Giorgia Meloni y Roberta Metsola han decidido poner pie en pared e ir a saco contra las fechorías de Sánchez y la corrupción que le atenaza. La actuación inmediata contra el Gobierno sanchista es un logro de la presidenta italiana del Consejo de ministros. Las contundentes pruebas aportadas por la italiana y la corrupción ya conocida en el Parlamento Europeo, apagones planificados para experimentar con otras energías, empresas fantasiosas como las localizadas a Begoña Gómez en la UCM, mafias para reflotar empresas y «hasta el CNI metido en fregaos» al decir de la presidenta Meloni. El caso es que no ha dejado títere con cabeza. Hoy nadie puede negar que se tambalea el quiosco de Moncloa y no tienen batucadas para su funeral.
De esa sesión del Parlamento Europeo han salido muchos sanchistas y los socialistas europeos del grupo entre asustados, sudorosos y con las canillas temblando. La joya de la corona italiana no ha dejado asunto colgando y menos a la intemperie. Para ella, el pan es pan y el vino es vino. Ha soltado pólvora a granel, pero en grandes cantidades. Lo del incienso no está hecho para ella.
Su compromiso es con la ciudadanía italiana y la europea, lo cual es de agradecer en España, que carece de efectividad y contundencia en el Parlamento Europeo: más bien se trata de aprovechados y «pagafantas» de los partidos, a quienes deben el sueldo, la poltrona, las prebendas y el buen vivir. «No se puede jugar con la vida de los ciudadanos para encubrir delitos familiares. Lo que está ocurriendo en España es una traición institucional. El señor Sánchez está ocultando información a su pueblo y haciendo calamidades con tal de salvar a su hermano, su mujer y su fiscal. Este hombre no tiene límites y se salta los derechos humanos. Hay que llevarlo al Tribunal de Justicia», dijo Meloni levantando la voz en exceso.
Contaban quienes lo presenciaron que la cara del felón de Moncloa era un poema y le temblaba hasta la corbata. Hubiera sido interesante ver las caras de parlamentarios socialistas en los que ahora estoy pensando, además de las reacciones hurañas sin mirar a Meloni. Me lo imagino, pero parece que lo estoy viendo, y posteriormente se corroboró en el video conocido: «(…) reacción sudorosa del felón español y su mal intencionada intervención en la que no se atrevió a levantar la mirada hacia la presidenta italiana» No podía ser de otra manera, conociendo al mentiroso y fantasioso plagiador de tesis, represor de autonomías y arquero irascible contra quienes trabajan duro por su comunidad y la promocionan más allá de nuestras ya inexistentes fronteras.
Pedro Sánchez está recogiendo el fango que ha extendido. Tras pensar que todo el monte era orégano, ha comprobado que donde las dan, las toman, que el karma vive en su Falcon, en la corrupción de su familia y en su propio Ejecutivo. Entre tempestades y vientos, Sánchez está inmerso en un huracán impredecible. Eso ha hecho que en España se le desprecie, no se le respete y se pida su dimisión a diario en todas instancias no vendidas al poder del sanchismo. Hasta la UE ha puesto contra la pared a Sánchez y Albares forzándolos a renunciar a la votación sobre el catalán por inexistencia de apoyos, además de las dudas legales y financieras. El engaño de Sánchez a Puigdemont se ha confirmado.
Ver para creer: lo que no hace el Partido Popular en el Parlamento Europeo lo tiene que hacer Giorgia Meloni y ahora con el apoyo de la presidenta, Roberta Metsola, desde que paró los pies a Úrsula Von der Leyen por intentar apoyar al «galgo de Paiporta». Y si hay que felicitar a Meloni, como hicieron decenas de eurodiputados, pues se la felicita y punto. La «derechita cobarde» española ha demostrado que apenas sabe llevar a cabo una investigación con decoro y rigor, si bien hay que exceptuar a la Asamblea de Madrid.
Giorgia Meloni demostró que es una mujer empoderada y sin verborrea vacía e inaguantable del estilo verdulero de Irene Montero, desclasada de la RAE. No le hace falta hablar de feminismo porque es respetuosa en sentido amplio. Vergüenza deberían sentir los políticos españoles al ver a una figura seria, rigurosa, femenina, feminista, estudiosa y líder. El liderazgo responsable comienza cuando un político no se arredra y dice lo que el pueblo siente y precisa que alguien lo corrobore. Si se ha de castigar a alguien, no es a España, sino a su despreciable presidente. Bastante castigo tiene nuestro país con este fanático presidente, además de falso, traidor, cobarde, sectario, vengativo, irascible e insultado allí donde acude, dentro y fuera de España.
Se pudo ver en la intervención de la señora Meloni una increíble demostración de inteligencia política y responsabilidad. También en política la corrupción tiene su precio y la familia Sánchez lo debe pagar. Por suerte en España aún nos queda un último bastión de resistencia en la Justicia. Menos mal que aún quedan políticos con suficiente seriedad, sin miedo, sin compromisos vagos y sustentando con pruebas las denuncias contra un mentiroso que abusa de un país, de su población y malversa de forma permanente los recursos públicos.
Meloni ha dado al felón un repaso en toda regla, no era un simple discurso como los que escuchamos en España desprovistos de credibilidad. Decenas de diputados aplaudían a rabiar por la lección de Meloni al plagiador de tesis español. La presidenta italiana nunca pasa desapercibida, habla sin tapujos y suelta verdades como puños, incluso cerró la boca con elegancia y sin piedad a Teresa Ribera.
Tal exministra ni siquiera reaccionó con el apagón del 28 de abril. Tampoco dio señales de vida durante el caos ferroviario del 4 de mayo, cuando miles de personas quedaron tiradas en trenes como si estuviéramos en las cavernas. ¿Y qué decir de cómo Teresa Ribera se escondió durante la DANA de Valencia, de donde Sánchez salió embarrado, escaldado, huido y con apodo galguero de por vida?
Lástima y pena por no tener a una Giorgia Meloni en el Parlamento español, en vez de voceros desclasados del estilo de Patxi López, Puente, Óscar «Paradores» o Yolanda «cohete». Así nos cubre el pelo.
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