Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Justicia | Abogados | Ley | Instituciones

Sobre Gracián, la Justicia y los abogados

La ley, las instituciones –dispositivos en crisis hoy en muchas naciones del planeta-, requieren de especialistas
Paula Winkler
lunes, 28 de julio de 2025, 10:07 h (CET)

No hazañero, sino hazañoso. Hacen muy de los hacendados los que menos tienen para qué. Todo lo hacen misterio, con mayor frialdad: camaleones del aplauso, dando a todos hartazgos de risa. Siempre fue enfadosa la vanidad, aquí reída: andan mendigando hazañas las hormiguillas del honor. Afecte menos sus mayores eminencias. Conténtese con hacer y deje para otros el decir. Dé las hazañas, no las venda (...). Aspire antes a ser heroico que a solo parecerlo, decía Baltasar Gracián (1601-1658) en su "Oráculo manual y arte de prudencia".

            

Existe el azar y, precisamente porque existe, los humanos tendríamos que afilar el lápiz y tomar precauciones, sobre todo en algo tan serio como el sentenciar, ocuparse de la ley –seas juez o letrado- y hacer justicia. Todo lo cual se hace dentro del lenguaje, que incluye al jurídico.

            

Gracián, perteneciente a la Compañía de Jesús, orden importante en el catolicismo del siglo XVII y hasta hoy, escribió en aquel, su compendio de instrucciones éticas, un manual cercano al saber popular. En su entender, "prudente" no es aquel que se pone a sí mismo como modelo ni mucho menos el que ofrece un ordenado discurso de sus cosas, los hechos y los demás. Prudencia y razonabilidad se dan la mano para Gracián. Y no hay prudencia, desde luego, sin renuncia al ego y a lo propio. La ley, las instituciones –dispositivos en crisis hoy en muchas naciones del planeta-, mal que nos pese requieren de especialistas aun cuando haya intentos (efímeros o no) de democratizar los poderes judiciales o “mejorar” los sistemas jurídicos.                              


Gracián continúa siendo moderno pues sus textos supieron sobrevivir a su época, son universales. Conténtese con hacer y deje para otros el decir, afirman sus aforismos, contrapuestos a un mundo en el que solo vale lo que circula, lo que se vende, lo que divulgan los medios masivos de comunicación, grupos y usuarios en las redes. Dé las hazañas, no las venda, recomienda asimismo. Porque el saber -que es mucho más que el conocer de la ciencia- aconseja bien, como lo hacen nuestras abuelas, los adagios y refraneros: a menudo dan cátedra más acá de la universidad y más allá de las modas, de la velocidad legislativa, de la desarticulación de institutos normativos justos y del hábito de andar cancelándose entre correligionarios y partidos.

            

Entre efímeras y solícitas apariencias, cuando lo privado y lo público se han convertido en una misma y aterradora “verdad”, quizás los profesionales de la ley tengamos que saber que puede más quien más y mejor hace en sus rutinas profesionales, sosteniendo un pudoroso silencio hacia fuera. Es que la doctrina y la buena jurisprudencia se van haciendo al andar. Será mejor juez quien más y mejor resuelva y brillante abogado, aquel de quien loas hablen sus clientes. Desconfíe el público en general del que mucho brilla pero poco hace, pues no basta con “parecer heroico”- dice Gracián.                                                     

Lo que interesa destacar entonces de la Justicia justa sería que esta abreva siempre en el sentido común y la razonabilidad, que incluyen celeridad en la resolución de las causas y un delicado equilibrio al analizar los hechos y el Derecho. Cito a propósito y por caso a un viejo tratadista de Derecho Penal, juez probo y trabajador, estudiado jurista y docente argentino: Eusebio Gómez (1883-1954), quien se distinguió por sus conocimientos, su labor y honestidad y sus saberes. 

Noticias relacionadas

En el 2013 un desafío para los países latinoamericanos era continuar gestionando la entrada de flujos de capitales extranjeros, cuya presión aumentó como consecuencia de la política de expansión monetaria recientemente anunciada en Japón.

Una de las paradojas del mundo moderno la representa el éxito, y ese éxito recae en su discurso cultural. La izquierda jamás arregla las desigualdades ni mejora la situación de los desfavorecidos, ya que suele arruinarlos a todos con su habitual dispendio económico, su típica voracidad tributaria, su nula capacidad de gestión y la consolidación de una casta gobernante que acumula todos los privilegios.

Solo una vez en la historia mundial se detonaron armas nucleares sobre civiles. Esto ocurrió hace 80 años cuando EEUU devastó Hiroshima el 6 de agosto de 1945 y Nagasaki tres días después. Seis días después Japón se rindió. Ambas matanzas causaron 150.000-250.000 muertos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto