistas G30”, esta actitud ha desarrollado dos facetas, la personal e individual y la “grupal” o societaria.
He tenido la suerte de nacer en 1942, de recibir una educación liberal, de vivir intensamente el mundo de la educación de las décadas de los 60 y 70. He tenido la suerte de poner “mi granito de arena” en la formación de muchas personas, hoy profesionales, políticos, economistas e intelectuales de prestigio por haber impartido enseñanza en el Centro Educativo más influyente de aquella época en Madrid.
¿Qué más hay que ver y soportar para que el pueblo reaccione? ¿Qué respeto se tiene así misma una oposición que aguanta que le estampen en la cara, en el Senado de todos los Españoles, la terrible frase: ¡No estorbe!? ¿Tiene un Presidente de Gobierno potestad para decidir, “motu proprio”, ciertos temas de Estado que implican la estabilidad y la seguridad de la Nación?
Era un 10 de junio de hace muchos años; mi padre se fue en silencio, en casa, sin llamar la atención.
Como mi padre, muchos otros padres, se fueron, unos sin miedo, otros, apretando los puños.
Respetando las diferencias, todos eran “padres” y todos quisieron esculpir a sus hijos con manos llenas de fortaleza e ilusión.
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