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No soy un poeta al uso,
ni he presumido de serlo;
hubiera sido un abuso
afirmarlo y sostenerlo
como haría un ser obtuso.
Mas reconozco que soy,
un censor muy exigente,
que lo mismo ayer que hoy
me repatea la gente,
que critica donde voy.
Y usando mi libertad,
tras muchos años vividos,
me gusta decir verdad,
y señalar a bandidos
sin ninguna cortedad.
Lo que más me desagrada,
es descubrir a un tíolerdo
estable, o de temporada,
que siempre está en desacuerdo
con la noche y la alborada.
O el individuo-florero,
presumido y mal criado,
con tan enormepandero
que parece descolgado
de algún cuadro de Botero.
Y lo que más me revienta,
es el político chulo,
porque todo lo que intenta,
lo hace peor que un mulo
aún inserto en la placenta.
Y si a un personaje veo,
con la trola por bandera,
seguro que me bloqueo,
y sin pensarlo siquiera
lo mandaría a paseo.
Soy un hombre de faena,
y bastante agradecido,
como lo es la colmena,
con el néctar recibido
para hacer una miel buena.
Y, por eso mismo, pienso
que lo mejor es amar;
huir del falsario incienso
y no tratar de arrastrar,
tu ego por un ascenso.
Hay que ser caritativo,
pues la caridad bien paga,
igual al pobre cautivo
(que por el presidio vaga)
que al más alto ejecutivo.
Y hay que pensar en la muerte,
que es lo cierto de la vida,
pues aunque te creas muy fuerte,
te advierto que tu partida
no depende de tu suerte.
Así es que ponte a pensar,
en el futuro inmediato
(por lo que pueda pasar)
quepuede ser más mediato
que abrir ojos y cerrar.
Y repasa tu pasado,
con reconfortante calma,
que Dios ha garantizado,
la salud de nuestra alma
si con fe le hemos rezado.
Aplícate la receta,
y no seas remolón;
abre tu sima secreta
y pídele a Dios perdón.
¡Él cerrará esa gran grieta!
El hombre ocupa el área ocre de la pista. La mujer, el área aceituna. El hombre, debajo de una mesa liviana. Cerca y silencioso, un enanito disfrazado de enanito de jardín. El haz del “buscador”, quieto, lo ilumina. Se enloquece. Se pasea por el área ocre. Se detiene en el hombre: Romeo, el italiano. Habrán de imaginárselo: candor.
Resulta admirable encontrarse con un libro que guarda sus raíces en la investigación académica y en la fusión de las pasiones por la tradición oral y la ilustración. La cantidad de datos, citas, reflexiones minuciosas, relatos, trazos y nombres aparecen de una manera tan acertada, que en conjunto configuran ese terreno seguro donde entregarnos confiadamente a la lectura.
En el finísimo camino del hilo casi invisible / la araña desafíala terca gravedad y la engañosa distancia, / el hierro se desgastacon el frotar de la ventana, / casi una imperceptible sinfonía endulza el ambiente / cuando el viento transitaentre las grietas de la madera, / al mismo tiempo, / dos enamorados entregan su saliva el uno al otro / como si fueran enfermos recibiendo una transfusión.
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