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Las luminarias del Congreso están mortecinas, sin vigor, sin viveza, sin intensidad. Las ideas decaen al ritmo de la luz. Las iniciativas se cuecen fuera del congreso, en los despacho de actividad política de partido.
El espíritu democrático nacido con la Revolución Francesa, extendido por toda Europa, aquí en España, se difumina por culpa de la confluencia del Comunismo ideológico trasnochado de la izquierda, por la miedosa adaptación del Centro Derecha, pobre, cobarde y sin el espíritu valiente de la Democracia Cristiana de Aldo Moro y por el socialismo “Sanchista”, alejado del espíritu liberal y de la prudencia activa de la Transición de Felipe González y Alfonso Guerra.
Los tres poderes de un Estado prácticamente han desaparecido, mejor dicho han sido absorbidos por la ideología totalitaria del actual Gobierno.
De arriba abajo:
El Tribunal de Garantías, más conocido como Tribunal Constitucional.
El Consejo General del Poder Judicial
El Tribunal de Cuentas es el supremo órgano fiscalizador
El Poder Legislativo
Todos ellos han sido carcomidos por un Poder Ejecutivo, incumpliendo el mandato Constitucional, según el artículo 97 de la Constitución que exige al Gobierno no el poder, sino la función ejecutiva.
La maquinaria gubernativa de un pseudo socialismo comunista populista, engrasada con la sabia pobre, cobarde e interesada de un partido Popular mortecino,nos ha dado una borrachera de corrupción cuya lista de escándalos proyectan la imagen de un país en el que la corrupción está mucho más extendida de lo que se creía.
Basta consultar Google y cerrar los ojos: ¡No puede ser!... ¡No puede ser!, pero SÍ; todo es pura realidad social con la que nos desayunamos todos los días.
Como meros ejemplillos podemos señalar algunos, quizás no los más importantes:
El Canal Isabel II de Madrid, La trama GürtelLos ERE de Andalucía,El (no) master de Cristina Cifuentes,Las carreras y el master de Pablo Casado,El chalet de Pablo Iglesias e Irene Montero,La detención de Eduardo Zaplana, UGT del Norte, PNV del País Vasco, Caso Murcia, actuación “sin nombre” en los procedimientos de compras y recompras en tiempo de Pandemia....
Bajo Moisés y rompió las Tablas de la Ley. Los gobernantes y su pueblo agazapado, se olvidaron de la DECENCIA, de la JUSTICIA, de la IGUALDAD, de la RESPONSABILIDAD, de los JURAMENTOS en el Congreso, seno del Santuario del Pueblo, de la grandeza de UNA ESPAÑA unidad, de los CRÍMINENES SIN ARREPENTIMIENTO y de lo más importante, “SOMOS POLVO y EN POLVO NOS CONVERTIREMOS”.
Llora el pueblo, culpable también por su cobardía, su conformismo y por su individualismo exacerbado; se olvidó que un pueblo sin sangre es un pueblo lánguido y mortecino.
Mañana votaremos... Con suerte reflexionaremos... Derecha, Izquierda, Más fuerte, Menos fuerte... Jamás extremismo ideológicos (millonarios casualmente).
Sólo pido lucidez, porque RECORDEMOS que en todos los conflictos históricos, a su finalización, los RICOS siguieron siendo RICOS y el PUEBLO siguió siendo POBRE, TRABAJADOR, OBEDIENTE y SIEMPRE CON LA MANO EXTENDIDA.
Un saludo, con ochenta años a cuestas no tengo la VERDAD sino la HISTORIA.
EH Bildu estaría integrada por militantes de Aralar, Alternativa, EA e Independientes, todos ellos fagocitados por la estrella-alfa Sortu, cuyo ideólogo sería el actual candidato a Lehendakari, Pello Otxandiano, quien decidió revisar la anterior estrategia de Bildu e incorporar a su bagaje político la llamada inteligencia maquiavélica.
El pasado martes mientras limpiaba uno de los patios de colegio que me toca dos veces a la semana, una niña intentaba proteger a una abeja que no podía volar cogiéndola con una hoja y la apartó para que nadie la pisara estando pendiente para ver si se podía recuperar a lo que se sumaron una compañera y un compañero. Gestos que demuestran más empatía que muchos adultos.
En la colosal vorágine de los tiempos modernos, nos encontramos enredados en un tejido de deseos y ansias desbocadas. Nos hemos convertido en una sociedad dominada por la avaricia, un apetito voraz que desemboca en la insaciabilidad. La hambruna crónica de la insatisfacción. Más y más por el mero más y más. Lejos queda la capacidad personal y colectiva de detenernos a pensar quiénes somos y echar la vista atrás para recapitular de dónde venimos.
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