La mal amada La mal amada ama mal
Endeudadas dos descomunales e interesantísimas tetas delante de una aburridísima persona.
Es después de todo Es después de todo lo mucho que no ha pasado entre ellos
que incrustan con rabia y desconfianza tristes besos en tosco pero reblandecido pan de jabón. Ambos contrayentes
Ambos contrayentes se vinieron como alianza al dedo: larga vida unidos neutralizándose recíprocamente imbuidos de sus propios tufillos de familia anegados embargados de vaginismos y precocidad.
Mucho gusto Mucho gusto a los emocionantes otros cuerpos exageraba el hombre de la cama de arriba penetrando a la mujer de la cama de abajo
en el suelo. De lo rosa y lo celeste
Sólo cubierta por el talle cien de un corpiño rosa de encaje dejándose interceptar los labios por el filtro de un cigarrillo árabe esperó que ese gigante cubierto apenas con celeste estuche peniano
decidiera.
Con la venia Una a cada lado tomando partido
Debajo el ombligo neutral
Debajo con la venia de Igor Stravinsky ilíacamente
La Consagración de la Primavera. Hacete
Hacete famoso y no te dejarán dormir: así de minas
Si con todas no con una
Pensá en tu viejita.
“...pero tenerte, tenerte...”
Después de aquella noche de arrebato sexual me hubiera gustado volver a verte
No sólo volver a verte me hubiera gustado después de esa noche sexual de arrebato.
*Con resonancias de “Milonga para Gardel”, escrita por Horacio Sanguinetti.
Interferido Había sido en soledad y adolescencia cuando creando yo las delicadas condiciones para que con la eyaculación adviniera el orgasmo te / me apareciste y me / reconviniste
“En soledad, no”, dijiste y de mi adolescencia hiciste lo que quisiste. Pobre amor
Pobre amor el mío si muerto
capado por tus ladinas pestañas.
Estabas, en efecto Estabas, en efecto, robusta, impresionante desnuda por completo cuando alardeabas con tu cabellera violeta y esponjosa de una laya calificable de furibunda atiborrada por aritos y otros adminículos prensores en zonas tiernas.
Jovenzuela mira a veterano
Mi espíritu se eleva porque fijamente estás mirando cómo esto que yo tengo todavía se me eleva
Se me eleva por el cómo me mirás fijamente
Esta materialidad traqueteada que yo tengo por acá me eleva el espíritu
Le debo a la transparencia de tu mirada mi espesa elevación
Esperaría que ya mismo me permitas complacerme y así despejarte la curiosidad simplificándome el descenso hipnopómpico a tu abismo apretadito o craso infierno.

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