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A estas alturas de la película creo que nadie ignora por qué Pedro Sánchez tiene menos crédito que Irene Montero, Pablo Iglesias y Yolanda Díaz, juntos. Y es que su exceso de ambición y escasa inteligencia lo delata en cada declaración que hace. Él es consciente, además, de que puede ir a pocos lugares porque lo abuchean merecidamente.
Hace unos días fue a dar un mitin a la caseta municipal de Dos Hermanas, último reducto del sanchismo, y se notó su falta de agilidad y exceso de soberbia. Pienso que hasta su fiel auditorio (al oír sus mentirosas autocomplacencias) se sentía engañado, porque las trolas de este tramposo resultan ya “indigeribles”. Tan torpe se encontraba, que no supo solventar una protesta protagonizada por seis (solo seis) trabajadores de Justicia en huelga que, “armados” cada uno de ellos con un simple pliego de papel en el que figuraba el texto más amable que he visto para una reivindicación: “Justicia parada y Sánchez no hace nada”. A pesar de esta educada protesta, él consintió que algunos de sus “fidelísimos” seguidores, blandiendo sus tradicionales banderas comunistas (ninguna de España), empujaran de mala manera, agredieran y expulsaran a los seis pacíficos manifestantes, alguno de los cuales ha presentado la correspondiente denuncia. Con lo fácil que hubiera sido, en vez de llamarles intolerantes y echarlos a la calle, tratar de pacificar a sus tres mil quinientos “valientes y persuasivos” fieles e invitar a los seis huelguistas a explicarse. Pero no, cuando se tienen aires de dictador “esas cosas” no forman parte de sus hábitos.
Y es que los principios de este malvado político están sustentados en su enorme ego, como ya dije en otra ocasión, y en sus invisibles “logros". Para ser exactos los verdaderos logros de este tipo son, entre muchísimos más, los siguientes:
Tal y como Vd, me ha pedido, Sr Sánchez, me he tomado un poco de tiempo para leer (no solo una vez), el contenido de la carta pública que nos ha enviado a todos los españoles el pasado miércoles. Le confieso que más que su contenido, nada atractivo desde el punto de vista literario y de escaso valor político, me interesaba conocer las razones de su insólita decisión de trasladar a los españoles sus dudas existenciales sobre su futuro personal y político.
Con motivo de los feroces ajustes en la economía argentina, una conocida me confesó la otra tarde, muy triste, que no podría viajar a Europa quizá nunca más. Enseguida pensé que personas como ella sólo sufren las consecuencias de su ideología (o de la adoptada por algún sofisma en las campañas electorales de la época), cuando ven tocado su bolsillo.
La campaña de descrédito contra la buena imagen y el honor del presidente del gobierno se ha desatado, de una forma virulenta, estos últimos días y semanas. Parece que se quiere lograr mediante descalificaciones el acoso y derribo de Pedro Sánchez. Según distintos medios de comunicación el inicio de una investigación judicial contra la esposa de Sánchez es un disparate, ya que no existen indicios suficientes para la misma.
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