Dicen que cuando se habla de la imposibilidad jurídica de tal o cual intención, a los juristas se les despacha rápido: “tú no lo entiendes, es que no es un problema jurídico, es político, ya que nadie incumple la ley, se tiene legitimidad y la legitimidad es más fuerte que la ley”.
Así llevamos desde siempre con el cuento catalán, ya que los nacionalistas e independentistas siempre te salen con la misma cantinela: “somos mejores y tenemos la industria y el dinero, porque nuestra burguesía es industrial, no terrateniente”.
Y con esto, uno ve que todo resulta ser tan aburrido como lo que es... ¿Y qué es? Un juego de niños pijos crecidos que soliviantan a sus peones para que griten a los dos costados eso de “nuestros pijos son mejores que los vuestros”. No obstante, vemos que todo esto aburre. Sí, aburre, y lo que aburre no preocupa, es secundario.
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