Mi tierra, la tierra de mis antepasados, la tierra de mi esposa, la tierra de sus antepasados, la tierra de mis hijos, la tierra de mi nieta (la única nieta). ¡Cómo han cambiado los tiempos!, mi abuelo paterno tuvo 23 nietos -si no he contado mal- y mi otro abuelo no sé exactamente cuántos, pero muchos también. Mis padres, sólo ocho; y servidor, lo he dicho antes, sólo una nieta, pero ¡qué nieta! Tan mujer que en lugar de decirme por escrito -muy garrapatoso aún, sólo tiene 6ª añitos- “te quiero, abuelo” me escribe “te amo, abuelo” (porque amar es algo más que querer) y se da el lujo de firmarlo y rubricarlo. Será una mujer inteligente (más que su abuelo), fuerte, firme y serena, que afrontará la vida sin complejos.
Nací en un pueblo pequeño, por aquel entonces de unos 1600 habitantes, llamado Benquerencia de la Serena, en la actualidad de sólo unos 250 habitantes. Un pueblo, que, aun siendo pequeño, ha dado personajes ilustres como los primos de mi padre Ángel y Rafael, mi abuelo materno Antonio Triviño Caballero (posiblemente uno de los mejores maestros de escuela del país) que no paraba de decir: “porque saben leer y escribir se piensan que no son analfabetos” (algo muy común en muchos políticos de hoy día). Y, cómo no, quizás el cura más ilustre de España, jesuita, dominador de siete lenguas orientales además del inglés, alemán e italiano y su lengua madre, el Padre Morillo, que así era conocido, aunque su nombre completo era Santiago Morillo Triviño, que, como pueden observar, tenía los mismos apellidos que un servidor, lo cual es para mí una gran honra.
Claro que cualquier parte de España, cualquier región, ha dado al país personajes ilustres, eso es indudable. Pero Extremadura, además, dio en otros tiempos hombres valientes y arriesgados que, en condiciones muy precarias, conquistaron medio mundo para España. Y no conformes, trajeron oro y plata para el reino que hizo posible que, con el Rey Carlos V, si la memoria no me falla, se dijera que en el “imperio” español no se ponía el sol. Aún hoy día se sigue estudiando la vida y “hazañas” de nuestro Hernán Cortés como un personaje de los más importantes de la historia del mundo civilizado. Y al respecto, tengo que decir que el marido de una prima hermana, mexicano ilustre y gran historiador, Miguel León Portilla (ya fallecido), está considerado la primera autoridad mundial sobre la vida de Hernán Cortés. Y una de las personas que más ha escrito sobre las raíces del pueblo mexicano, siendo innumerables sus libros.
Pero, volvamos a Extremadura.
Recuerdo como una persona de mi pueblo, este sí, analfabeto total, no funcional como otros, me dijo -siendo yo un joven- que el problema de Extremadura era que nunca había tenido políticos y esa era la causa de su falta total de desarrollo. Estaba muy acertado. Siempre exceptuando al famoso Godoy (favorito de la reina), evidentemente, pero que de poco sirvió a los extremeños, sobre todo, a los más desfavorecidos.
Recuerdo, siendo yo un niño, como los labradores de mi pueblo tuvieron que vender sus tierras por casi nada a los grandes latifundistas e inmigrar a otras partes de España, Barcelona, Bilbao, Madrid, Valencia, Etc., donde, como hacía falta mano de obra para rehacer lo que Franco había destrozado, fueron muy bien acogidos y crearon raíces que hoy todavía perduran. Otros muchos, tuvieron que migrar a Alemania preferentemente y a Suiza, cuando no a uno de esos países de la América latina hoy en día en franco deterioro político y social... como, por otra parte, la Extremadura actual.
Quiero, antes de seguir, porque es importante, dejar claro esos términos que hoy, parte de la prensa y de las televisiones, tergiversa a menudo: “inmigrar” no es salir de un país, es ir a otra parte del mismo país a buscarse la vida; “migrar”, en cambio, es salir de un país por diferentes motivos (guerras, hambrunas, persecución política, etc.) para buscar una vida mejor, lo mismo que “emigrar” que es irse a otro país (caso de los españoles a Alemania y suiza y otros sitios) por una mejora salarial que aquí se les niega. En cualquier caso, muchas familias se han descompuesto por estos motivos, y en la actualidad los pueblos se están de nuevo despoblando, mientras “algunos” está haciendo su particular “agosto”.
Después de gobernar Extremadura la mayor parte de lo que han dado en llamar democracia, pero que sólo es una vulgar plutocracia, esta tierra está “dejada de la mano de Dios”. Los que se hacen pasar por socialistas (el PSOE), pero que no lo son, se han dedicado todos esos años a captar la mayoría de los impuestos para engordar sus “buchetas” y las de sus familiares y amigos, y hacer crecer hasta límites insospechados algunas empresas de familiares de algunos de ellos, caso de esa Siderúrgica Balboa, por ejemplo. Mientras la Sanidad (pronto volveremos a tener en los pueblos como el que vivo sólo dos médicos, uno que se hacía pasar por pediatra sin título y sin dar de alta su consulta durante 50 años, y otro que paraba la consulta cuando le parecía para irse a jugar a las cartas), la Educación (cada día menos maestros y menos profesores), y los servicios Sociales en su totalidad están en franco deterioro en pos de las políticas de privatización de moda en el país. Bien parece que estamos (hoy con la derecha y la extrema derecha más aún) en manos de cuatro bajamaneros que sólo contemplan aumentar las ayudas a la caza y a los toros, porque lo demás está asumido por los pobres extremeños.
Extremadura tiene sol, mucho sol, y mucha agua, más agua que ninguna región española, pero no se aprovechan esas “virtudes” para explotar debidamente la Comunidad. Hasta el punto que hubo un Comisario europeo que se dejó caer en una ocasión los siguiente: “Vds. me dan Extremadura y yo le doy de comer a toda Europa”. Eso sólo quiere decir que Extremadura está infravalorada y usurpada por cuatro latifundistas que la explotan sin ninguna consideración. Cada día que pasa hay más de éstos y más millonarios que, junto a los que vienen de fuera a cazar, hacen que esta tierra esté condenada a ser la campeona de la Champión del paro y de los salarios más bajos del país de por vida. De tal manera que, el poco progreso que Extremadura tiene, sólo es consecuencia de la evolución propia de la vida, y no, por supuesto, de sus políticas sociales que, dicho sea de paso, son nulas completamente… como lo han sido antes y lo serán después si los extremeños no nos tiramos a la calle a presentar batalla al atajo de políticos que nos gobiernan al estilo de la mandilandinga.
Se podrían decir muchas más cosas de Extremadura: como que también somos los líderes de la pobreza relativa y la pobreza extrema del país, como así mismo, la que carece de las mínimas infraestructuras para su desarrollo, de los peores trenes (se paran en mitad del campo a la mínima), de las carreteras en peor estado, y con una autovía llena de baches para castigo de todos los que la tienen que usar cada día. Sin olvidar que es raro el día que no tenemos un incendio por culpa de nuestra falta de prevención, y, para no explayarme, por último, la carencia (ya extrema) de fuerzas del orden que eviten la cantidad de robos que se producen cada día en todos los pueblos y nuestras dos capitales de provincia, como son el caso de los coches que arden todos los días en Badajoz capital (¿producto del sabotaje, de la indignación, del “esclavismo” moderno, del no aguanto más?, pudiera ser; o, quién sabe, sino será de un loco que ha perdido, por los avatares de la vida, consecuentemente, toda la razón) y el abandono de muchos pueblos a su suerte como es el caso de Castuera donde su alcalde (uno de los alcaldes de España que más cobra) ha conseguido que no haya policía durante la noche (los robos, al parecer, se suceden a diario) y que el pueblo esté, como dicen por aquí, boca abajo, sucio y en venta en su mayor parte, con el mínimo personal para todas las labores necesarias de cualquier pueblo. Pero, eso sí, plagado de migrantes que, seguramente, serán muy útiles a la hora de votar en esta democracia, algo inaudito, donde son los partidos quienes eligen las personas que nos van a representar y que, en muchos casos, ni siquiera conocemos de nada hasta que no son dados a conocer sus manipulados currículums.
En fin, ahora gobierna Extremadura la derecha y la extrema derecha. Pues que Dios no coja confesados, porque viendo lo que hizo el Sr. Monago del Partido Popular cuando gobernó (irse, según parece, a ver a una “amiga” la mayor parte de su tiempo como presiente extremeño), ya se pueden imaginar lo que hará una Sra. que comparte opiniones con esa otra Sra. de Madrid que está a favor de Israel y su genocidio de Gaza y de que la libertad consiste en irse -cuando se quiera- a tomar unas cañitas.
Extremadura nació condenada y condenada sigue (sin hacer mención al fuego que la está arrasando por falta de lo esencial: prevención, mano de obra y los medios materiales necesarios); sencillamente, porque sus muchas materias primas, su agua, su flora y su fauna, sus productos del campo (innumerables), su ganadería (encerrada) y su enorme potencial de cerdo ibérico (con los mejores jamones del mundo) está políticamente en manos de cuatro latifundistas protegidos al estilo del régimen de Franco. Ahora, además, “repartiéndose” todo lo que viene de esa Unión Europea para el campo extremeño sin que todos los de aquí consigan algún mínimo beneficio social que nos haga avanzar hacia esa prometida convergencia con otras partes de España, un futuro que siempre es “el futuro del futuro”. En fin…
¡Mucha tierra, demasiada, sólo para unos pocos bajamaneros por culpa de cuatro baldragas belitres!
¡Y qué pena de potencial económico incomparable tirado a la basura!
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