En Sentirse bien, el Dr. David D. Burns no solo ofrece herramientas contra la depresión: ofrece una nueva forma de mirar la vida. Basado en años de investigación empírica y en el trabajo clínico con cientos de pacientes, este libro reúne métodos científicos y accesibles para cambiar cómo nos sentimos... comenzando por cómo pensamos.
La base de su propuesta es la terapia cognitiva, un enfoque terapéutico que parte de una idea sencilla pero poderosa: nuestros estados de ánimo están profundamente determinados por nuestros pensamientos. Cuando una persona está deprimida o ansiosa, tiende a ver el mundo de manera distorsionada y pesimista. Aprende, sin darse cuenta, a interpretarlo todo en su contra. Pero, con un poco de entrenamiento, es posible identificar esas distorsiones, cuestionarlas y transformarlas.
Lo más esperanzador es que estas técnicas no están reservadas a profesionales o a pacientes con un diagnóstico grave. Burns insiste en que todos podemos beneficiarnos de una “puesta a punto mental”, igual que hacemos ejercicio físico para cuidar el cuerpo. Con ejemplos prácticos, ejercicios y relatos de casos reales, el libro enseña cómo salir de ese “modo oscuro” en que caemos cuando todo parece perder sentido.
Uno de los pasajes más conmovedores es el que narra la experiencia de Fred, un veterano militar que, tras más de una década de depresión resistente a todo tipo de tratamientos, seguía murmurando: “Quiero morirme”. Este encuentro fue, para Burns, un punto de inflexión: comprendió que la psiquiatría necesitaba más que fármacos o técnicas mecánicas. Necesitaba una herramienta humana, razonable y efectiva. Así fue como se acercó al Dr. Aaron T. Beck, creador de la terapia cognitiva, y comprobó en sus pacientes que incluso los más desesperanzados podían experimentar una transformación emocional si aprendían a ver el mundo de otro modo.
Sentirse bien no promete milagros, pero sí una guía clara para superar el dolor emocional y recuperar el equilibrio. Enseña que el sufrimiento no siempre es inevitable, que muchas veces es fruto de errores invisibles en nuestra forma de pensar. Y que aprender a pensar con más objetividad y compasión es, quizás, la mejor forma de sanar.
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