Las clases medias y bajas están viendo cómo cada vez es más difícil educar a sus hijos, encontrar trabajos dignos o acceder a una vivienda de calidad. Los ciudadanos no somos tontos, a pesar de lo que quieren que creamos, y nos hemos dado cuenta de que la mala situación actual a todos los niveles ha sido el resultado de políticas económicas y sociales que nos han ido dejando cada vez más de lado.
Estas políticas han creado una situación de desánimo y emergencia para muchos que fomenta la aparición de oportunistas ofreciendo soluciones rápidas y sencillas a unos problemas que, por desgracia, no tienen fácil solución. Hasta Alemania no es una excepción, ya que a pesar de haber sido uno de los países que mejor ha lidiado siempre con las crisis económicas, el desgaste de la clase trabajadora durante los últimos años ha sido más que evidente. ¿Y esto por qué nos tiene que importar?
Para empezar, el lema “primero los de aquí” tiene que ser nuestro Evangelio, ya que no olvidemos que España es uno de los principales países que ofrece más prestaciones y subsidios a las gentes de fuera, dejando en segundo plano a los españoles. Volviendo a Alemania, es bueno apuntar que si el país que a menudo se retrata como modelo a seguir decidiera alejarse de sus propios compatriotas, esto puede servir como excusa a las grandes élites para seguir haciendo daño con su globalización y multiculturalidad.
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