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Hermenéutica crítica

Resulta incomprensible que todavía queden catalanistas que no hayan caído en la cuenta de la gran trampa a la que han sido sometidos por determinados políticos catalanes, que los han estado engañando, adoctrinando, manipulando y utilizándolos como instrumentos, con el solo objeto de alcanzar sus particulares objetivos.
José Manuel López García
miércoles, 1 de noviembre de 2017, 08:40 h (CET)
Suponiendo que se esté de acuerdo en que es adecuado buscar una mayor racionalidad en la realidad humana, con el fin de aumentar la calidad de vida de todos y solucionar los problemas que surgen en la existencia de los seres humanos. La racionalidad es en sí misma muy valiosa, ya que permite resolver muchas cuestiones o, al menos, intentarlo y mejorar la realidad.

Indudablemente, la realidad es compleja y diversa. Ante ello se puede optar pon poner el énfasis en lo circunstancial o en lo esencial. Si el análisis de las cosas en sí mismas puede parecer una actitud cognoscitiva muy teórica pero, esto mismo, no presupone que no sea una vía apropiada de interpretación.

Los espacios de diálogo son el ámbito efectivo de la infinidad de interpretaciones críticas sobre el mundo y lo que sucede. Aunque es preciso darse cuenta que la capacidad de argumentación es fundamental para un discurso coherente y racional.

En el mundo contemporáneo, a veces, se quiere justificar cualquier cosa sin razones convincentes. Lo que nos distingue como seres humanos es, precisamente, que podemos y debemos razonar en la relación con los demás. El relativismo y el subjetivismo e individualismo más absolutos suelen ser frecuentes en la realidad cotidiana, por desgracia. Y esto se neutraliza con una profunda actitud crítica que se fundamenta en razonamientos y no en prejuicios o en falsas interpretaciones de la realidad.

Ya Aristóteles usaba el método hermenéutico en relación con la ética. Y es perfectamente entendible, porque el estagirita se dedicó a analizar el lenguaje y a clasificar la realidad que conoció e investigó.

Para Herder el modelo hermenéutico deberá establecer las relaciones entre lenguaje, razón y humanidad. Son ideas que, por sí mismas, dan para un diálogo infinito y una diversidad ilimitada de interpretaciones. Es evidente que la Hermenéutica se puede considerar un método de enseñanza, ya lo decía también Humboldt. En efecto, una de la mejores técnicas para aprender e investigar es interpretar y reinterpretar lo que se lee, conoce o investiga. Y es una tarea infinita, porque los libros pueden ser interpretados por cada generación desde perspectivas similares, pero también con matices nuevos y complementarios.

Para Heidegger el lugar de encuentro entre el ser y el hombre es el lenguaje. Somos seres hechos de tiempo y lenguaje. El conocimiento del contexto histórico, social y cultural es también esencial para una correcta y profunda interpretación de lo que se analice.

Darle la espalda a la hermenéutica significa establecer la cancelación de la dimensión existencia-histórica de la humanidad y su objetivo.

En la hermenéutica crítica, el intérprete no se interesa sólo en lo que su autor ha querido decir, sino que se interroga sobre la realidad misma.

La hermenéutica crítica en su modalidad emancipadora nace de la propuesta de Habermas y Apel. La ética discursiva o dialógica está basada en la comunicación racional y en el análisis de diferentes perspectivas sobre la realidad y los aspectos éticos en relación con la misma. Para Habermas la racionalidad no es monológica como pensaba Kant sino dialógica y basada en la intercomunicación discursiva e interpretativa.

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