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Sintiendo un frío de muerte
que me rodea queriendo
apoderarse de mí.
Vivir así,
con protección
y sin ella también,
como quien anda sin estrella
a pesar de haber nacido
en un amanecer glorioso.
Vivir sufriendo por lo que se es,
vivir sin querer mirar atrás
y deseando tener un hermoso
futuro que,
sin embargo,
tarda demasiado.
Vivir bajo el sol que creó Dios,
esperando morir
en cualquier momento,
pasar por el mal trago
de morir si se falla pues
no puedo perder ni una batalla.
Vivir sin vivir en mí,
como paloma herida
que sin futuro se siente,
que lucha por ser sana,
pero a la que nadie ayuda
a llegar a mañana.
Vivir de esta forma cruel,
no es vivir, sino sobrevivir.
El 26 de abril retornó la poesía a la Quinta de la Fuente del Berro, un hermoso palacete remozado en centro cultural municipal que habitúa a ejercer como incomparable marco para actos como el que tuvo lugar de la mano del Grupo Retablo, engrosado en la actualidad por los siempre animosos Mayte Domínguez y Pablo Bethencourt, quienes dan cobijo y aúpan a las más diversas e incluso divergentes propuestas líricas, atesorando en su henchido morral las principales voces poéticas que por nuestro día a día transitan.
Por razones especiales y muy particulares, ha sido notorio que intelectuales y artistas creadores de vastas y bellas obras, no les fue otorgado dicho premio, siendo personajes ilustres intelectuales y artistas, como al Poeta genio (con P mayuscula) que cambio el idioma como afirmo Neruda, o al prestigioso mexicano Carlos Fuentes, o al grande argentino José Luis Borges en 1967, mismo al que se ha conocido al desclasificarse unos documentos actualmente, haber motivos políticos en su negación o no otorgamiento.
Cada vez que aparece un libro del escritor Daniel Alarcón, una pregunta cae por insistencia, con mayor razón cuando quienes la formulan son, en su mayoría, escritores en actividad. ¿Es Alarcón un escritor peruano? Para algunos sí, para otros no.
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