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Esta obra de este filósofo moral trata del deseo y el razonamiento práctico

MacIntyre y la Ética en los conflictos

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En la modernidad se dan muchos problemas relativos a las decisiones morales que es necesario pensar. Los tipos de deseos humanos son analizables. La fuente o el origen de cada deseo es investigable desde un planteamiento filosófico profundo. La razón de cada deseo es la clave para saber si lo que se desea es realmente lo mejor.


¿Por qué se desea? y otras preguntas similares son parte de los fundamentos de la conducta y deben ser abordadas por la ética. Escribe MacIntyre que la forma de tratar estos desafíos éticos o morales está conectada con las características del orden social contemporáneo, porque: «El tomismo aristotélico pasado por el tamiz de las aportaciones de Marx nos puede dotar de los recursos necesarios para constituir un posicionamiento ético y político contemporáneo que nos permita actuar contra la Modernidad dentro de ella».


Las personas pueden centrar su existencia en un solo deseo, en varios o en muchos. Si bien siempre se pueden buscar nuevos objetivos. Sobre estas cuestiones reflexiona MacIntyre al principio de su libro Ética en los conflictos de la Modernidad.


Se comprende que escriba «Quien pretende y aspira a muy poco, quizá por miedo a sufrir un desengaño, puede que nunca se percate de que no explotó adecuadamente sus talentos y habilidades». No cabe duda de que existen muchos deseos compartidos por todos los seres humanos.


En lo que no estoy de acuerdo con MacIntyre es en que no sea lo mejor poner el esfuerzo en un único proyecto vital ante la posibilidad del fracaso, ya que este es un concepto relativizable en muchos casos.


Es cierto, por otra parte, que junto a los deseos es preciso tener en cuenta otros aspectos de las vidas de las personas. Es lo razonable. Si se caracterizan los deseos por la variedad de objetos existente en el mundo es evidente que la cantidad de deseos posibles es prácticamente inmensa. Lo que parece claro, según este filósofo, es que no se debe querer abarcar demasiados deseos o cosas, ya que el sujeto se dispersa y no logra resultados en su vida.

Existe una historia de los deseos de cada persona. Ya que pueden ir cambiando con el paso del tiempo. Y es indudable que las emociones intervienen de modo decisivo en nuestros deseos. Somos seres emotivos y las emociones nos motivan. Por tanto, la capacidad de desear está impulsada por nuestra naturaleza emocional. Lo que no quiere decir que no sea también algo analizable con la razón.


Incuestionablemente, las creencias y los deseos también están conectados con lo que deseamos y nos gusta. Según Elizabeth Anscombe «El indicio primitivo de que se desea es que hay algo que se trata de obtener». De todos modos, la pregunta fundamental, a mi juicio, es: ¿Qué es lo que quiero?


La complejidad de los deseos humanos puede ser enorme. Se entiende que MacIntyre escriba que «Preguntar qué razones tengo para elegir actuar de este modo en vez de este otro, para satisfacer algún deseo, es peguntar qué me justificaría, como agente racional, a actuar de esa forma en vez de esa otra». Aunque el juicio de un individuo surja, en parte, del desarrollo del carácter.


Este libro de Alasdair MacIntyre trata cuestiones como el neoaristotelismo tomista aplicado a la ética contemporánea y el marxismo como crítica de la posición dominante desde una perspectiva social y política.


A lo largo de más de 500 páginas este gran filósofo moral analiza numerosos aspectos relativos al deseo, el razonamiento práctico y otras teorías éticas. Su recorrido por la historia de la ética le sirve para confrontar sus propias ideas morales con las de otros filósofos y extraer sus propias consecuencias y conclusiones. Busca la vida buena o la plenitud vital que viene a ser lo mismo.


Esperemos que la larga vida de este gran filósofo y escritor, ya que tiene 88 años, siga proporcionando nuevas aportaciones. MacIntyre nació en Glasgow en 1929 y ha enseñado Filosofía en las universidades de Boston, Notre Dame, Yale y Duke.

MacIntyre y la Ética en los conflictos

Esta obra de este filósofo moral trata del deseo y el razonamiento práctico
José Manuel López García
martes, 19 de diciembre de 2017, 00:00 h (CET)

En la modernidad se dan muchos problemas relativos a las decisiones morales que es necesario pensar. Los tipos de deseos humanos son analizables. La fuente o el origen de cada deseo es investigable desde un planteamiento filosófico profundo. La razón de cada deseo es la clave para saber si lo que se desea es realmente lo mejor.


¿Por qué se desea? y otras preguntas similares son parte de los fundamentos de la conducta y deben ser abordadas por la ética. Escribe MacIntyre que la forma de tratar estos desafíos éticos o morales está conectada con las características del orden social contemporáneo, porque: «El tomismo aristotélico pasado por el tamiz de las aportaciones de Marx nos puede dotar de los recursos necesarios para constituir un posicionamiento ético y político contemporáneo que nos permita actuar contra la Modernidad dentro de ella».


Las personas pueden centrar su existencia en un solo deseo, en varios o en muchos. Si bien siempre se pueden buscar nuevos objetivos. Sobre estas cuestiones reflexiona MacIntyre al principio de su libro Ética en los conflictos de la Modernidad.


Se comprende que escriba «Quien pretende y aspira a muy poco, quizá por miedo a sufrir un desengaño, puede que nunca se percate de que no explotó adecuadamente sus talentos y habilidades». No cabe duda de que existen muchos deseos compartidos por todos los seres humanos.


En lo que no estoy de acuerdo con MacIntyre es en que no sea lo mejor poner el esfuerzo en un único proyecto vital ante la posibilidad del fracaso, ya que este es un concepto relativizable en muchos casos.


Es cierto, por otra parte, que junto a los deseos es preciso tener en cuenta otros aspectos de las vidas de las personas. Es lo razonable. Si se caracterizan los deseos por la variedad de objetos existente en el mundo es evidente que la cantidad de deseos posibles es prácticamente inmensa. Lo que parece claro, según este filósofo, es que no se debe querer abarcar demasiados deseos o cosas, ya que el sujeto se dispersa y no logra resultados en su vida.

Existe una historia de los deseos de cada persona. Ya que pueden ir cambiando con el paso del tiempo. Y es indudable que las emociones intervienen de modo decisivo en nuestros deseos. Somos seres emotivos y las emociones nos motivan. Por tanto, la capacidad de desear está impulsada por nuestra naturaleza emocional. Lo que no quiere decir que no sea también algo analizable con la razón.


Incuestionablemente, las creencias y los deseos también están conectados con lo que deseamos y nos gusta. Según Elizabeth Anscombe «El indicio primitivo de que se desea es que hay algo que se trata de obtener». De todos modos, la pregunta fundamental, a mi juicio, es: ¿Qué es lo que quiero?


La complejidad de los deseos humanos puede ser enorme. Se entiende que MacIntyre escriba que «Preguntar qué razones tengo para elegir actuar de este modo en vez de este otro, para satisfacer algún deseo, es peguntar qué me justificaría, como agente racional, a actuar de esa forma en vez de esa otra». Aunque el juicio de un individuo surja, en parte, del desarrollo del carácter.


Este libro de Alasdair MacIntyre trata cuestiones como el neoaristotelismo tomista aplicado a la ética contemporánea y el marxismo como crítica de la posición dominante desde una perspectiva social y política.


A lo largo de más de 500 páginas este gran filósofo moral analiza numerosos aspectos relativos al deseo, el razonamiento práctico y otras teorías éticas. Su recorrido por la historia de la ética le sirve para confrontar sus propias ideas morales con las de otros filósofos y extraer sus propias consecuencias y conclusiones. Busca la vida buena o la plenitud vital que viene a ser lo mismo.


Esperemos que la larga vida de este gran filósofo y escritor, ya que tiene 88 años, siga proporcionando nuevas aportaciones. MacIntyre nació en Glasgow en 1929 y ha enseñado Filosofía en las universidades de Boston, Notre Dame, Yale y Duke.

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