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Cimientos en parte de barro y en parte de hierro tienen los estados que no son gobernados por Dios

¿A dónde vas Unión Europea?

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El ministro español de Economía Luís de Guindos fue claro al vincular directamente la situación de Catalunya con el futuro de la Unión Europea: “Unos movimientos que no son exclusivos de nuestro país, sino que se da de una manera u otra en muchos estados de Europa y que si tiran adelante, pondrían en peligro todo el proyecto de integración y solidaridad que tantos éxitos ha producido en las últimas décadas”. El ministro puso como ejemplo de aquellos movimientos rupturistas el independentismo catalán que calificó de “anacronismo en el siglo XXI, e irracional desde el punto de vista estrictamente económico”.

Por el otro lado Jean- Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea ha vomitado un rosario de perlas antidemocráticas que indican como quiere que sea la Europa de los derechos humanos al referirse a Catalunya y el movimiento independentista: “Digo no a cualquier forma de separatismo que añada división…Le digo no a cualquier forma de separatismo que fragiliza Europa y añade fractura y división a las estructuras existentes…No tenemos derecho a deshacer a nivel nacional y regional un modelo de coexistencia que hemos de construir para el conjunto de Europa. Si lo hacemos entraremos en deriva…La amenaza de los nacionalismos y su veneno sobre la Unión impide que trabaje Europa de manera conjunta para influir en la escena mundial. Sí a la Europa de las naciones, sí a la Europa de las regiones, pero digo no a la división de las categorías nacionales y regionales que hemos sobrepasado ya desde la Segunda guerra Mundial”.

Juncker profetiza: “El populismo va a acabar dándose contra la pared y no puede avanzar”. La Biblia afirma que si las palabras de un profeta no se cumplen significa que a tal profeta Dios no lo ha enviado. ¿Se puede saber si Juncker es un auténtico profeta o no?

El tema de la Unión Europea nos transporta al inicio del tiempo. Tan pronto como Adán y Eva fueron creados “los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, llenad la tierra y sojuzgadla” (Génesis 1.28). Después del Diluvio la situación de la tierra era: “Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras” (Génesis 11:1). Los hombres de aquel tiempo no tenían problemas de comunicación. Con facilidad se ponían de acuerdo. En vez de obedecer la orden de Dios de “llenar la tierra y sojuzgarla”, se dijeron: “Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo, y hagámonos un nombre, por si fuéramos esparcidos por toda la faz de la tierra” (v.4). Al darse cuenta Dios de que los hombres se desencaminaban, dijo: “He aquí el pueblo es uno, y todos tienen un solo lenguaje, y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. Ahora, pues, descendamos y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. Así los esparció el Señor desde allí sobre la faz de la tierra, y dejaron de edificar la ciudad” (vv.6-8). Fracasó el primer intento de construir un imperio. Pero el deseo no se esfumó.

El hombre apartado de Dios se proclama dios a sí mismo. Si tú dices que debo ir por la derecha, yo decido mi destino, iré por la izquierda. Así fue como se construyó el primer imperio: Asiria. A este le siguieron el Babilónico, el Medo-Persa, el griego de Alejandro el Magno, el romano. El profeta Daniel interpretando el sueño de Nabucodonosor rey de Babilonia, le explica al monarca que la gran estatua que había soñado representaba la sucesión de cuatro imperios, empezando por el suyo, que de la misma manera que nacieron desaparecerían. El profeta añade algo muy interesante: “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo, desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, peo él permanecerá para siempre” (Daniel 2: 44). Así ha sido a lo largo de la Historia. Todos los imperios en los que el sol jamás se ponía han desaparecido del mapa. De ellos solamente permanece el recuerdo de los archivos. A la vez que los imperios desaparecen se va construyendo el reino de Dios eterno de entre los ciudadanos de todos los pueblos de la tierra que creen en el Rey Jesús que tendrá su culminación en el día de la resurrección. La Unión Europea tiene unos cimientos en parte de hierro y en parte de barro como los pies de la gran estatua soñada por Nabucodonosor que fue quebrada por “la piedra que fue cortada no de mano” (v.45). La fragilidad de la Unión Europea Juncker la reconoce cuando afirma “la amenaza de los nacionalismo y su veneno sobre la Unión”.

N o soy profeta y no puedo anuncia cuán do producirá el desplome de la Unión Europea. Lo cierto es que en el día señalado por Dios se producirá. La Biblia afirma que el único reino que permanecerá es el reino de Dios que nació en el instante en que Dios cubrió en el paraíso la desnudez de Adán y Eva con las pieles de aquellos animales que sacrificó el mismo Dios. Que los señores Juncker y de Guindos no tengan la más mínima duda: en el día establecido por Dios la Unión Europea dejará de existir para acompañar a los imperios que la han precedido y que yacen en el polvo del olvido.

¿A dónde vas Unión Europea?

Cimientos en parte de barro y en parte de hierro tienen los estados que no son gobernados por Dios
Octavi Pereña
martes, 28 de noviembre de 2017, 08:06 h (CET)
El ministro español de Economía Luís de Guindos fue claro al vincular directamente la situación de Catalunya con el futuro de la Unión Europea: “Unos movimientos que no son exclusivos de nuestro país, sino que se da de una manera u otra en muchos estados de Europa y que si tiran adelante, pondrían en peligro todo el proyecto de integración y solidaridad que tantos éxitos ha producido en las últimas décadas”. El ministro puso como ejemplo de aquellos movimientos rupturistas el independentismo catalán que calificó de “anacronismo en el siglo XXI, e irracional desde el punto de vista estrictamente económico”.

Por el otro lado Jean- Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea ha vomitado un rosario de perlas antidemocráticas que indican como quiere que sea la Europa de los derechos humanos al referirse a Catalunya y el movimiento independentista: “Digo no a cualquier forma de separatismo que añada división…Le digo no a cualquier forma de separatismo que fragiliza Europa y añade fractura y división a las estructuras existentes…No tenemos derecho a deshacer a nivel nacional y regional un modelo de coexistencia que hemos de construir para el conjunto de Europa. Si lo hacemos entraremos en deriva…La amenaza de los nacionalismos y su veneno sobre la Unión impide que trabaje Europa de manera conjunta para influir en la escena mundial. Sí a la Europa de las naciones, sí a la Europa de las regiones, pero digo no a la división de las categorías nacionales y regionales que hemos sobrepasado ya desde la Segunda guerra Mundial”.

Juncker profetiza: “El populismo va a acabar dándose contra la pared y no puede avanzar”. La Biblia afirma que si las palabras de un profeta no se cumplen significa que a tal profeta Dios no lo ha enviado. ¿Se puede saber si Juncker es un auténtico profeta o no?

El tema de la Unión Europea nos transporta al inicio del tiempo. Tan pronto como Adán y Eva fueron creados “los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, llenad la tierra y sojuzgadla” (Génesis 1.28). Después del Diluvio la situación de la tierra era: “Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras” (Génesis 11:1). Los hombres de aquel tiempo no tenían problemas de comunicación. Con facilidad se ponían de acuerdo. En vez de obedecer la orden de Dios de “llenar la tierra y sojuzgarla”, se dijeron: “Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo, y hagámonos un nombre, por si fuéramos esparcidos por toda la faz de la tierra” (v.4). Al darse cuenta Dios de que los hombres se desencaminaban, dijo: “He aquí el pueblo es uno, y todos tienen un solo lenguaje, y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. Ahora, pues, descendamos y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. Así los esparció el Señor desde allí sobre la faz de la tierra, y dejaron de edificar la ciudad” (vv.6-8). Fracasó el primer intento de construir un imperio. Pero el deseo no se esfumó.

El hombre apartado de Dios se proclama dios a sí mismo. Si tú dices que debo ir por la derecha, yo decido mi destino, iré por la izquierda. Así fue como se construyó el primer imperio: Asiria. A este le siguieron el Babilónico, el Medo-Persa, el griego de Alejandro el Magno, el romano. El profeta Daniel interpretando el sueño de Nabucodonosor rey de Babilonia, le explica al monarca que la gran estatua que había soñado representaba la sucesión de cuatro imperios, empezando por el suyo, que de la misma manera que nacieron desaparecerían. El profeta añade algo muy interesante: “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo, desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, peo él permanecerá para siempre” (Daniel 2: 44). Así ha sido a lo largo de la Historia. Todos los imperios en los que el sol jamás se ponía han desaparecido del mapa. De ellos solamente permanece el recuerdo de los archivos. A la vez que los imperios desaparecen se va construyendo el reino de Dios eterno de entre los ciudadanos de todos los pueblos de la tierra que creen en el Rey Jesús que tendrá su culminación en el día de la resurrección. La Unión Europea tiene unos cimientos en parte de hierro y en parte de barro como los pies de la gran estatua soñada por Nabucodonosor que fue quebrada por “la piedra que fue cortada no de mano” (v.45). La fragilidad de la Unión Europea Juncker la reconoce cuando afirma “la amenaza de los nacionalismo y su veneno sobre la Unión”.

N o soy profeta y no puedo anuncia cuán do producirá el desplome de la Unión Europea. Lo cierto es que en el día señalado por Dios se producirá. La Biblia afirma que el único reino que permanecerá es el reino de Dios que nació en el instante en que Dios cubrió en el paraíso la desnudez de Adán y Eva con las pieles de aquellos animales que sacrificó el mismo Dios. Que los señores Juncker y de Guindos no tengan la más mínima duda: en el día establecido por Dios la Unión Europea dejará de existir para acompañar a los imperios que la han precedido y que yacen en el polvo del olvido.

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