| ||||||||||||||||||||||
| ||||||||||||||||||||||
No soy un poeta al uso,
ni he presumido de serlo;
hubiera sido un abuso
afirmarlo y sostenerlo
como haría un ser obtuso.
Mas reconozco que soy,
un censor muy exigente,
que lo mismo ayer que hoy
me repatea la gente,
que critica donde voy.
Y usando mi libertad,
tras muchos años vividos,
me gusta decir verdad,
y señalar a bandidos
sin ninguna cortedad.
Lo que más me desagrada,
es descubrir a un tíolerdo
estable, o de temporada,
que siempre está en desacuerdo
con la noche y la alborada.
O el individuo-florero,
presumido y mal criado,
con tan enormepandero
que parece descolgado
de algún cuadro de Botero.
Y lo que más me revienta,
es el político chulo,
porque todo lo que intenta,
lo hace peor que un mulo
aún inserto en la placenta.
Y si a un personaje veo,
con la trola por bandera,
seguro que me bloqueo,
y sin pensarlo siquiera
lo mandaría a paseo.
Soy un hombre de faena,
y bastante agradecido,
como lo es la colmena,
con el néctar recibido
para hacer una miel buena.
Y, por eso mismo, pienso
que lo mejor es amar;
huir del falsario incienso
y no tratar de arrastrar,
tu ego por un ascenso.
Hay que ser caritativo,
pues la caridad bien paga,
igual al pobre cautivo
(que por el presidio vaga)
que al más alto ejecutivo.
Y hay que pensar en la muerte,
que es lo cierto de la vida,
pues aunque te creas muy fuerte,
te advierto que tu partida
no depende de tu suerte.
Así es que ponte a pensar,
en el futuro inmediato
(por lo que pueda pasar)
quepuede ser más mediato
que abrir ojos y cerrar.
Y repasa tu pasado,
con reconfortante calma,
que Dios ha garantizado,
la salud de nuestra alma
si con fe le hemos rezado.
Aplícate la receta,
y no seas remolón;
abre tu sima secreta
y pídele a Dios perdón.
¡Él cerrará esa gran grieta!
Normalmente, las historias de superación personal tienen un tono muy distinto, pero la de Carles Cañizares, escrita por Javier Iglesias, 'Charly. El precio de un error', es toda una lección de vida. Y lo es porque precisamente no lo pretende. Simplemente, expone las vivencias de alguien que tuvo que convivir desde muy pequeño con un «compañero de viaje» que no había elegido, que vivió en una burbuja mucho tiempo y que fue descubriendo el mundo a través de su mirada inocente.
Tengo claro que en gran medida no somos lo que verdaderamente somos o fuimos, sino lo que reconstruimos con pasajes de la realidad. Reconstruimos el presente y también el pasado. Lo más seguro es que también el futuro será una reconstrucción de piezas sueltas, aunque cuando es presente se trata de una realidad holística imposible de registrar a plenitud.
Hermanas gemelas, con igual destino, una es la paciencia la otra el desatino.
|