Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Manipulación | Falsedad | Prejuicios | Envidia

Manipuladores

Como sociedad, debemos ser conscientes del poder de nuestras palabras y elegir usarlas para construir, no para destruir
Conchi Basilio
viernes, 17 de enero de 2025, 08:50 h (CET)

En el tejido social, cada persona lleva consigo una vida propia, construida sobre sus decisiones, acciones y circunstancias. Sin embargo, a menudo esta vida real se ve eclipsada por otra, una existencia paralela creada por los juicios, las mentiras y las calumnias de otros. Esta segunda vida no es vivida por la persona, sino imaginada por quienes la rodean, como reflejo distorsionado proyectado sobre su imagen.


La tendencia a interpretar y juzgar la vida de los demás es casi intuitiva. Desde pequeños, aprendemos a observar y formar opiniones, pero esas opiniones, cuando carecen de fundamento, se convierten en un arma. A menudo, los rumores y falsedades nacen de la ignorancia, el prejuicio o incluso la envidia y se extienden rápidamente, multiplicando su impacto.


En esta dinámica, una persona puede encontrarse atrapada entre dos mundos, su vida real, aquella que solo ella conoce con plenitud y la “vida inventada”, tejida por los relatos y juicios ajenos.

Mientras que la primera es tangible y auténtica, la segunda es una farsa, una creación colectiva que a menudo resulta más visible y poderosa que la realidad misma.


Las manipulaciones y mentiras pueden adoptar múltiples formas como, rumores infundados, comentarios sobre situaciones inexistentes o tergiversadas. Calumnias directas, acusaciones falsas diseñadas contra alguien para controlar su narrativa. Narrativas alteradas, cuando toman fragmentos de la verdad y modifican hasta que se conviertan en una mentira convincente.


Una de las consecuencias más devastadoras de esta “vida inventada” es el daño emocional. Cuando una persona se convierte en objeto de rumores o calumnias, enfrenta un ataque directo a su integridad y su esencia. Este daño es invisible, pero profundo. La desconfianza y el juicio de otros, pueden llegar a marginar a la víctima, incluso llevarla hasta un deterioro que produce ansiedad, depresión y estrés, bastante comunes en las personas que enfrentan esas situaciones.


Además, estas narrativas falsas tienen un efecto multiplicador, cada nueva persona que los escucha y las difunde contribuye a amplificar el daño, sin detenerse a cuestionar su veracidad ni a considerar las consecuencias.


Como sociedad, tenemos la responsabilidad de frenar esta dinámica. Esto implica cuestionar la información antes de aceptarla como verdad. Recordar que detrás de cada rumor hay una persona real, con emociones y dignidad. Rechazar activamente las calumnias y apoyar a quienes las sufren, entender que lo que decimos puede tener un impacto irreversible en la vida de otros.


Para quienes han sido víctimas de estas mentiras, el desafío está en recuperar el control sobre su propia historia. Esto implica, no permitir que las opiniones externas definan quién eres. Desmentir rumores con firmeza y serenidad, rodearte de personas que te conozcan y te valoren por lo que realmente eres.


En un mundo donde las palabras tienen tanto poder, proteger nuestra identidad y nuestra verdad se convierte en un acto de resistencia, pero no tiene por qué definirnos, al alzar la voz contra las mentiras y calumnias, reclamamos nuestra verdad y nos liberamos del peso de esas narrativas falsas. Como sociedad, debemos ser conscientes del poder de nuestras palabras y elegir usarlas para construir, no para destruir. La realidad, aunque compleja, siempre será más valiosa que cualquier ficción.

Noticias relacionadas

Cuando Zapatero dejó de proteger a unos cuantos de “su club de la ceja” ocurrieron cosas como que Joaquín Sabina –ese cantante rojo confeso y vividor fiel y multimillonario que ningún padre querría para su hija– estuvo en el punto de mira de Hacienda por un presunto fraude fiscal. «¿Tú también?», se preguntó en ese momento la izquierda progre. Y no sólo él, también estuvieron señalados otros como Serrat, J.J. Vázquez o Bardem...

El cristianismo posee una influencia filosófica derivada del platonismo y el aristotelismo y también del neoplatonismo. Si pensamos, por ejemplo, en teólogos y filósofos de la categoría de San Agustín y Santo Tomás de Aquino. La doctrina cristiana se expresa además como la manifestación de la inquietud del corazón humano o, lo que es lo mismo, como señal de su vocación al infinito.

El miedo es un cúmulo de sensaciones bruscas y ásperas, provocadas por una inminente amenaza que todos los humanos, unos más que otros, tenemos una aversión enorme, y cuando vemos el peligro, nos retiene en nuestros sentidos todas estas sensaciones, una desconfianza enorme y difícil de descifrar, dejándonos aturdidos y confundidos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto