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Reseña poética

Adriana Paz: desde Honduras hasta las profundidades de la ternura

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Foto 3


Adriana Paz es una ávida devoradora de historias, quien, de vez en cuando disfruta también de escribirlas. Nacida en Caracas, Venezuela, un 26 de junio de 1998, fue adoptada por Honduras en el 2011, a la edad de 12 años y desde entonces ha intentado probar que Honduras tiene nombre de poesía. Estudiante por egresar de la carrera de Psicología en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.


Se unió a Letra Ele en el año 2017, donde ha participado en eventos como “Árbol sin armar” en el año 2018 en las instalaciones del Centro Cultural España Tegucigalpa, “Los Sonidos del Silencio” en la Casa Cultural Boca Loba y “Aquí también haciendo patria” en el hostal Mitos, ubicado en La Esperanza, Intibucá.


Participó en el III Concurso Universitario de Poesía y Cuento Corto donde se hizo acreedora del tercer lugar. También participó en el evento “1000 maneras de amar”, patrocinado por OXFAM Honduras. Así como en el recital “Amor [es]” el cuál se llevó a cabo en Café Paradiso en el año 2019, el Festival “Hablemos de las Reglas” junto con la Colectiva Nosotras la Preferimos Sencilla (2022). Actualmente es una de las facilitadoras del Diplomado Adolescente “Esto no es poesía” y “Poesía por Pi”, el cual es proporcionado por Letra Ele. Es creadora de contenido digital en su Instagram sobre salud mental y contenido literario en @palabras.con98 y toma cada día como reto de añadir un poco de arte a todos los aspectos de su vida y su carrera.


La poesía de Adriana Paz es testimonial, ella cuenta desde la ternura cada batalla interna y externa a la que diariamente se tiene que enfrentar. La poeta es capaz de impregnar con belleza y profundidad cada lucha que, con rotunda hidalguía debe asumir. Entonces, desde la intimidad de su obra nos invita a conocerla y nos dice:


Presentación


Hola, soy Adriana.

Me presento: no creo en azares pero leo el horóscopo. Voy por la vida con paso somnoliento tanto que he cansado hasta la mismísima muerte.

Mis lágrimas están hechas de átomos. Mis labios son de hueso, mi risa es hueca.

Hola mi nombre...

[¿acaso importa?] es una de esas convenciones impuestas por un hombre, dijo que me amaba sus promesas eran mariposas -muertas-

Lo que me lleva al siguiente punto. Mi nombre es un silencio que ensordece, aturde. Si te miro sabrás que llevo veintiún años buscando amor entre los árboles.

-son de cenizas desmoronan cuando los toco.

Hola, mi espalda es de papel ha recorrido el mundo a tropezones se dio cuenta que no necesito ser amada -al menos no por un hombre.-

Hola, soy Adriana yo, era la sombra de un lamento timidez de algodón en un mundo,

-un sueño-

Soy Adriana, cuerpo de hojalata, -corazón de sobra, he dejado de amar a destiempo.

Soy el fénix, mi fuego es amor propio, he visto a Dios en el espejo me señaló pecadora con el dedo, -ya no le creo-


Hola, soy Adriana, y me quiero, soy veinticuatro años de historia soy heridas de los que se fueron soy diosa, soy desierto.


La escritora, también es capaz de asumir las voces de otras mujeres que todavía sienten el mundo como un pesado martillo que las destroza sin medir el dolor que les causa.Entonces, para ayudarles a aliviar algunas de sus tristezas, la poeta nos deja para continuar la lectura este hermoso poema:


A las niñas que se miran y dudan


A todas aquellas que hacen del espejo su enemigo a las que se miran y sueñan con pies más chicos, senos más grandes, cinturas mínimas

A esas que convierten el 60 - 90 - 60 en evangelio, las que buscan tutoriales para enguapecerse. O a las que van a la tienda a pedir toallas sanitarias por galletas y las esconden con vergüenza

Mi niña, el crimen es, que te abusen, que te golpeen, te quieran mantener en un cajón donde no quepan ni tus sueños ni el pelo en tus brazos, tus cabellos rizados. Que te llamen fácil por sentarte de piernas abiertas tu valor no lo mide, el ser sumisa y discreta, o si llegas de blanco a una iglesia

Tu templo lo llevas en tus muslos, tu deidad son esos ojos fuego inacabable, mañana de rocío, que te observan expectantes en el espejo.

Tu divinidad es tu sonrisa, tu ritual más sagrado; al que das lugar cada 28 días tu voz es un llamado a justicia, por tus hermanas, tus amigas.


En la obra de la poeta también hay espacio para el amor, pero el dolor entra primero,como navaja, como fuego arrasador, semejando un ángel caído, que llora con fragor de tormenta. Para finalizar, la poeta nos deja este tierno y devastador poema:


Me querías


Me querías

Entre la sombra de un beso robado rogando a gritos en el silencio.

Me querías al final de un verso no escrito reemplazado por gemidos mientras la sangre -dulce- se entumecía en tu pecho

Me quisiste en medio de guerras entre astros me querías con orgasmos de pergaminos ennegrecidos

Me querías y quería que el tiempo nos desgastara quería que me santificaras en el infierno de quererme

Y ojalá nos hubiésemos querido ojalá fuese eso suficiente ojalá lo hubiesen sabido que te quiero, que te quería que me querías, pero no lo suficiente.



Adriana Paz: desde Honduras hasta las profundidades de la ternura

Reseña poética
Omar Cruz
viernes, 24 de marzo de 2023, 10:33 h (CET)

Foto 3


Adriana Paz es una ávida devoradora de historias, quien, de vez en cuando disfruta también de escribirlas. Nacida en Caracas, Venezuela, un 26 de junio de 1998, fue adoptada por Honduras en el 2011, a la edad de 12 años y desde entonces ha intentado probar que Honduras tiene nombre de poesía. Estudiante por egresar de la carrera de Psicología en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.


Se unió a Letra Ele en el año 2017, donde ha participado en eventos como “Árbol sin armar” en el año 2018 en las instalaciones del Centro Cultural España Tegucigalpa, “Los Sonidos del Silencio” en la Casa Cultural Boca Loba y “Aquí también haciendo patria” en el hostal Mitos, ubicado en La Esperanza, Intibucá.


Participó en el III Concurso Universitario de Poesía y Cuento Corto donde se hizo acreedora del tercer lugar. También participó en el evento “1000 maneras de amar”, patrocinado por OXFAM Honduras. Así como en el recital “Amor [es]” el cuál se llevó a cabo en Café Paradiso en el año 2019, el Festival “Hablemos de las Reglas” junto con la Colectiva Nosotras la Preferimos Sencilla (2022). Actualmente es una de las facilitadoras del Diplomado Adolescente “Esto no es poesía” y “Poesía por Pi”, el cual es proporcionado por Letra Ele. Es creadora de contenido digital en su Instagram sobre salud mental y contenido literario en @palabras.con98 y toma cada día como reto de añadir un poco de arte a todos los aspectos de su vida y su carrera.


La poesía de Adriana Paz es testimonial, ella cuenta desde la ternura cada batalla interna y externa a la que diariamente se tiene que enfrentar. La poeta es capaz de impregnar con belleza y profundidad cada lucha que, con rotunda hidalguía debe asumir. Entonces, desde la intimidad de su obra nos invita a conocerla y nos dice:


Presentación


Hola, soy Adriana.

Me presento: no creo en azares pero leo el horóscopo. Voy por la vida con paso somnoliento tanto que he cansado hasta la mismísima muerte.

Mis lágrimas están hechas de átomos. Mis labios son de hueso, mi risa es hueca.

Hola mi nombre...

[¿acaso importa?] es una de esas convenciones impuestas por un hombre, dijo que me amaba sus promesas eran mariposas -muertas-

Lo que me lleva al siguiente punto. Mi nombre es un silencio que ensordece, aturde. Si te miro sabrás que llevo veintiún años buscando amor entre los árboles.

-son de cenizas desmoronan cuando los toco.

Hola, mi espalda es de papel ha recorrido el mundo a tropezones se dio cuenta que no necesito ser amada -al menos no por un hombre.-

Hola, soy Adriana yo, era la sombra de un lamento timidez de algodón en un mundo,

-un sueño-

Soy Adriana, cuerpo de hojalata, -corazón de sobra, he dejado de amar a destiempo.

Soy el fénix, mi fuego es amor propio, he visto a Dios en el espejo me señaló pecadora con el dedo, -ya no le creo-


Hola, soy Adriana, y me quiero, soy veinticuatro años de historia soy heridas de los que se fueron soy diosa, soy desierto.


La escritora, también es capaz de asumir las voces de otras mujeres que todavía sienten el mundo como un pesado martillo que las destroza sin medir el dolor que les causa.Entonces, para ayudarles a aliviar algunas de sus tristezas, la poeta nos deja para continuar la lectura este hermoso poema:


A las niñas que se miran y dudan


A todas aquellas que hacen del espejo su enemigo a las que se miran y sueñan con pies más chicos, senos más grandes, cinturas mínimas

A esas que convierten el 60 - 90 - 60 en evangelio, las que buscan tutoriales para enguapecerse. O a las que van a la tienda a pedir toallas sanitarias por galletas y las esconden con vergüenza

Mi niña, el crimen es, que te abusen, que te golpeen, te quieran mantener en un cajón donde no quepan ni tus sueños ni el pelo en tus brazos, tus cabellos rizados. Que te llamen fácil por sentarte de piernas abiertas tu valor no lo mide, el ser sumisa y discreta, o si llegas de blanco a una iglesia

Tu templo lo llevas en tus muslos, tu deidad son esos ojos fuego inacabable, mañana de rocío, que te observan expectantes en el espejo.

Tu divinidad es tu sonrisa, tu ritual más sagrado; al que das lugar cada 28 días tu voz es un llamado a justicia, por tus hermanas, tus amigas.


En la obra de la poeta también hay espacio para el amor, pero el dolor entra primero,como navaja, como fuego arrasador, semejando un ángel caído, que llora con fragor de tormenta. Para finalizar, la poeta nos deja este tierno y devastador poema:


Me querías


Me querías

Entre la sombra de un beso robado rogando a gritos en el silencio.

Me querías al final de un verso no escrito reemplazado por gemidos mientras la sangre -dulce- se entumecía en tu pecho

Me quisiste en medio de guerras entre astros me querías con orgasmos de pergaminos ennegrecidos

Me querías y quería que el tiempo nos desgastara quería que me santificaras en el infierno de quererme

Y ojalá nos hubiésemos querido ojalá fuese eso suficiente ojalá lo hubiesen sabido que te quiero, que te quería que me querías, pero no lo suficiente.



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